“Su Sanchidad” y el higrómetro del fraile

A Grecia le bastaron 300 espartanos con las agallas y el suficiente patriotismo para contener y hacer retroceder finalmente al ejército de Jerjes. El feminismo, por su parte, reclama al menos a quinientas de las suyas con el arrojo, la insolencia depravada y el desprecio necesario por la vida para cubrir sus innecesarios objetivos igualitaristas del 8-M.

Lo peor de la celebración del Día de la Mujer (Trabajadora) era que no celebra ni ya conmemora otra cosa que no sea mantener y aumentar en lo posible el bocado a los presupuestos para alimentar a un sector excluyente y voraz que depreda y parasita toda la actividad de la Administración Pública.

El objetivo distraído ahora es el de la creación de una nueva casta paralela aupada sobre los hombros de los impuestos de los ciudadanos, ultrajados por las dos Montero, la una que recauda y la otra que dilapida en moñerías de su propia conveniencia.

Al paso que va esto del hundimiento de la economía nacional lo que veremos antes del desplome será una nueva ‘raza’ constituida por los funcionarios con su sueldo de momento asegurado, favorecidos además por la caída del mercado inmobiliario, capaces de acceder aún a la compra de pisos y locales o a cambiar de coche como si aquí no sucediera nada.

El nuevo fenómeno que alumbra en el horizonte es el de una especie de desamortización dictada por la realidad donde una nueva burguesía, la de los funcionarios, percibe ya la sensación de que aumenta su capacidad fiduciaria y de acumulación de bienes muebles e inmuebles, mientras la mitad de España cierra las persianas y se refugia donde puede, a la espera de que escampen el sanchicomunismo y la pandemia, o al menos a que cesen a ese depravado Fernando Simón que regurgita sus idioteces y pronósticos improvisados como si fuese el fraile de un higrómetro de cartulina o un calendario zaragozano.

El estamento funcionarial se permite hoy contemplar lo que acontece con el temor del jefe Abraracurcix de la aldea gala: “El cielo puede caer sobre nuestra cabezas…, pero no tiene por qué ocurrir mañana”.

Mientras eso llega, los empresarios y autónomos intuyen que, en el mejor de los casos, lo que vemos es “pan para hoy y hambre para mañana”. Y para muchos ya, la moribundia y la incertidumbre es cosa de ahora mismo y el mañana ha dejado de existir mientras continúe la debacle de un gobierno preocupado de la propaganda y de ahondar la película de buenos y de malos como única esperanza para su permanencia.

Desde que Sánchez accedió al poder por la vía inconcebible del apoyo del golpismo y el filoterrorismo, España vive en un estado permanente de excepción que ni siquiera es atribuible al resultado de las urnas, porque lo que votó mayoritariamente el pueblo no fue a una miríada de excrecencias, por más que unidas todas ellas a la infame voluntad del sanchismo socialista le permitan a “Su Sanchidad” mantenerse en el poder a toda costa.

En definitiva, el mandato de las urnas no fue el de otorgar a un desquiciado la facultad de chamarilear a su capricho y mediante Reales Decretos-Ley sus negocios de alquiler y compraventa de voluntades políticas por los arrabales de la democracia, sino más bien, en su conjunto, suponía forzar a la clase política a un acuerdo de dos mayorías suficientes para templar el magma ardiente que amenazaba con una erupción incontenible de efectos autodestructivos letales.

Con la aparición de la pandemia y con la fuga de Sánchez por la tangente, la situación empeoró aún más y ahora Casado vuelve a pretender rebajarle la temperatura a la incandescencia, cosa que a muchos parece dislocada, porque con Iglesias en el CNI, con una hipotética renovación del CGPJ y con Abascal aventando la caldera no hay manera de rebajar el ‘soufflé’ que nos han montado sin que salga ardiendo el horno o sin consumirse en el intento.

He dicho.




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