Entrevista a Pilar Távora
Por Francisco José Solano

Pilar Távora es directora, productora y guionista de cine, habiendo sido una destacada política del Partido Andalucista, bajo cuyas siglas fue candidata a las elecciones europeas de 2014 y candidata a la alcaldía de Sevilla en 2015. Tras la disolución del PA, creó Izquierda Andalucista, que fue uno de los partidos integrantes de la coalición Adelante Andalucía (liderada por Teresa Rodríguez) a las autonómicas de 2018, siendo, además, número tres en las listas de Unidos Podemos al Senado en las generales de 2016 en calidad de independiente andalucista (al no ser coalición no se podía poner las siglas del partido, pero iba representando a Izquierda Andalucista).

– ¿Qué le llevó a interesarse por la política?

– Desde muy pequeña me he preocupado mucho por los demás y he querido ayudar en lo que pudiera, porque me afectaba mucho la gente que me rodeaba, y desde el instituto (con 16 -17 años estuve en la clandestinidad en la CNT), siempre me interesó poder aportar al mundo algo y no pasar por la vida sin hacer nada para dejarlo un poco mejor y transformar la realidad.

– ¿Qué es el andalucismo?

El andalucismo es una forma de transformar Andalucía sin dependencias, querer a Andalucía por sí misma, confiar en las posibilidades de esta tierra y superar las circunstancias históricas de Andalucía. 

– ¿Se puede ser andalucista y de derechas? 

– Yo creo que no, ya que si hay algún movimiento nacionalista que nace desde el principio en la izquierda es el andalucismo, no como el nacionalismo catalán o vasco, que nacen en la derecha y desde la burguesía. Por tanto, del mismo modo que es muy fácil ser nacionalista catalán de derechas, es muy difícil ser andalucista de derechas. 

– Teniendo en cuenta que usted ha representado a terceros partidos, ¿quién considera que ha sido el mejor presidente del gobierno y de la Junta? 

– Si se considera que un presidente de la Junta debe poner a Andalucía y sus principios en el centro sin depender de las directrices de Madrid, el mejor presidente todavía no ha llegado, y en el Estado, de lo que existe actualmente, me quedaría con una vicepresidenta que suma y cree en el federalismo ya que el gobierno más de izquierdas que ha tenido el Estado es el gobierno actual, y, si hay que quedarse con alguien, me quedo con una vicepresidenta. 

– ¿Por qué desapareció el PA? ¿Qué errores se cometieron? 

– El PA desapareció por voluntad propia, y cuando yo entré, el PA ya estaba fuera de las instituciones, y aunque hay que hacer mucha autocritica (que todos los partidos deberían hacer), el PA ha sido el partido que se ha ido de la política con más dignidad, dimitiendo con 320 concejales y alcaldes, algo que nunca ha pasado en la historia de la democracia. 

El 15-M y la aparición de nuevos partidos como Podemos y Ciudadanos fue la gota que colmó el vaso, dando el pueblo andaluz la espalda al nacionalismo andaluz y sucumbiendo a las promesas de los nuevos partidos. En este contexto político, el PA se ve relegado y sin presencia en las instituciones estatales o autonómicas. De cualquier manera, siempre hay un sentimiento andalucista en el pueblo andaluz, quizás olvidado o cubierto por algunas capas, pero si rascas un poquito, ahí lo encuentras. Y hay que seguir quitando capas.  

– Usted actualmente se identifica con Por Andalucía (coalición de Izquierda Unida, Podemos, Más País, Iniciativa del Pueblo Andaluz y Equo, entre otros) y no con Adelante Andalucía, de la que formó parte en 2018. Señaló que sus razones eran para unir a toda la izquierda y desbancar al PP del gobierno. ¿Dentro de la izquierda sitúa también al PSOE? 

– Los gobiernos los desbancan o no los votantes, pero el momento histórico, el cambio de época que vivimos, necesita generosidad, discernimiento y aceptar que hay que cambiar de paradigmas. Me fui de Izquierda Andalucista y de Adelante porque no entendieron (a mi parecer) la importancia de la unión. Ahora soy andalucista independiente y no pertenezco a ninguna organización.  Decidí apoyar a aquellos, que mejor o peor, habían hecho esfuerzos para unirse, y, además, dentro de esa coalición también estaba Iniciativa del Pueblo Andaluz (que es andalucista), por lo que, desde mi independencia apoyé a Por Andalucía. 

