“Murillo y Figueroa. Espacios compartidos”. Conferencia de Honorio Aguilar

Resumen de la Conferencia ofrecida por el arquitecto Honorio Aguilar en el V Congreso de Historia, Mitos y Leyendas en el Real Alcázar de Sevilla.

Tal vez existió relación entre el maestro Murillo y el joven arquitecto Leonardo de Figueroa. Suposición basada en la coincidencia temporal de los últimos años de vida del pintor como hermano y asesor de la Hermandad de la Caridad con el recientemente nombrado maestro mayor de obras del Hospital de la Caridad en 1678, hasta el fallecimiento del pintor en 1682. Surge un entramado de posibles relaciones, influencias maestro-discípulo, solape generacional, evolución teórico-estética y metodológica.

No tenemos conocimiento de la existencia de documentos sobre esta posible relación, sí existen entre Juan de Valdés Leal y Leonardo de Figueroa en 1679 cuando se interrumpen los trabajos de decoración pictórica de la iglesia de San Jorge perteneciente al Hospital de la Caridad debido a las enormes grietas aparecidas en la estructura de la iglesia, por lo que se convoca a Leonardo como maestro mayor de obras de la Caridad, el de fábricas de la ciudad Francisco Moreno, el de albañilería de la ciudad Juan Domínguez y el del Cabildo catedralicio Esteban García.

Miguel de Mañara, ilustre sevillano nacido en 1627, fue elegido hermano mayor en 1663 lo cual agilizó las obras e incluso reformó los planos iniciales de Pedro Sánchez Falconete de 1645, anteriores a la gran epidemia de peste de 1649, y encargó la fachada a Leonardo de Figueroa. Los planos iniciales de la iglesia, atribuidos en el XIX a Bernardo Simón de Pineda, autor del retablo, posteriormente lo fueron a Falconete según López Martínez, como años más tarde Diego Angulo aportó que los patios fueron ejecutados entre 1678 y 1782 por Francisco Rodríguez Escalona, aunque estos no se terminan hasta 1721. Para el profesor Teodoro Falcón las trazas son atribuidas a Esteban García, maestro mayor de la catedral pues desde 1667 al estar enfermo Juan Gómez, que comenzó las obras de la iglesia, fue sustituido por este. Por otro lado son habituales en el equipo de Esteban García, maestro mayor de la Catedral, Bernardo Simón de Pineda (retablos) y Francisco Rodríguez Escalona (cantero). Sin embargo según el arquitecto José Manuel Higuera Meléndez, gran investigador sobre Leonardo de Figueroa, en el cabildo de 8 de octubre de 1679 figura Leonardo de Figueroa como maestro mayor de las obras del Hospital de la Caridad.

 

La torre de la iglesia, gran aportación del profesor Teodoro Falcón, sin duda es obra de Figueroa, sustituyendo a una anterior (la campana está fechada en 1696) y el proyecto inicial proyectaba espadaña, custodiado en el Archivo general de Simancas, emulando la antigua ermita de San Jorge. El hermano mayor de la Caridad en 1721, Cavalleri (familia de la capilla funeraria situada en el Convento de San Agustín con diferentes obras de Murillo actualmente alguna de ellas conservadas en el Museo de Bellas Artes) informa de la ruina de la existente y presenta el proyecto de Figueroa junto a Francisco Martín. Curiosamente el mismo año que presenta capilla para San Telmo y que finalmente ejecuta Leonardo de Figueroa tras presentar una oferta a la baja. Francisco Rodríguez tenía relación con la Cofradía del Gran Poder, al inspeccionar una solar para la misma con anterioridad.

Como indica Pedro Martínez Lara, la figura de Leonardo de Figueroa es sin duda una de las más sobresalientes de todo el panorama arquitectónico del Barroco sevillano. Su periodo de actividad abarca desde 1672 hasta el mismo año de su fallecimiento en 1730. Su capacidad creativa, junto con su maestría al frente de toda una saga de arquitectos con el mismo apellido, que inician sus hijos Ambrosio y Matías, y culmina su nieto Antonio Ambrosio.

1654, es además de la fecha del nacimiento del arquitecto la presentación de la obra El Triunfo de San Hermenegildo para la iglesia del Convento de los Carmelitas Descalzos de Madrid, hoy iglesia de San José de la calle Alcalá, donde se inicia la Gran Vía. Una obra de Francisco Herrera el Mozo, (Sevilla, 1627 – Madrid, 1685), Pintor y arquitecto, hijo del pintor homónimo llamado el Viejo -artista importante y personal en el primer naturalismo sevillano, que tras su viaje a Italia, con sus influencias y aprendizaje, convulsiona la apreciación de la pintura en Madrid. Fue enorme la expectación que suscitó este cuadro. En 1658, año en que Murillo estuvo en Madrid, se tiene certeza de este viaje y no de otro de 1642, el pintor conoció la obra de Herrera el Mozo y transformó su pintura…

En 1677 fue nombrado Maestro y Trazador Mayor de las obras reales y en su condición de arquitecto se le encomendó la revisión de las trazas dadas por Felipe Sánchez para la Basílica del Pilar de Zaragoza, aprobadas por el cabildo en 1679. Con las modificaciones introducidas por Herrera las obras comenzaron el 25 de agosto de 1681.

Decía Covarrubias en su Tesoro de la lengua castellana o española (1611) que arquitecto vale tanto como maestro de obras el que da las traças en los edificios, y haze las plantas, formándolo primero en su entendimiento. Es decir, aunque tiene un componente eminentemente práctico, la arquitectura surge primero en el intelecto, siendo más importante entonces la idea original.

Herrera el Mozo concibió una nueva basílica con cúpula en su centro, exedras en los lados menores, …un nuevo tipo que pudo influir en la posterior obra de Leonardo, al igual que influyó en Murillo, especialmente en su proyecto para San Luis de los Franceses, que plantea una perfecta fusión de la traza barroca a la romana, en relación con la Iglesia de dedicada a la Agonía de Santa Inés en la romana plaza Navona proyectada por Borromini y Rainaldi.

Además del Hospital de la Caridad coincidieron en los Venerables aunque la entrada del arquitecto en 1685, terminando la fachada de la iglesia y escalera además de algunos de los elementos de la iglesia y patio, fue posterior al fallecimiento del pintor. En Santa Catalina, junto a la soberbia capilla Sacramental proyectada por Figueroa y terminada por sus descendientes se ubicaba el célebre cuadro de Santa Catalina de Murillo, que tras recorrer distintas colecciones privadas de Suiza e Inglaterrra terminó adquiriendo la Fundación Focus Abengoa y actualmente se encuentra en el Hospital de los Venerables.

En la Magdalena les une la collación en la nació el pintor (su casa natal estaba próxima al ábside la iglesia del Convento de San Pablo el Real, hoy parroquia que sustituye al primitivo templo mudéjar ubicado en la plaza del mismo nombre donde el pintor fue bautizado) y la intervención de Leonardo en el antiguo convento también  mudéjar que finalmente albergó la parroquia. Lo más destacado de este monumental edificio es la consagración de los modos decorativos de Figueroa, a base de ladrillos cortados, barros cocidos, cerámica de colores e imaginativos repertorios de motivos extraídos de las fuentes grabadas, especialmente de Dierterlin. Es llamativo el medallón de jaspes de la fachada lateral de la capilla de la Hermandad de la Quinta Angustia, donde utiliza de forma magistral su peculiar lenguaje.




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