Si nos remontamos al inicio de la Democracia Española, cuando se legalizan los partidos políticos en 1977, el PSA es incuestionable que fue primer representante del andalucismo político. Este partido ya legalizado tenía un grupo de dirigentes destacados en diversas facetas políticas y sociales que cubrían distintas áreas, los citamos a continuación, sin que la lista sea exhaustiva. Los principales ideólogos y pensadores del PSA fueron José Aumente (psiquiatra) y José Calvo Poyato (historiador y exalcalde de Cabra), ambos cordobeses, y en el área de la economía el sevillano Salvador Pérez Bueno (prestigioso economista). En el plano de la reivindicación del andalucismo histórico y la recuperación histórica de la figura de Blas Infante destacaron Enrique Hiniesta Coullaut y José María de los Santos López, ambos sacerdotes sevillanos. En la estrategia política y poniendo cara al Partido en la prensa estaban las autorizadas voces de Miguel Ángel Arredonda (ingeniero, malagueño de adopción), Juan Carlos Aguilar (prestigioso abogado sevillano) y por supuesto el líder omnipresente y fundador del partido Alejandro Rojas-Marcos.
Francisco José Barragán de la Rosa es un profesor jubilado de Química que ha desarrollado su vida profesional como profesor e investigador de la Facultad de Químicas de la Universidad de Sevilla. Desde finales del año 1980 se integró en el PSA como militante en la Agrupación del partido de Sevilla, aunque vivía en Coria no es hasta la muerte del fundador y dirigente del PSA de Coria D. Jaime Vázquez Fernández (aprox. en 1984) cuando empieza a desarrollar su acción política en Coria del Rio.
El partido tenia sede y había mantenido una lánguida acción política en Coria desde las elecciones municipales de 1979, las primeras de la democracia. Cuando nuestro entrevistado a instancia de los cuadros de Sevilla empieza a militar en Coria, comienza a ejercer el liderazgo sobre este partido, aunque formalmente nunca ejerció como secretario local, de facto vino a sustituir a la figura del fallecido D. Jaime Vázquez. En las segundas elecciones municipales de 1983 el PSA presenta una candidatura electoral de bajo perfil de tal manera que no obtiene tampoco representación de ningún concejal. Eran los tiempos de la primera legislatura de Felipe González en los que el PSOE arrasaba en todas las elecciones y por supuesto en Coria. El PSA coriano desde 1984 pierde la ilusión inicial, hasta que en vista de los pocos frutos políticos y el estado de postración de la extensa como inoperante militancia andalucista, en 1987 el partido cierra su sede y se da por disuelto en Coria.
Entretanto, Francisco J. Barragán de la Rosa se casa y traslada su militancia de nuevo a Sevilla donde toma residencia. No obstante, participa como apoderado del PA en los procesos electorales en los distintos colegios de votación de Coria. Intenta una vez sin éxito recomponer el partido a nivel local en Coria con una militancia completamente nueva.
No es hasta 1990 cuando él actúa como catalizador de la refundación del PA en Coria del Rio, reuniendo a un conjunto de personas la mayoría que no habían tenido nunca militancia pero simpatizaban con el partido. Este grupo de personas se autoorganizan con apoyo y ayuda logística del Comité Provincial del partido en Sevilla para presentar una buena lista electoral en las cuartas elecciones municipales de la democracia, de 1991.
Francisco, tras haber puesto la mecha al proceso de refundación del partido deja todo en manos de las personas que apoyaban la candidatura, por razones personales y profesionales se desvincula de la militancia activa y del proceso de autoorganizacion, encabezado por Francisco Villar como candidato a la alcaldía de Coria, comicios en los que se obtienen los primeros cuatro concejales andalucistas y el PA a partir de ese momento pasa a encabezar la oposición a un PSOE todavía sobradamente preponderante en el Ayuntamiento coriano. El PA sobrepasa al PCA-IU y desde entonces, mantuvo unas perspectivas de crecimiento electoral y gran influencia en la acción política local que se vieron confirmadas en las sucesivas elecciones municipales.
– ¿Cómo fue la candidatura del PSA en Coria a las elecciones municipales de 1979 y quien era su candidato José Gómez Méndez?
– José Gómez Méndez era irrelevante, ya que al igual que Juan Carranza eran candidatos parapetos de Don Jaime Vázquez Fernández que figuraban en tercer lugar de la lista, aunque yo no estaba en el PSA en ese momento, ya que mi historia política es algo posterior, empezando mi militancia en el PSA a finales del año 1980, cuando me inscribo como militante en la sede central de Sevilla porque pasaba allí la mayor parte del tiempo aunque vivía aquí, estando al margen del partido en Coria.
