Uno de los edificios más destacados de Sevilla, el del Banco de España, está siendo sometido a la limpieza de sus fachadas. En estos días le toca a la que da a la Avenida de la Constitución. Un andamiaje cubre por completo esa cara de la construcción, mientras numerosos operarios acometen sus especiales y minuciosas tareas encaminadas a devolver al Banco de España su aspecto más original.
Su céntrico enclave en el conjunto de la Sevilla más monumental, ha hecho del Banco de España un lugar de referencia obligada para muchos encuentros, citas y hasta punto de orientación para llegar a otras localizaciones de la ciudad.
Su proximidad con el Ayuntamiento, que los convierte en edificios vecinos, ha condicionado un inmenso marco estético conformando gran parte de la fisonomía de la Plaza de San Francisco.
El Banco de España empezó a concebirse hacia 1917, cuando en Madrid es convocado su concurso de ideas. El proyecto y diseño original, debido al arquitecto Antonio Illanes del Río, su artífice también, sufrió limitaciones respecto de la conclusión final del edificio, pues se descartaron unas columnas jónicas que integraban un gran pórtico ante la fachada de entrada. Su realización, aunque no lo pretendiera, vino a coincidir prácticamente con la Exposición Universal de Sevilla de 1929.
A la vista de los sevillanos ha quedado siempre la grandiosidad del Banco de España, en sintonía con el resto de edificios colindantes, como el que a su lado ocupa actualmente el Banco de Santander, contribuyendo a la grandiosidad y belleza de la Avenida de la Constitución, que va a tener en la concurrencia de la Catedral y su Parroquia del Sagrario el trayecto más noble y de relevancia histórica asomado a esa especie de “Gran Vía” de Sevilla.
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