(26 de julio). Llegamos a la playa donde nos quedaremos hasta septiembre. Hace más de 40 años que no pasaba tanto tiempo junto al mar. Nada de visitas, desconexión completa; sólo nadar, pasear, escribir y muchas relecturas a ser posible prohibidas.
(31 de julio). Toda la noche ululando el viento sobre la costa. Un verdadero ciclón que bajo techo seguro ayuda a dormir. Pero por la mañana ataque de pánico: no funcionan ni Internet ni wifi. Estamos aislados. Pronto me doy cuenta de la contradicción, porque era esto precisamente lo que buscaba: el aislamiento, el silencio; ya sea el silencio pitagórico, ya sea el silencio de los Amigos del Desierto de Pablo d’Ors. El ventarrón prosigue y me pongo a leer.
(2 de agosto). Camus escribía en “Combat” que un país vale lo que vale su prensa. De ser así, y en lo que llevamos de siglo XXI, España -salvo las excepciones de rigor- no vale nada. Sin embargo, no veo claro si es la prensa la que crea la mentalidad colectiva o somos los españoles quienes exigimos la prensa que tenemos.
(10 de agosto). Leo los “Diarios” de Papini. Escritos hace más de 70 años son notas que iluminan el mundo de hoy. Por desgracia hoy ninguna editorial tendría el valor de publicar tales “Diarios”.
(15 de agosto) Hace cinco años levantaron a cosa de un kilómetro de mi apartamento un enorme hotel. Como era de esperar este verano, a falta de turistas extranjeros, se ha llenado de nativos y cuando sopla el viento de poniente llega de allí una horrible música botellonera y hortera a todo volumen que no cesa ni un minuto en doce horas.
(16 de agosto). Hay personas que carecen de todo sentido de la medida. Alguien que me conoce y sabe que las vacaciones son para mí un retiro lleva dos semanas invitándome a desayunar sardinas asadas en su nueva barbacoa; nada de decir que sí por cortesía y pongo punto final a estos conatos (por su parte) de amistad.
(19 de agosto). Releo los “Cuadernos” de Paul Valéry. Es la lucidez, va a la estructura de las cosas, de los hechos, de las ideas lo cual le convierte en un materialista que gusta de la espiritualidad. Elitista, no demócrata y amante de las libertades personales pronto será prohibido en las universidades anglosajonas como ya ocurrió con la “Iliada”, la Maja Desnuda de Goya, Calderón o Rudyard Kipling.
(30 de agosto). Cuando se está en la playa se escuchan al azar muchos retazos de conversaciones: las Olimpiadas, series de televisión, asuntos de familia… No he escuchado en todo estos días la más mínima referencia política. Ignoro si será buena o mala señal.
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