Entré en el PSA porque partía de un pensamiento cristiano que seguía los principios del Concilio Vaticano II, que señala que el cristiano debe estar incrustado dentro de la sociedad y contribuir al bienestar de la sociedad en su conjunto, a lo que se sumaba mi interés por la política y por todo lo que acontecía en una España convulsa que da los primeros pasos hacia la democracia, lo que me llevo a plantearme qué opción política era más conveniente, y al ver la situación de subdesarrollo económico y social de Andalucía y la puesta en marcha del Estado autonómico, teniendo Andalucía una fuerte identidad cultural pese a estar atrasada en lo político, me llevó a pensar que lo más conveniente era un partido de corte regionalista y socialista.
Don Jaime Vázquez Fernández (que era el líder y factótum del PSA en Coria) pretendía en mi opinión no salir elegido concejal y si salía elegido, que, al menos, fuese con arropamiento, ya que su situación personal no era la más idónea al tener su reputación dañada en Coria. En la década de 1960 creó en el municipio la Cooperativa Coriana del Transporte en la que D. Jaime participó de manera relevante. Todo surge a partir de 1964 cuando dejaron de funcionar los tranvías de Coria a Sevilla, quedando la prestación en manos la línea de autobuses de Tranvías de Sevilla, que en Coria se llamaban “los Coloraos”. El servicio de autobuses adolecía de los mismos problemas que en los antiguos tranvías por la mala práctica empresarial de sus propietarios de la familia Suárez: daban fallos contínuos, cobraban mucho y pagaban poco a los trabajadores, mientras que los usuarios (en su mayoría) hacían el desplazamiento para ir desde Coria para trabajar o acudir al ambulatorio a la Seguridad Social en Sevilla sufrían de un servicio malísimo e irregular. En este contexto, partiendo de la idea del Franquismo de crear cooperativas, Don Jaime creó la Cooperativa del Transporte, que fracasó por la oposición que le hizo la Administración franquista a través del secretario de gobernador civil de Sevilla, Mario López Rodríguez que poseía una gran finca de recreo pegada al barrio coriano de La Blanca Paloma.
Se corrió la voz de que la Junta Directiva que dirigía Don Jaime malgastó dinero de la cooperativa, aunque en realidad lo que hizo fracasar a la cooperativa fue la corrupta competencia de Tranvías de Sevilla. Por el anterior precedente el buen nombre de D. Jaime se vio afectado, ello dio lugar a que muchos viesen al PSA como poco fiable al estar D. Jaime a su frente. Sin embargo el PSA provincial confió en él por ser una persona muy preparada y con gran perspicacia política. Su profesión, lo que hoy es equivalente a Graduado Social le ofrecía mucha popularidad al arreglar muchas pagas y muchos corianos estaban muy agradecidos a él. Esa notoriedad y capacidad para atraer militantes de las capas más humildes de Coria fue la causa de que en 1977 cuando se legalizan los partidos, el PSA le ofreciese dirigir la Agrupación Local de Coria.
La sede del partido en Coria estaba al final de la Avenida Primero de Mayo (donde hoy hay un estanco de tabacos), y quien tenía el compromiso político era Don Jaime y no quienes le acompañaban en la candidatura del PSA de 1979, pues los militantes que no tenían mucha cultura política.
Lo más destacado de D. Jaime es que lanzó panfletos, mientras el PSOE, el PCE, AP y Candidatura Independiente Coriana callaban (UCD ya no existía en Coria). Me refiero a que ninguno movió nada contra la ocupación de un gran cacho de la Dehesa de la Atalaya de Coria en favor de la cooperativa de vaqueros y ganaderos. Así se podría decir que la parte más valiosa de la finca acabó en manos de una cooperativa de ganaderos de Bellavista y Dos Hermanas en la que Felipe González Helguera (padre del expresidente del gobierno) ocupaba un puesto de peso. Quien sólo actuó ante estos hechos fue D. Jaime, lanzando panfletos y convocando manifestaciones, pero el ayuntamiento a partir de los mandatos de Carlos Yáñez y luego Francisco Nieto, dejaron pasar las causas judiciales.
Don Jaime falleció en 1982, dejando un gran vacío en el PSA de Coria, y la dirección provincial me pidió que fuera a Coria a poner en orden la situación, y acepté, acudiendo a la sede para ver a la militancia, que en su mayoría estaban más apegados que a la política al bar que a la militancia (ya que el vino era más barato que en otros sitios y tenían allí su ambiente). Estos militantes se limitaban a pegar los carteles, y pese a tener más de cincuenta militantes, sólo había cinco o seis personas válidas, de modo que la mayoría se circunscribían a integrarse en las listas o estaban allí por compromiso con D. Jaime, pero no estaban implicadas ideológicamente. Un poco antes de llegar yo a la sede coriana, ya algunos se habían pasado al PSOE o se fueron a sus casas sin darse de baja, cuando quise contar con estos “desaparecidos” me indicaron que no querían saber nada del partido.
