Al Alba

Como suele ocurrirnos a todos, es habitual que vaya caminando sin fijarme en detalles de las construcciones que voy dejando atrás, muy ocupado en llegar puntual a una cita o en aprovechar al máximo el tiempo, pero aquel día reparé en un rótulo de la calle Relator del que antes no me había percatado: “Centro Al Alba”.

Lo primero que me vino a la mente fue la canción que compuso Luis Eduardo Aute para Rosa León cuando los últimos fusilamientos del régimen franquista en septiembre de 1975, pero también lo asocié al amanecer, al paso de las tinieblas a la luz, ese momento que anuncia que la noche ya ha terminado pero que no muestra todavía la íntegra claridad del día.

Pude averiguar que se trataba de la sede de un proyecto social inspirado en el espíritu de la congregación de las hermanas Oblatas del Santísimo Redentor, con más de sesenta años de historia (comenzaron su labor en Sevilla al día siguiente de la inundación del Tamarguillo en 1961) y que tiene como objeto escuchar, acoger y acompañar a mujeres que desean salir de situaciones de injusticia, exclusión y vulneración de sus derechos, sobre todo las que han caído en las redes de la prostitución. Se les concedió la medalla de la ciudad de Sevilla en 2019.

De hecho, la congregación de las Oblatas fue fundada por Antonia María de Oviedo (Lausana 1822 – Ciempozuelos 1898), hija de madre suiza y padre sevillano, educadora de las tres hijas de la regente María Cristina de Borbón, como narra la película “Si todas las puertas se cierran”, estrenada en Sevilla en abril pasado. La primera casa de acogida se abrió en Ciempozuelos (Madrid) en 1864, y allí iban mujeres que habían sido víctimas de abusos o que se habían quedado embarazadas cuando servían en casas de la nobleza y a las que expulsaban para acallar los rumores. 

Hoy en día las Oblatas están en 16 países, y en Sevilla disponen del centro al que me refiero. El prototipo de mujer que acude en busca de ayuda suele ser el de una inmigrante que realiza un largo viaje desde su localidad de origen, engañada con falsas promesas de trabajo o de un supuesto novio que conoce por internet, o el de aquella que no llega a final de mes y se ve abocada a buscar dinero como sea para enviar a su familia de origen. La cifra anual está en torno a 300 o 350 casos, y va en aumento.

La expresión “trata de blancas” ha quedado anticuada y su uso es desafortunado, pues surge a finales del siglo XIX y comienzos del XX para referirse a la prostitución femenina de raza blanca, mientras que la explotación de mujeres de otras razas no se contemplaba por venir de una larga historia colonial y de esclavitud en todo Occidente. Es importante sustituir esta expresión por la más correcta de “trata de personas”, la forma moderna que ha tomado el viejo fenómeno de la esclavitud en nuestro tiempo.

El 72 % de las víctimas de trata son mujeres y niñas, como revelan los datos de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, informe anual 2022), las guerras han aumentado la vulnerabilidad de estas personas, y entre otras consideraciones, se observa como la calle ya no es el primer espacio donde se buscan “clientes”, sino que ahora la superan los apartamentos, los bares de copa, las saunas, los hoteles y los clubes de alterne.

Para nuestra vergüenza, España es el primer país de Europa y el tercero del mundo en demanda de prostitución. Para colmo, Andalucía encabeza todos los indicadores recogidos en el Balance Estadístico de 2022 sobre Trata y Explotación de seres humanos en España elaborado por el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el crimen organizado.

En nuestra comunidad autónoma fueron 1.228 las víctimas de explotación sexual contabilizadas durante los últimos cuatro años, según el balance del Centro de Inteligencia; 186 el número de personas arrestadas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad entre 2018 y 2022 en la comunidad andaluza por este delito, y tres los casos detectados por “matrimonios de conveniencia”, por lo que fueron detenidas once personas.

La andaluza también es la comunidad con mayor número de personas en situación de riesgo en este ámbito, con diferencia respecto al resto, con un total de 6.139 casos en los últimos cuatro años, de los que 1.233 fueron detectadas en 2022. Centros como Nuevo Hogar Betania, premio Princesa de Gerona 2019 en la categoría social, lleva atendidas 10.674 víctimas desde su fundación en 2011.

Creo en la sociedad civil como impulsora de proyectos, antes que en la Administración Pública, por eso les animo a colaborar con estas instituciones (centroalalba@centroalalba.org y trabajo@nuevohogarbetania.com) porque serán bien recibidos por poco que puedan aportar. Vayamos tras ellos, porque, al fin y al cabo, las prostitutas nos precederán a muchos en el Reino de los cielos.

Alberto Amador Tobaja: aapic1956@gmail.com




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1 Comment

  1. José Antonio Molino dice:

    Interesante artículo Alberto. Primero por dar a conocer otra más de las instituciones que hacen una labor callada de ayuda, en este caso a mujeres y que, seguro que consiguen más que cualquier programa de ayuda oficial que destina los fondos con prioridad al enriquecimiento de los propios que lo “organizan “.

    Pero también muy preocupante el dato que aportas sobre la demanda de prostitución, explotación sexual, etc en Andalucía. Es un hecho lamentable, que sin duda merece un estudio más profundo en cuanto a las causas del mismo.

    Pero no es poco el poder dar difusión y que sepan estas cosas. Con permiso comparto

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