Antonio el Bailarín y la bacteria asesina (II)

Antonio el Bailarín y la bacteria asesina (I)

Ya he contado que parte de los trajes de escena de Antonio que estaban en el Teatro Lope de Vega, estuvieron a punto de ser quemados al creer el Ayuntamiento de Sevilla que estaban atacados por una bacteria contagiosa. La bacteria fue denunciada por una sastra que dicen que cuando estaba restaurando los trajes del artista se contagió al pincharse con un alfiler. La misma sastra, queriendo salvar la prueba bacteriana para sustentar su demanda, parece que impidió que los trajes se llevaran a la tintorería. Los trajes, entre los que están piezas de vestuario de “El Amor Brujo” se han salvado de la quema pero siguen en un almacén municipal, en bolsas de plástico para ropa – de esas que venden en los chinos – que se están rompiendo, y los trajes se están llenando de moho. Contenta debe de estar, esté donde esté, Ana Ruiz Vola, la sobrina del bailarín que cedió todos esos trajes de escena, junto con un piano pintado por Antonio, unos cuadros y algunas cosas más que están deteriorándose en el cuartucho donde están metidos.

La parte del legado de Antonio que está en poder del Ayuntamiento sevillano está pudriéndose poco a poco y la que compraron el Estado y la Junta de Andalucía, sigue en cajas. El Estado compró en 2000 ese legado, ejerciendo su derecho de retracto o tanteo en una subasta en la sala Durán y para, según dijeron, entregarlo a la Junta de Andalucía, que fue la que desde su Consejería de Cultura indujo esta compra. En 2000 la Consejera de cultura andaluza era la egabrense Carmen Calvo Poyato, quien en 2004 pasó a ser Ministra de Cultura y en consecuencia es la responsable, en primera instancia, de la disgregación del legado de Antonio El Bailarín al que las cinco (5) instituciones entre las que se haya repartido denominan Fondo Antonio Ruiz Soler.

Las cinco instituciones que se reparten el legado de Antonio comprado en Durán por el Estado son:
– Archivo Regional de la Comunidad de Madrid
– Museo Nacional del Teatro de Almagro
– Centro Andaluz de Documentación del Flamenco
– Museo de arte Contemporáneo de Sevilla
– Ayuntamiento de Sevilla

Digo cinco instituciones pero puede que haya alguna más, porque con esta gente nunca se sabe por dónde puede acabar la cosa, pues son tan inoperantes y desahogados que el Fondo de Antonio El Bailarín que compró la Junta de Andalucía, y que está en el Centro Andaluz de Documentación del Flamenco, sigue en cajas y aunque está digitalizado no está en le web de dicho Centro, por lo que a todos los efectos es algo así como un sumario secreto de cerca de ocho mil fotografías, numerosos documentos gráficos de revistas, diarios, programas de mano y algo muy importante, escenografías. Documentos sonoros ya sabemos que no porque al representante del Estado en la subasta de 2000 no le interesaron y los compró un particular especialista en música y en flamenco quien transcurridos veinte un años de aquella subasta aún se enfada al recordar el absurdo en inculto criterio que siguió el Ministerio de Cultura en su compra del legado de Antonio. Del criterio seguido por la Consejería de Cultura de la señora Calvo hay mucho que decir. Hoy lo dejo aquí no sin apuntar que del vestuario de los ballets de Antonio, la Calvo solo compró una chaquetilla.

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