– Acaba de regresar de La Palma. ¿Cuál ha sido su misión en la zona?
– Hemos instalado unos sismómetros electrónicos desarrollados especialmente por el Instituto Andaluz de Geofísica para medir la actividad en volcanes activos. Estos dispositivos los hemos utilizados con anterioridad en las Islas Canarias, Italia, Hawái y en la isla de Saunders, en la Antártida. Nos da la posibilidad de comparar unas vibraciones con otras para comprender cómo se produce la propagación de las ondas. En los volcanes existen otro tipo de terremotos producidos por la vibración de los fluidos y los gases. Esta técnica nos permite analizar dónde se producen estas vibraciones y cómo se distribuyen espacialmente.
– Se habla de que el Cumbre Vieja está en fase «efusiva» ¿Qué quiere decir esto?
– Nos referimos a la salida masiva de lava. La otra fase es la explosiva.
– ¿Se puede agravar la situación o tiende a remitir?
– No se puede saber con los datos que disponemos. Hay que verlo sobre la marcha.
– Ha habido un incremento de la actividad sísmica en el sur de la isla. ¿Es posible la apertura de un nuevo frente magmático?
– Ha vuelto a haber terremotos en esa zona porque se está produciendo una recarga magmática. No sabemos si abrirá un conducto nuevo. Creo que sigue el mismo patrón que la semana previa a la erupción.
– Geológicamente hablando, La Palma es una isla joven. Si atendemos al historial sísmico de los últimos a cien años, todo apunta a que este fenómeno volverá a repetirse en muy poco tiempo. ¿No es así?
– Sí. El intervalo entre erupciones no es regular. No debemos pensar en una cadencia de tiempo concreta. Lo cierto es que el intervalo entre ellas es de décadas. No es lógico imaginar que en cuanto termine esta erupción no va a haber más. Los volcanes tienen su dinámica. No es posible hacer previsiones a largo plazo. Sin embargo, sí lo podemos saber en corto por la actividad que se desarrolla.
– Qué indicadores les advirtieron de la erupción, porque este tipo de cosas es difícil de prever.
– Los terremotos dan una idea de por dónde se está moviendo el magma. Este se mueve y produce fracturas que observamos como terremotos. El Cumbre vieja nos indicó la presencia de terremotos a 15 kilómetros de profundidad que pasaron a ser más superficiales, lo cual nos indicaba la propagación del magma y que este estaba ascendiendo a la superficie. Esto nos ayudó a identificar la inminencia del proceso eruptivo. Otro indicador es la deformación superficial (el suelo se hincha), que nos da una idea del volumen de magma implicado, junto a la emisión de gases. La combinación de todos estos indicadores nos ayuda a saber que puede ocurrir una erupción. Sabíamos que iba a ocurrir algo inminente.
– ¿Cuánto tiempo habrá que esperar para que la Palma recupere la normalidad?
– Es la pregunta que nos hacemos todo. Nadie puede decir cuánto. Pero si nos basamos en lo ocurrido en la isla en el pasado, sería cuestión de unas semanas o meses. Es necesario hacer un seguimiento para ver en qué momento deja de suceder el tremor volcánico, lo que indicaría que se frena el aporte de magma.
– Ha aumentado la actividad sísmica en el Mediterráneo, incluso ha entrado en erupción el Etna. ¿Hay algún tipo de conexión?
– A parte de que estamos en el mismo planeta, no hay relación directa. Las placas tectónicas interaccionan unas con otras, pero eso no quiere decir una erupción en Canarias se pueda relacionar con el Etna. Los conductos son diferente e independientes. Lo mismo ocurre con los terremotos en el Mediterráneo. Pueden ocurrir simultáneamente, pero no guardan relación.
– En Andalucía, concretamente en Almería, también tenemos volcanes. Existe algún tipo de riesgo.
– No. La zona de Cabo de Gata tiene un origen volcánico, pero no hay posibilidades de que ocurra lo mismo que en La Palma. La única zona de España donde puede haber vulcanismo activo es en Canarias.
– ¿Y un aumento de la actividad sísmica?
– No. Son sistemas independientes. Andalucía está muy alejada y el efecto sería mínimo. Otra cosa distinta son los gases que nos podrían afectar, pero también de una forma mínima puesto que el volumen de gases y ceniza que expulsa el Cumbre Vieja no es de los más grandes. No hay conexión directa que lleve a pensar que este fenómeno repercuta en Andalucía.
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