Mujeres y su “incapacidad laboral”

Desde que comencé mi vida laboral, hace ya muchos años, llevo oyendo proclamas por parte del sector más de izquierdas de nuestro país sobre que las mujeres somos iguales en derechos y obligaciones que los hombres (vea las manifestaciones del 8M), que somos iguales. Pesados en repetir, proclamar y hasta gritar, algo que por ley está asumido hace muchos años.

Bueno, es una bonita frase que considero, eso sí, demagógica, pero que queda en todos los ámbitos donde la utilicemos estupendamente.

Desgraciadamente sabemos que esto es harto complicado, primero, porque partiendo de la base fisiológica y natural las mujeres no somos iguales a los hombres. No hablo a nivel civil ni mucho menos a nivel laboral y tampoco intelectual, ya que actualmente estudian más carreras universitarias las mujeres que los  hombres.

Las mujeres, desde siempre, nos hemos encontrado con varios hándicaps, el primero y fundamental la maternidad y su consabida baja. Inexcusable esta circunstancia e inexorablemente unido al sexo femenino. Resulta que quienes concebimos (eso sí, con una pequeña ayuda), gestamos y alumbramos a la humanidad somos las mujeres. El segundo hándicap que se nos ha planteado en estos días (gracias al Ministerio de Igualdad) va unido a nuestro sistema reproductivo, la famosa, y porque no decirlo, engorrosa y muchas veces dolorosa menstruación, la regla.

Por obra y gracia de nuestra ministra sabelotodo del sexo femenino Irene Montero, salvadora de la mujer débil (y necesitada de leyes que la protejan), nos deja esta bonita proposición, a modo de anteproyecto de la reforma de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva, para las mujeres con menstruaciones dolorosas, bajas laborales de tres días (prorrogables a 5 días), cuyo coste será asumido por el Estado.

 No dudo que existan muchas féminas con dolor durante la regla, según estudios avalados por Sociedades Ginecológicas, un 15% de mujeres que sufren dismenorrea (término clínico con el que se designa al dolor menstrual), pero eso ha ocurrido siempre, y siempre hemos tenido a mano antiinflamatorios para aminorar estas circunstancias.

La mujer es un ser fuerte, que lleva avanzando y derrotando barreras laborales desde hace ya muchos años. El género femenino en este siglo XXI se está empoderando, ha estudiado y se ha preparado, sufriendo a su paso, muchas veces, los problemas de conciliación de vida laboral y familiar, y aquí meto la maternidad, circunstancia inherente a la propia vida y que ya nos hace perder puntos en los puestos laborales superiores. Puntos que nos hacen luchar a contracorriente y a base de horas para conseguir lo que el género masculino se le regala por nacimiento. No me hablen de que somos el sexo débil, porque eso ya no cuela.

Nos ha costado muchos sacrificios llegar al punto en donde nos encontramos, y aún nos queda mucho por llegar a ser comparadas laboral y económicamente a nuestros compañeros (y sin embargo amigos) los hombres.

Flaco favor hace la ministra Montero a su género, visionándolas con su ley (a la que ella considera protectora) frágiles para el conjunto de la sociedad. De nuevo nos toca asumir el rol de la debilidad.

Vuelvo a repetirlo somos fuertes, estamos avanzando y queremos avanzar más, queremos ser iguales laboralmente, para ello ya llevamos mucho tiempo sacrificando labores, familia y tiempo. También, por qué no decirlo, tirando de antinflamatorios en más de una ocasión para esas reglas puñeteras.

Porque digo yo, ¿qué empresario español, ante iguales circunstancias va a contratar a mujeres en vez de hombres?

Pongo un simple ejemplo: Un empresario hostelero contrata para su sala a dos chicas camareras, es su único personal de sala. Resulta que en un fin de semana con el local lleno de reservas una de ellas sufre con una regla dolorosa y llama por la tarde del viernes para informar que no ira en todo el fin de semana (o quizás más) al trabajo. Imagínense esto cada 27 días, más o menos, y figúrense que coincide también con la otra camarera… Desastre total, perjudicando de manera morrocotuda al local donde trabajan.

Solución: Los/as empresarios/as comenzaran a contratar a hombres.

Gracias Señora Montero por el impulso tan grande y poderoso que acaba de darnos. Para ayudas como esta mejor no haga nada, no va a haber quién nos contrate, pague la baja laboral el Gobierno o el San Gobierno.




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