(VIDEO) Un adoquín sin alfabetizar y marxista sin amaestrar apunta a Jefe de Estado en el Perú… y se llama Pedro

Una acémila, un ladrillo, un bodoque, un adoquín…, así es el posible nuevo presidente del Perú que nos dará tardes de gloria, candidato comunista de Sendero Luminoso, aquel ejército de terroristas que acumuló miles de asesinatos y aterrorizó a la cordillera andina durante más de una década.

 

 

Pero no se alarmen demasiado porque en nuestro suelo patrio no mucho mejor es el nivel de conocimiento de Adriana Lastra, de Pepiño Blanco, de Leire Pajín, de Ione Belarra, de Irene Montero, de Gabriel Rufián, de Miguel Ángel Revilla, de Yolanda Díaz (busquen y comparen, por favor), por citar algunos, salvo que los mencionados aquí lo llenan todo de palabrería y este Pedro Castillo (¡otro Pedro!) no alcanza ni para llenar de humo el ambiente con las palabras huecas de su marxismo intuitivo y sin amaestrar.

No sabe ni lo que dice ni lo que habla, pero el periodista, que a su lado parece un severo preceptor con cátedra en Oxford, le adorna, tal vez con mucha guasa, con el título de “profesor”, sin que sepamos cuál pueda ser la enseñanza que sea capaz de transmitir semejante peñasco abaratado por su ignorancia y por el nivel absurdo de su discurso, en el cual señala a Singapur, uno de los lugares del mundo más libres para el comercio y con las más bajas tasas de impuestos del globo, como paradigma, a la vez que estima la necesidad de multiplicar la exigencia fiscal en el Perú.

Cuando toda esta basura ideológica alumbrada desde el Foro de Porto Alegre y de Sao Paulo arrase no sólo el país andino sino el subcontinente entero, escucharemos gritos tan sonoros que dolerán los tímpanos desde cualquier lugar del mundo y esta vez al menos sabremos “en qué momento se jodió el Perú”, como se preguntaba en el arranque de su novela “Conversación en la Catedral” un personaje de Mario Vargas Llosa.

No tardaremos demasiado en contemplar a este chancho intelectual revestido de medallas, bandas y entorchados con el tratamiento de “Excelencia”, que es la degradación del gusto por la hipérbole de “lo andaluz” que quedó en aquellos lares revestido con plumas de guacamaya y que les permite el tratamiento de “licenciado” a un campesino sin fuste, de “comandante” a un sargento patatero, de “coronel” a un inescrupuloso arriero convertido a tiro limpio en terrateniente de un platanal infinito o de “Jefe de Estado” a un tipo aún por alfabetizar.

Disfruten del gulag mientras la izquierda patria les copia el modelo de la demagogia, del populismo y de la más absoluta ruina política y social.




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