El candidato alternativo a presidir el PP de Sevilla se queda a solas, agarrado a la brocha y sin la escalera, al denunciar un presunto fraude que le favorecía
Sometido al absurdo en una TV de ámbito nacional

A estas alturas resulta fácil comprobar que al candidato alternativo a la presidencia del PP de Sevilla y actual alcalde de Carmona, Juan Ávila, con el apoyo de la dirección regional, se le ha ido por completo de las manos la campaña desaforada que desató contra la actual ejecutiva que encabeza Virginia Pérez… y quién sabe si se le han “ido” más cosas.

Hoy, sin ir más lejos, se prestó a participar en un programa de televisión de ámbito nacional, habitual defensor de las tesis de Podemos y otras formaciones de izquierdas, que no por casualidad lleva el irónico título de “Todo es mentira” y que presenta un reconocido showman acostumbrado a moverse en los dobles lenguajes entre la información y la publicidad o la propaganda.

En el transcurso de la conversación mantenida, Ávila insistió en denunciar un presunto fraude que se habría perpetrado en la votación de la primera fase del congreso provincial, según el cual las mesas registradas con más votantes que inscritos eran, precisamente, aquellas de los pueblos dominados por los avalistas de su propia candidatura.

Carmona, localidad de la que es alcalde; Lora del Río, Corporación que en los días previos a la celebración del congreso purgó de sus cargos y de manera fulminante al propio marido de la actual presidenta del PP provincial en una suerte de “vendetta” que recuerda mucho los modos, venganzas e intentos de extorsión a la siciliana; y Alcalá de Guadaira, son los pueblos en los que aparecieron registrados mayor número de votantes que el censo electoral existentes.

En la localidad donde el candidato apoyado por la dirección regional de Juanma Moreno es alcalde se contabilizaron 104 votos, aunque solo había 47 electores inscritos. En Lora del Río, los votos han sido 82 y el censo recogía sólo 41 inscritos validados; y en Alcalá de Guadaíra, la distancia ha sido aún mayor, ya que en el censo eran 42 personas, pero los votos depositados en las urnas fueron 147. Y todos esos votos de más eran a favor de la candidatura de Ávila, que ni siquiera así habrían servido para derrotar a la candidata Virginia Pérez (Virginia Pérez única candidata a la presidencia del PP de Sevilla con un 68,05 por ciento de los votos)

Con este bagaje es con el que Juan Ávila se ha prestado a seguir dando brochazos gruesos ante las cámaras de televisión sin lograr enmascarar que si sus denuncias de fraude y pucherazo eran ciertas, se debían, tal vez, hasta donde es posible saber en este momento, al intento de sus partidarios por modificar el resultado de las urnas de este congreso provincial que ha sido avalado por la dirección nacional del PP, a quien, de manera extensiva, Juan Ávila acusó ayer de haber consentido y protegido el supuesto fraude que denuncia desde antes de su celebración.

La base fundamental de las acusaciones de Ávila, a quien muchos conocidos y militantes tenían hasta ahora por un hombre cabal, prudente y moderado, se basan en la denegación recogida en los estatutos del partido a participar en el congreso a aquellos afiliados que no se encontraran al corriente del pago de cuotas en la fecha prevista antes de la celebración del mismo y de la manera formalizada que exigen los estatutos, lo que provocó que alguien indeterminado acudiese en los días previos a una sede bancaria con la intención de pagar las cuotas atrasadas de numerosos afiliados sin contar con los requisitos exigidos estatutariamente.

Resulta sorprendente, visto lo actuado hasta el día de hoy por Juan Ávila, que la dirección regional de Juanma Moreno le propusiera encabezar una candidatura alternativa, improvisada a última hora hasta convertirle en una especie de “candidato a palos”, a alguien tan falto de maneras y de sutilezas, incapaz de lograr un choque limpio de pareceres y que en todo momento ha llenado de improperios y acusaciones gruesas e inapropiadas la legítima lucha interna por hacerse con el control del partido en la provincia.

Y aún resulta más llamativo, y hasta ridículo, si se tiene en cuenta que la candidatura de Ávila venía respaldada desde el inicio por renombrados altos cargos dentro del partido y de la política regional y nacional, aunque, tras lo actuado, nadie ha salido a avalar sus declaraciones ni sus amenazas de presentar una demanda colectiva contra la actual directiva provincial, que el próximo día 27 resultará reelegida después de que Ávila no haya pasado el corte de esta primera fase, perdedor por una distancia aún superior a la que arrojaron las urnas inicialmente y antes de ser anuladas las votaciones en las mesas en las que, efectivamente, parece que hubo un intento de fraude o de pucherazo, pero a favor del candidato que denunciaba las presuntas irregularidades, lo cual provocaba hoy la sorna y la sonrisa maliciosa de sus entrevistadores en la televisión.




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