Llamo derecha en esta ocasión sólo a los restos de Ciudadanos y al Partido Popular. Enseguida se entenderá el porqué.
Una vez más los complejos de esos dos partidos y su incapacidad para entender cómo funciona la política se pusieron de manifiesto en la gran concentración de Madrid del pasado día 13. ¿Cabe algo más ridículo que la actitud de Casado y Arrimadas huyendo de los fotógrafos en la plaza de Colón para no ser retratados cerca de Santiago Abascal? ¿Cabe algo más cobarde que la no asistencia de Juan Manuel Moreno presidente de la Junta de Andalucía? Los líderes de la derecha española siguen sin comprender que en el complejo mundo de la política únicamente está una cosa clara: los enemigos de mis enemigos son por fuerza mis amigos. Siguen abducidos por la propaganda progre sin percibir que Vox es un partido tan constitucional como ellos mismos y que sin el apoyo de Vox el Partido Popular no podrá gobernar nunca en ningún sitio. Los cinturones sanitarios pretendiendo estrangularlo de nada sirven, y guste o no guste Vox ha llegado para quedarse.
Pero hay más. La sola presencia de Vox evita que el PP siga la desastrosa ruta que ha seguido Ciudadanos. Primero, porque evita que los miedos reverenciales del partido de Casado lleven a éste a convertirse en una oposición meliflua. Luego, porque si Vox no existiera sus votantes se quedarían en casa antes que votar al PP. Ya se vio en Andalucía: si borramos los votos que recibió el partido de Abascal, el ausente de Colón Moreno Bonilla hoy estaría en la oposición.
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Siempre fue Alfonso un hombre de ideas claras.