La ciudadanía está que trina temiendo la única deriva que va tomando la Junta de Andalucía según suben diariamente los contagios: el confinamiento en casa. Saber qué piensa la gente es tan fácil como preguntarle al transitar las calles, las de Sevilla en concreto y en el caso de la información que cubre principalmente nuestro diario. Se echan las manos a la cabeza con las consecuencias económicas de otra suspensión, cierre y paralización de la vida como en marzo y abril, incluso considerando los estragos que está causando el toque de queda a las once de cada noche.
Los ciudadanos están agitados por las recientes declaraciones de Juan Marín, al que han visto en TVE anunciar que, de seguir así el ritmo negativo de la pandemia, se tomarán “medidas mucho más duras”. Esa expresión le suena a la gente a confinamiento domiciliario. Y la sospecha de que pueda ordenarse en los próximos días -con todas las dudas legales y constitucionales de que tal medida pueda llevarse a cabo-, ha puesto a los ciudadanos en guardia, decepcionados con el actual Gobierno andaluz: “¿Es que no hay otra alternativa? ¿Es que la única ocurrencia de estos políticos ineptos es encerrarnos en casa?”.
El colmo de las reacciones ante lo afirmado por el vicepresidente Juan Marín (al que muchos ya apodan como “el de las torrijas”, por el artículo que se publicó durante la Semana Santa en un periódico sevillano), ha llegado al escucharle decir que “cualquier decisión que se pueda tomar será entendida por la ciudadanía”. Las réplicas son enérgicas:
“¿Pero dónde vive este hombre, de qué va? ¿Se atreve a decir que vamos a entender nuestra ruina? ¿Tiene idea de cómo está la hostelería, a la que ni siquiera han tenido en cuenta para fijar la hora del toque de queda?”.
Los comerciantes no dan crédito a que las declaraciones de Marín les estén preparando, como al resto de los ciudadanos, para un nuevo confinamiento en las casas:
“¿Cómo ha tenido la osadía de adelantar lo que la ciudadanía vamos a pensar de una decisión tan gravísima de la Junta como fuera la del confinamiento domiciliario? ¿Cómo se atreve a erigirse en representante de nuestras opiniones un hombre que pertenece a un partido descalabrado electoralmente, cuyos últimos restos se caen a pedazos? Lo entenderíamos perfectamente si ganásemos lo que el gana como político, no tendríamos problemas si nuestras mínimas ganancias, sacadas ya a duras penas, fueran su sueldazo. Tienen una cara que se la pisan. Es lo que se cuenta ya por todas partes: que son los peores políticos para las peores circunstancias”.
Hay sectores que temen el confinamiento como una soga al cuello para terminar de ahorcar a sus negocios: el comercio y sus tiendas, la hostelería, el turismo (al que la Junta ha asestado un duro golpe en el puente de noviembre), y el taxi (los taxistas viven una situación límite).
Los ciudadanos aseguran no aguantar más: “Las decisiones de los políticos, y aquí las de la Junta, nos están haciendo vivir aguantando en el filo del precipicio, nos han puesto los pies en una cornisa, es de locos esta forma de gobernar, absolutamente dictatorial, limitando o suprimiendo derechos fundamentales”. Para añadir: “Es que además están siempre justificándose con la consulta a unos expertos de los que no conocemos su identidad, con la excusa de protegerlos en el anonimato. Para los ciudadanos es como seguir criterios fantasmas”. Y finalizan sus indignaciones, angustiados ante esta diabólica situación: “Está claro ya y a estas alturas que hemos llegado al punto de la supervivencia más cruda y real. Es una lucha cuerpo a cuerpo entre sanos y enfermos, entre vivos y muertos. Y que con estos políticos incompetentes para arbitrar y gestionar de otro modo la situación, la pandemia acabará dejando por todas partes víctimas sin morirse”.
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