Creía que era suicida que la izquierda no fuese junta en unas autonómicas fundamentales, y el resultado de no hacerlo fue pasar de 17 diputados a cinco de uno (Por Andalucía) y dos de otro (Adelante Andalucía). 

El PSOE actual (no el original que fundó Pablo Iglesias) es la socialdemocracia y no la izquierda, siendo de izquierdas en la aplicación de algunas políticas y de centro en otras. No se puede rechazar a priori ningún acuerdo con el PSOE y al igual que ha pasado en el Estado, ya vemos que se pueden hacer políticas conjuntas que benefician a la gente, que es el principio y fin de la política. Si queremos influir en el devenir político de nuestra tierra no podemos estar en un rincón, en la marginación política o eternamente en la oposición. Así no se consigue más que la autocomplacencia, pero no se ayuda a nuestra gente.  Un partido político se crea para transformar desde el gobierno y para que la izquierda llegue al poder, necesita acuerdos con un PSOE mayoritario con todas las diferencias que pueda haber. Es la única manera que posibilita gobiernos donde la izquierda tenga un papel relevante. 

– ¿Quiénes son sus referentes políticos nacionales e internacionales? ¿Hay políticos de otros partidos que admire? 

– Mi referente es Blas Infante porque significa el asentamiento de unos principios y una ideología con la que nos identificamos los andalucistas, con independencia de que la traslademos a la realidad del siglo XXI. 

Mis referentes internacionales no son políticos propiamente dichos, como es el caso de Gandhi y Martin Luther King, que son muy importantes en el movimiento de liberación de sus pueblos, y estatales, diría que en la Segunda República es Federica Montseny, de la que se habla muy poco. No exactamente como referente, pero sí como mujer anarquista que llega a ser ministra con todo lo que eso significa. 

– Habida cuenta de que usted ha dirigido un documental llamado “Banderilleros” y en el sector político que usted representa está muy arraigado el pensamiento antitaurino. ¿Cree usted que se deberían prohibir las corridas de toros? 

– Las cosas deben desaparecer, en todo caso, por inanición, y creo que hay mucho desconocimiento en torno a lo que significa el universo del toro no taurino. 

Yo no voy a corridas de toros, y aunque hubo toreros en mi familia, creo que las prohibiciones de determinados tipos de celebraciones se deben dejar a la voluntad popular, y en todo caso, ir creando consciencia desde el argumento, la información y no la demagogia y desinformación de lo antitaurino. 

NO soy partidaria de prohibiciones, pero si me preguntas qué prohibiría, me apetecería prohibir cosas que están haciendo mucho daño, por ejemplo, en las redes sociales, porque me parece muy grave que los niños accedan libremente a la pornografía con 8 años con los graves problemas que ello conlleva. Y, sin embargo, como hay muchos intereses económicos de por medio y una doble moral en la sociedad, nadie sale a la calle para que eso pueda evitarse.

Hay mucha hipocresía en muchos de los antitaurinos, que, tras una acción frente a una plaza de toros, van a un Burger y comen carne sin importarles el sufrimiento y el dolor de los animales en los mataderos. 

Se debe tener más conciencia de la pobreza, el hambre, la inmigración y la exclusión social, que son problemas sumamente graves que asolan el mundo frente a la hipocresía de la sociedad, con una doble moral que queda en evidencia cuando pasan por el lado de una persona que duerme en un cartón sin importarles ni su realidad ni su sufrimiento y luego se manifiestan contra las corridas de toros. Debe haber mucho debate, mucho diálogo y mucha reflexión conjunta en torno a esto. 

 En “Banderilleros” no aparece ninguna corrida, no es un documental sobre “los toros o las corridas de toros”, ya que termina cuando salen a la plaza. “Banderilleros” les da voz a los subalternos del toro, a sus reivindicaciones laborales, su esfuerzo, sus vidas cotidianas, sus pensamientos, su clase social y su lucha por conseguir mejoras en su profesión como trabajadores. 




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