La gran mayoría de los militantes del PSA en Coria no tenían estudios, por lo que toqué a gente con cierto nivel cultural, pero no quisieron sumarse, y en Coria, necesitábamos una candidatura y para ello, el PSA debía tener presencia en buena parte de los barrios no sólo en la parte de “arriba” San José, pero como yo tenía una beca postdoctoral de un año para irme a investigar a Alemania, sin saberlo, busqué a dos candidatos como parapetos como antes hizo Don Jaime: siendo el primero (como candidato a la alcaldía en 1983) el futbolista Manuel Chacón (que, por cierto, no quería hablar en público) y en segundo lugar, una chica.
Yo no quería comprometerme a ser el primero de la lista porque tenía un prestigio en Coria y no quería defraudar a los vecinos, como le pasó luego a Carlos Yáñez que estuvo ausente mucho tiempo de la alcaldía que ganó mayoritariamente en las urnas. Ese fue el motivo por el que quería ponerme en un puesto en el que no fuera a salir y no ir contra mi futuro profesional porque necesitaba promocionarme como profesor e investigador químico, pues me consideraba una persona muy responsable frente a mis vecinos. Nosotros aspirábamos a uno o como mucho dos concejales, yo iba el tercero y nos quedamos sin ninguno.
– ¿Cómo y por qué se refundó el PA en Coria en 1990? ¿Cuál fue el proceso de refundación?
– Yo buscaba la concienciación política porque sólo teníamos cinco o seis militantes activos, y a la gente no le caía simpático el PSA por la dura campaña que le hizo el PSOE con motivo del artículo 144 de la Constitución que desbloqueaba el paso al 151 como las “autonomías históricas” que era lo que se defendió en el Referendum del 28.02.1980. Dada las malas perspectivas de nuestra Agrupación del PSA, tuvimos que cerrar la sede y se llevaron los muebles a Mairena del Alcor (donde el partido sí tenía fuerza) y volví a militar en Sevilla.
Luego empecé prácticamente de cero en Coria pero el intento resultó fallido, llamé por teléfono y escribí más de 150 cartas a independientes corianos pero con cierta sensibilidad política, en aquella época yo conocía a mucha gente y yo era muy conocido, pretendía organizar reuniones con el fin de refundar el partido en Coria. A la primera reunión acudieron 50 o 60 personas, pero ninguno quería comprometerse, y a la segunda reunión vinieron menos, pero la cosa se acabó. Para no perder presencia del PA en Coria, dos o tres militantes y yo veníamos de Sevilla a pegar carteles. También como único apoderado visitaba todos los colegios electorales, y mi lucha se basó en que las papeletas estuvieran en las cabinas electorales, porque el PSOE, por cada mesa tenía cinco o seis “canalizadores de votos”, con un total de veinte o treinta militantes en total por cada colegio electoral. Los “canalizadores” condicionaban a quienes entraban, conversaban con ellos, además todos miraban a quienes votaban, las papeletas entonces no estaban en las cabinas, sino sobre una larga mesa pegada a la pared. Se puede decir que en Coria ejercer el secreto de voto era muy difícil, salvo que se trajesen de las casas preparados los sobres.
El CDS en Coria estaba encabezado por Tomás Alfaro, muy involucrado en la vida social de Coria (ya que pertenecía a muchas asociaciones como el Club de Tenis de Mesa y la gestión de la Atalaya) y estaba muy presente en el ayuntamiento, tratando de recoger a descontentos del PSOE, pero ni siquiera tenían sede.
Cuando pegábamos los carteles del PSA, nos encontrábamos con el CDS, que nos quitaba los carteles, y tuvimos enfrentamientos, pero tras el fracaso del CDS, Julio Cedillo (un compañero de Sevilla muy entusiasta) le ofrece a Tomás Alfaro unirse al PA y montar el partido en Coria de cara a las municipales de 1991, y como Tomás Alfaro conocía a muchos, habló con mucha gente que tenía malestar con el PSOE por sus abusos de poder a nivel local, a lo que se sumaba un mayor descontento a nivel nacional con Felipe González.
Entre los citados a aquellas reuniones del incipiente PA en Coria destacaba Francisco Villar director de Escuela, que era muy amigo de Tomás Alfaro. Villar era una persona de mucho prestigio, muy afable y dispensaba muy buen trato personal a todos los corianos, tuvo anteriormente su incursión en la política y fue concejal en las primeras municipales.
