La mansión que el célebre empresario Luis Portillo, de Inmobiliaria Colonial, que llegó a entrar en la lista Forbes y acumuló un capital extraordinario llegando a entrar como accionista en Banco Santander y BBVA, tenía a la venta desde hace más de una década en la urbanización La Motilla, en Dos Hermanas (Sevilla), ha sido vendida finalmente a una empresa de origen gallego de desarrollos informáticos e intermediación financiera vinculada al Grupo Rodman Polyships y Metalships&Docks, grupo empresarial que preside el empresario gallego Manuel Rodríguez Vázquez y que se dedica a la construcción de barcos de fibra de vidrio y poliéster.
Se desconoce el precio de venta, si bien dicha mansión, que permanecía en estado de semi abandono tras el derrumbe del emporio económico del empresario nazareno allá por 2008, estaba siendo ofrecida desde hace años en diferentes webs inmobiliarias por un precio que iba progresivamente en descenso y que ahora estaba fijado en 1,2 millones de euros.
La propiedad, de casi 1.900 metros cuadrados construidos sobre una parcela de 3.000 metros en varias plantas, con piscina interior climatizada, gimnasio, sala de juego y todos los baños equipados con instalaciones audiovisuales, registra en estos momentos una intensa actividad de limpieza y desbroce del jardín, que guarda especies exóticas y oculta los lujosos espacios que durante los años de bonanza y crecimiento exponencial de sus empresas albergaron numerosas obras de arte y que habitó el empresario sevillano junto a su familia.
Luis Portillo, a quien el comisario Villarejo señaló como “testaferro de la Junta de Andalucía y de Chaves descaradamente” en conversaciones con representantes del BBVA que deseaban encargarle una investigación sobre las actividades de Portillo para lograr un acuerdo sobre una deuda de unos 70 millones de euros que tenía con el banco, no ha dado muestras de actividad desde hace al menos media docena de años, aunque sí dos de sus hijos, que reaparecen ocasionalmente en operaciones inmobiliarias y de compraventa de algunos hoteles y terrenos, como ocurrió en 2018 con el Hotel Virgen de los Reyes, comprado por Hoteles Playa, S.A., situado en la avenida de Luis Montoto de la capital hispalense.
En las grabaciones que existen entre Villarejo y representantes del BBVA, Villarejo relata que el sempiterno alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, fue en su día el que introdujo a Portillo en la Junta de Andalucía y encontró entonces protección financiera en la Caja de Ahorros El Monte, presidida por Isidoro Beneroso y dirigida por Juan Pedro Álvarez, mientras que el entonces delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Garrido, ejercía de “coordinador de todos los acuerdos reservados que se decidieron, especialmente los relacionados con la financiación del partido”, según las palabras del propio Villarejo.
El pasado año 2020 pudo saberse que, finalmente, Luis Portillo había decidido personarse como acusación particular contra Villarejo en el juicio pendiente por el “Caso Tándem”.
La construcción de la Expo 92 y la obligación de subcontratar con Portillo gran parte de las obras supuso, al parecer, el espaldarazo definitivo para el despegue empresarial de Portillo, quien una década más tarde se había convertido en el segundo inversor privado más grande de España, ocupando asiento en diversos consejos de administración junto a Esther Koplowitz y Emilio Botín, a través del Grupo Zent, con sus empresas cotizando en el Ibex 35 y con la punta de flecha visible de Inmobiliaria Colonial, a quienes se rendía el mundo financiero para que tomase al asalto Metrovacesa e incluso FCC, entre otras grandes empresas.
El crecimiento exponencial del imperio económico de Portillo, que no tenía estudios universitarios, le llevó a diversificarse en múltiples sectores, tanto agrícolas y de ganadería como de desarrollo de renovables, etc. Llegó a disponer de dos aviones privados, un Gulfstream G200, un avión ejecutivo bimotor, y más tarde un Gulfstream 550 con capacidad para 18 pasajeros y autonomía de vuelo para 12.500 kms sin escalas que le permitían regresar a dormir a su casa cada noche. Aficionado a navegar, poseía un yate y numerosos atraques esparcidos por la costa andaluza, además de un suntuoso automóvil Bentley.
Tras la crisis del ladrillo en los primeros años del presente siglo, llegaron las deudas acumuladas y las reclamaciones, a las que no pudo hacer frente, llegando a acumular una deuda superior a los 9.000 millones de euros y con ello devino el derrumbe del emporio, que se disolvió a toda prisa y bajo la sospecha de que pudieran existir numerosas participaciones, activos y bienes en lugares como Casablanca o la isla de Man.
Según el relato conocido de Villarejo, el derrumbe del imperio de Portillo se produjo en paralelo a una confrontación entre los dos ex presidentes de la Junta y ex presidentes los dos del PSOE nacional, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, a raíz del caso de corrupción conocido como “Caso Astapa”, en Estepona, en tiempos de Antonio Barrientos como alcalde de dicha localidad, que involucraba la recalificación y compra de unos terrenos en su municipio. Era en esa localidad, precisamente, donde, a bordo de su barco, solía pasar Portillo las vacaciones junto a su familia y donde acaparaba numerosas fincas colindantes para crear un parque cinegético antes de darle el “pase”.
Sea como fuere, en 2017 salieron a subasta judicial en diversos lotes, por un montante de 10.2 millones de euros, importantes propiedades del empresario, entre las que se encontraban una valiosa finca, “Peñalosa”, en Escacena del Campo, de 1.100 hectáreas, valorada en 15,6 millones de euros, otra en Almonte, de 58.800 metros cuadrados, con un valor de 8 millones de euros, una más en Hornachuelos, de 800 hectáreas, con una tasación de 4 millones de euros, y una parcela urbanizable en Castaño de Robledo (Huelva), por valor de 700.000 euros.
En los lotes previstos entonces se encontraban también varias docenas de garajes en la capital de España, atraques en diversos puertos deportivos, un chalet en Estepona valorado en 1,7 millones y, sobre todo, edificios emblemáticos como el Pabellón de Hungría de la Expo 92 y la histórica Casa Luca de Tena en la avenida de la Palmera, obra de Aníbal González para su primo, el fundador de ABC, ambos edificios catalogados y protegidos urbanísticamente. La Casa Luca de Tena se la adjudicó finalmente el empresario cordobés Antonio Carrillo, dueño de Procono TV.
En uno de esos lotes, con un precio de 2 millones de euros, figuraba también la mansión privada de Portillo en La Motilla, ahora vendida, pero que, sorprendentemente, soportaba una hipoteca de 28 millones de euros, de tal modo que no logró comprador en aquella ocasión y permaneció en manos de los bancos acreedores antes de pasar a manos de fondos de inversión capaces de gestionar esa clase de bienes.
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