Un mundo loco

La edición de la revista Forbes del presente año incluye en la lista de los más ricos de España al ginecólogo y empresario Antonio Pellicer, fundador del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), que debe su fortuna a su larga dedicación en facilitar la reproducción a quienes padecen algún problema físico para ello.

Este negocio plantea a su vez algunos problemas morales y éticos (aunque ya casi nadie los mencione) derivados de la manipulación de embriones humanos y del destino final de los «sobrantes» que no llegan a implantarse en un útero materno. Pero detenerse hoy en estas cuestiones casi suena a enfermiza escrupulosidad de conciencia, acostumbrados como estamos a comulgar con las ruedas de molino de facilitar la muerte en España a cien mil seres humanos en el seno materno, sin que nos pestañee un mínimo pliegue del alma.

Queda claro que, comparándolo con el aborto, estamos ante dos grupos de personas con intereses muy diferentes e incluso irreconciliables: en uno se trata de quienes, por conseguir un embarazo, están dispuestos a soportar no pocas incomodidades y gastos; y en otro, a quienes están dispuestos a pasar una molesta intervención, pero por deshacerse del hijo.

Es decir: que mientras que en España un ginecólogo hace fortuna facilitando embarazos, otros hacen caja eliminándolos. Pero que todo esto lo consideremos normal y propio de una avanzada sociedad, no disimula la locura de nuestro mundo.




1 Comment

  1. Luis dice:

    Defendéis tener hijos a cualquier coste, pero luego no veo que defendáis el derecho a una vivienda y trabajo digno, a la educación y sanidad pública de calidad o que recéis por los niños palestinos que Israel está masacrando, o por las infancias de los 400.000 niños que se han cargado los curas pedófilos.

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