Sanidad ha ido dando pasos al frente, poco a poco, relajando las medidas impuestas para frenar la pandemia. A principios de este mes quitó la obligatoriedad de guardar aislamiento a las personas no vacunadas que fueran contactos estrechos por Covid, posteriormente se eliminó el uso obligatorio de las mascarillas en zonas exteriores, y para un futuro no muy lejano, baraja quitar la mascarilla en interiores.
Por las buenas cifras actuales de “incidencia acumulada”, y con pocos titulares sobre el Covid, se une a los grandes titulares que colapsan las portadas de todos los diarios en estos días, noticias importantes y preocupantes como la cruenta guerra en Ucrania, la huelga de transportistas, o la subida de la electricidad, el gas, la gasolina… haciendo que los titulares sobre la bajada de incidencia del Covid pierdan importancia.
Está claro que las noticias se van sucediendo rápidamente y el Covid, por sus bajos índices en estos últimos meses, ha pasado a un segundo y casi tercer plano de la actualidad.
Esta semana se colaba la noticia de que La Comisión de Salud Pública, integrada por los directores generales de Salud Pública del Ministerio de Sanidad y de las comunidades autónomas, anunciaban que a partir del próximo lunes (una vez se compruebe que todos los indicadores pandémicos siguen en riesgo bajo) entrará en funcionamiento una nueva “Estrategia de vigilancia y control frente a la covid-19”
La explicación de todos los cambios que propone el documento está en si la persona contagiada presenta o no síntomas de la enfermedad. Para los ciudadanos que den positivo al Covid y este se presente de manera asintomática o tenga síntomas leves ya no tiene obligación de confinarse.
La eliminación de las cuarentenas en los positivos asintomáticos y casos leves, es la novedad principal, de esta resolución de la Comisión de Salud Pública.
El contagiado podrá ir a trabajar incrementando las precauciones y, sólo en caso de aparecer o bien agravarse los síntomas de leves a moderados y necesitar una baja laboral, deberá llamar a su centro de salud y/o a su médico, será el médico de familia el que tome la decisión de si hay que hacer reposo domiciliario, y en su caso le recomiende una baja laboral y con ello un aislamiento.
Es el primer paso, desde que comenzó hace dos años la pandemia, en donde se comienza a tratar el Covid como una enfermedad común más, ya que la comunidad científica afirma que el virus se quedará como una enfermedad más entre la población.
Por contra, seguirá siendo obligatoria la cuarentena (se reduce a cinco días el tiempo de aislamiento), en los casos graves y la población de riesgo, como pueden ser los mayores de 60 años, embarazadas e inmunodeprimidos. Estas medidas también se aplicarán al personal sanitario.
Con estas nuevas medidas también dejarán de ser obligatorias las pruebas y test (menos a personas con síntomas graves y población de riesgo). Desaparecen los cribados en los hospitales. Toda esta estrategia se justifica desde Salud Pública por “los altos niveles de inmunidad alcanzados en la población española han determinado un cambio en la epidemiología del coronavirus que apoya la transición hacia una estrategia diferente”.
Todas estas nuevas medidas se mantendrá siempre y cuando los indicadores de presión asistencial sean menores a un 5% de camas ocupadas en hospitales y menores a un 10% en las UCI.
España es un país modélico en cuanto a índices de población vacunada, y por ello debemos de felicitarnos. Esperemos que no tengamos ninguna ola más y podamos llegar con estas medidas a una normalidad igual o mejor que en la época pre-covid.
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