Lorenzo Serra Ferrer parece tener la piedra filosofal del Real Betis. Llegó por vez primera un 28 F de 1994 con el equipo hundido en la mediocridad de la Segunda división -era octavo, a diez puntos del Espanyol y a seis del Compostela, que ocupaba la segunda plaza de ascenso directo, cuando las victorias aún valían solo dos- y lo subió como un rayo a Primera, para dejarlo en el podio liguero solo un año después -tercero- y construir luego el mejor Betis de las últimas décadas que en la 1996/97 desplegó un fútbol de muchísimos quilates, acabó cuarto y disputó su segunda final de la Copa del Rey, veinte años después de la primera, ganada al Athletic Club en el Vicente Calderón.
Volvió en 2004, tras un lapso de siete años, y de nuevo sacó al equipo verdiblanco de la vulgaridad para hacerlo campeón de Copa en 2005 y clasificarlo otra vez cuarto para disputar por vez primera la Liga de Campeones. En las dos ocasiones fue llegar y pegar.
En esta tercera algunos tenían serias dudas porque el balear, alejado ya hace varios años de los banquillos, no venía para entrenar sino para poner orden en la parcela deportiva desde los despachos, donde ciertamente no le habían funcionado bien las cosas en el Mallorca.
Es pronto para aventurar lo que dará de sí el Betis en esta larga temporada que no ha hecho más que empezar, pero está claro que los aciertos del balear en la planificación deportiva de la temporada han sido rotundos. Empezando por el entrenador, Quique Setién, que en apenas un par de meses ha conseguido que el equipo asimile sus ideas y practique un fútbol vistoso y efectivo como como hace años no se recordaba por estos lares.
Parece que Lorenzo Serra, otra vez, lo ha vuelto a hacer: llegar y pegar. Ha revolucionado la plantilla con diez fichajes y casi veinte bajas y gracias a la buena dirección de Setién desde el banquillo a este Betis, por cómo juega, no lo conoce ni la madre que lo parió. El arranque liguero pintaba duro y lo ha superado con notable alto. Ahora tiene tres de sus próximos cuatro partidos en el Benito Villamarín, donde la comunión con la afición es extraordinaria, y si los saca adelante puede firmar unos registros iniciales solo superados cuando ganó la Liga en la 1934/35.
2 Comments
Pepe, que Serra llegó al Betis en el 93 y no en el 94…
No Antonio, llegó en febrero de 1994