Las estudiantes de “Café Feminista” denuncian que una congregación religiosa “ocupó nuestras instalaciones deportivas en un supuesto torneo de fútbol” subrayando lo que les parece más grave: “También ofrecieron una oración dentro del polideportivo de la UPO”, lo que para este grupo radical supone todo un escándalo, acrecentado por la “instalación de una capilla donde pudimos ver a varios curas confesando a niños y niñas que asistían al campeonato”.
Los colectivos de la izquierda más radical de la UPO, omnipresentes en el centro universitario público, lamentan que en el campeonato deportivo en cuestión “los niños jugaban al fútbol y las niñas al baloncesto“, algo que consideran inadmisible por ser ésta “una actitud segregadora y machista amparada por la UPO”, añaden, para, a continuación, denunciar a los responsables de la universidad por “alquilar sus espacios públicos como si de una empresa se tratara a colectivos, sin saber de dónde vienen y que actos van a realizar”.
Los grupos ultras de la Universidad Pablo de Olavide arremeten contra las autoridades universitarias a los que acusan de “no supervisar que los actos que se celebran en su seno no vulneren los derechos fundamentales“, sin especificar los supuestos derechos vulnerados. Sin embargo, para definir a la congregación religiosa en cuestión, los Legionarios de Cristo, utilizan trazos gruesos, al tacharlos de “congregación de extrema derecha” vinculándolos con casos de “pederastia y abusos sexuales amparados por Benedicto XVI“.
Por último, denuncian la aparición, el pasado lunes, de una pintada en el pabellón cubierto de “No al aborto“, acto del que afirman no sorprenderse porque ” cuando una universidad-empresa alquila a organizaciones que promueven el machismo reaccionario y la intolerancia, amanezcamos con pintadas que atacan la libertad y los derechos de las mujeres”, concluyen.