Todos los partidos inician movimientos para la batalla electoral en Andalucía
Guerras internas sin quitarle el ojo al rival por si hubiera elecciones anticipadas. Susana Díaz a cara de perro con Juan Espadas

El 24 de junio de 1859, a primeras horas de la mañana, casi 300.000 hombres de las fuerzas austríacas y francesas se aprestaban frente a frente en los alrededores de la pequeña localidad piamontesa de Solferino para un choque brutal.

Antes de terminar el día, casi 40.000 soldados habrían muerto, resultado heridos o desaparecidos en una carnicería dantesca, en la que la sangre de los caballos reventados y de los soldados corría por las colinas humeantes de la artillería en medio de un hedor insoportable. De aquella tragedia nacería unos años más tarde el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) por impulso de un empresario, Henry Dunant, que había asistido casi casualmente a tan dramático espectáculo.

La sangre no llegará al Guadalquivir, pero en la política andaluza ha comenzado un runrún de movimiento de tropas en todos los partidos preparándose para la incierta batalla electoral que se avecina y que, previsiblemente, dejará un campo de confrontación arrasado.

En el PSOE se han iniciado las escaramuzas para la lucha interna que primero han de librar Susana Díaz y el candidato sanchista, Juan Espadas (su apellido presagia una escabechina) en unas primarias a degüello que no hará prisioneros; mientras que en VOX han realizado una rápida maniobra por sorpresa que ha descabezado de la cúpula a Alejandro Hernández como portavoz de su Grupo parlamentario con la misma férrea desconsideración que este mismo mostró cuando ejecutó sin el menor reparo al que fuera primer portavoz y candidato, el juez Francisco Serrano.

Por su parte, en C’s, con Juan Marín de vicepresidente en el gobierno de la Junta, las incógnitas son todas después de la catástrofe electoral sufrida por su partido en las pasadas elecciones del 4-M y tras las diversas sucias maniobras realizadas para presentar mociones de censura en casi todas partes…, menos en Andalucía. Aún no está del todo descartada a pesar de las repetidas declaraciones, sobre todo por parte de su socio de gobierno, Juanma Moreno Bonilla, expresando su intención de agotar la legislatura. Ya veremos.

En el PP, los congresos provinciales (aún quedan algunos por celebrar) han sacado a flote las tensiones internas entre la dirección regional y nacional, sobre todo a propósito del congreso de Sevilla, donde finalmente resultó vencedora, aunque con ánimo de integración, la candidatura de Virginia Pérez con el apoyo explícito de Teodoro García Egea y el desacuerdo del propio Moreno Bonilla y del clan ‘malaguita’ de Elías Bendodo.

Los motores suenan por todas partes en avanzadilla de los delicados frentes abiertos en cada una de las fuerzas contendientes, pero en el PSOE parecen abocados a un choque de trenes que no contempla tregua ni perdón para el derrotado. La lideresa regional Susana Díaz ha forzado la celebración de primarias lamentando que no haya habido ocasión para un debate de ideas antes de que llegue el debate sobre las personas, así que irán a cara de perro los dos candidatos a hacerse con las riendas del partido, pero a sabiendas de que el vencedor no practicará la compasión de Dunant con los vencidos.

Susana Díaz lleva varios meses rehuyendo el espacio parlamentario en la oposición y muy centrada en recorrer las agrupaciones locales de buena parte de Andalucía en busca de los apoyos necesarios, pero no le va a resultar nada fácil combatir a las huestes temerosas que desean buscar la sombra al lado del sanchismo que representa el actual alcalde de Sevilla, Juan Espadas, con menos bagaje y conocimiento del resto del territorio andaluz pero con el respaldo de la ejecutiva federal.

Un grave escollo para Susana Díaz es que para presentarse a las primarias, antes tendrá que abandonar la secretaría regional del partido, lo que le obligará a concurrir a pecho descubierto a unas elecciones internas en las que ya de por sí va desprovista de los ropajes que le otorga la bendición desde lo alto. Susana Díaz es plenamente consciente de que si pierde esta vez, su carrera política está acabada, aunque mucho se ha especulado con la posibilidad de una jugada de alto riesgo que implicaría a Juan Marín y a C’s y que le otorgaría una última muralla en la que protegerse.

A tal efecto, la operación consistiría en conseguir que cinco diputados de C’s, más los restos del naufragio entre Podemos y Adelante Andalucía, de Teresa Rodríguez, apoyasen una moción de censura que apease a Moreno Bonilla de la Presidencia para convertir a Susana Díaz en presidenta para el año y medio o poco más que resta de legislatura. No parece probable, porque supondría, quizá, el hundimiento y desaparición definitiva de C’s en Andalucía como así le ha ocurrido en Madrid, pero visto el delirio de Arrimadas con este asunto, que parece haber obedecido órdenes externas para favorecer al PSOE (quién si sabe si de Europa, a cambio de que Sánchez trague con todas las condiciones que exigirá el rescate de nuestra economía), no hay que descartarlo del todo.

Esa situación de incertidumbre mantiene al PP de Moreno Bonilla en estado de alerta permanente para, llegado el caso, proceder a abortar la operación adelantando la convocatoria de elecciones e impidiendo así la misma jugada que intentaron los ‘naranjitos’ y el PSOE con Isabel Díaz Ayuso.

Poco provecho, en todo caso, podría sacar Marín de tamaña jugarreta, según lo entiendo yo, pues tal vez conduciría a una mayoría absoluta de Moreno Bonilla, que le reduciría los votantes a C’s hasta dejarlos en lo testimonial.

VOX insiste y aprieta, sin embargo, para que sea Moreno Bonilla el que se adelante a cualquier traición y convoque elecciones anticipadas con la intención de borrar de la faz del mapa a C’s en la convicción de que los votantes de la derecha y el centro se los repartirían, ahora sí, entre PP y VOX.

Por si acaso, VOX, como se ha dicho más arriba, ha intercambiado a su generalato y ha colocado como presidente del Grupo parlamentario a Macario Valpuesta y el hasta ahora presidente, Manuel Gavira, ha tomado el lugar del abogado cordobés Alejandro Hernández, como portavoz del Grupo, al que han enviado a una segunda fila restándole su capacidad de actuación que en los últimos meses había aspirado a una especie de baronía regional dentro de la férrea estructura centralizada de su partido.

Queda, sin embargo, en duda quién sería la posible cabeza del cartel electoral de VOX llegado el caso y, aunque no cabe descartar del todo a Macarena Olona, diputada en el Congreso por Granada, aunque alicantina de nacimiento, no parece muy seguro, dada la escasez de caras conocidas en la cúpula de dicho partido.

Las espadas y la caballería empiezan a estar en formación, preparadas para la batalla, pero aún queda esperar si alguien dispara el primer cañón para que empiece el fuego graneado de toda la artillería. Luego sólo quedará recoger a los heridos y moribundos en un paisaje arrasado.




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