Por otro lado, el PA daba mucha autonomía en la ideología siempre que no se contradijeran las esencias básicas del partido, viendo muchos con vocación por la política local una libertad de la que no podían disponer en el PSOE (donde se recibían en mi modesta opinión muchas consignas), ni en el PCE (incurso en muchos debates estériles y radicales). Por eso optaron por el PA y se formó la candidatura del 1991, atrayendo en Coria a muchas personas con alto nivel de formación que no se identificaban con nadie o unos pocos que anteriormente se vincularon al CDS que había fracasado. Había personas de centro, de izquierdas y de derechas, en concreto, más de izquierdas que de centro, nutriéndose el PA en Coria, principalmente, de descontentos del PSOE que estaban situados económicamente, sin ningún interés material por cargos, prebendas e influencias. Yo en la candidatura no quería ser relevante ni tenía interés en destacar, ni mucho menos, así que yo ya estaba en “otra pantalla” y pasé a un tercer plano.
– En algunos lugares, personas que pertenecieron al CDS se unieron al PA. ¿En qué medida se dio ese fenómeno en Coria y cómo sucedió? ¿Era el PA un partido de centro en la década de 1990?
– Ese fenómeno se dio de manera natural, pero la base del PA en Coria no fue el CDS sino una ciudadanía independiente, sobre todo, descontentos con el PSOE a nivel local y nacional, y pese a que en aquella época fuese un partido más de centro, seguía siendo de izquierdas, de modo que atendiendo a la ideología de las personas que integraban el PA en Coria, eran por este orden: de izquierdas, de centro y de derechas, igual que sucedió con los que se marcharon del PCE al PSOE en busca de poder, aunque para evitar que se escapasen, el viejo Partido Comunista se moderó, refundándose como Izquierda Unida. Por otra parte justifico mi anterior afirmación sobre la tendencia dominante en el primer PSA en que a nivel regional, el PTA (rival directo del PCE) y la ORT (otro grupo minoritario) los que deseaban seguir en política pasaron al PSA, y eso que ambos partidos antes de desaparecer eran de orientación maoísta pero que actuaban separados.PTA y ORT se fusionaron con el PSA, ya que con el PCE tuvieron muchos desencuentros y no le tenían muchas ganas, además el PCE era más centralista mientras que el PSA era, en contraste, más autonomista.
– ¿De qué manera considera usted que el PA en Coria a partir de 1990 fue un partido transversal que recogía a personas de centro, de izquierdas y de derechas?
– En las municipales se tiende a votar a la persona, habiendo en la primera fase de 1976-1982 un desconocimiento muy extendido en la sociedad de matices e ideologías . A nivel local a diferencia de los comienzos del PSA, luego el PA y particularmente al cobrar peso en Coria a partir de 1990 con cuatro concejales, atraía a más personas de centro que de izquierdas.
– Por último, ¿con quién se identificaba Ud. más: con Rojas-Marcos o con Pedro Pacheco?
– Cada uno tuvo su momento y presentaban diferentes virtudes, pero, de los dirigentes del PA, con quién me identificaba, por ser moderado y centrista, era con Antonio Moreno (alcalde de San Fernando, Cádiz), que trató de reconstruir el partido cuando quedó tocado, él buscaba una línea intermedia. Yo fui a quien apoyé en el VIII Congreso del PA de 1991, que ganó Rojas-Marcos y al que Pedro Pacheco su rival directo no se presentó “físicamente” demostrando en mi opinión cobardía. El PSA primero y el PA después se encontró con la “ingratitud” de los votantes andaluces después de tantos esfuerzos por resucitar el andalucismo. A nivel de pueblo tenía simpatía, pero el votante se veía condicionado por las campañas atemorizadoras de que viene el lobo, azuzadas por el bipartidismo, ellos decían que votarnos era como tirar el voto a la papelera. Siendo el PSA-PA como partido la segunda opción “sentimental” de los votantes, los indecisos se decantaban siempre por el PCE, AP/PP o el PSOE (al considerar que su voto era así más decisivo en los resultados finales). El sentimiento andaluz lo tenían todos los votantes, perooo…! El PA manifestó durante su historia, siguiendo fielmente a Blas Infante, un fuerte carácter municipalista, esto hizo que se mantuviese el partido operativo en muchos sitios. El partido contaba un número muy notable de alcaldes y concejales por toda la geografía andaluza. Contó también con el apoyo de figuras de la cultura, el más notable fue Carlos Cano, que tanto se identificó con el andalucismo, aunque muchas veces discrepando sobre las estrategias del PA. Había un dicho en el Partido que apuntaba que conforme nos separábamos del “núcleo andalucista”, es decir de las provincias de Sevilla y Cádiz (la más fiel), se diluía el sentimiento andalucista.
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