Recuperé hace unos días una grabación radiofónica de 1975 del programa “Gente importante”, muy popular en aquellos años, presentado por José Luis Pécker, al que las generaciones actuales ni siquiera recordaran pero que fue en su día una gran estrella de la radio y luego de la televisión. En ella se contiene una entrevista realizada por el a una Mercedes Formica, que, con sesenta y dos años, decía cosas como estas:
“Soy una persona que ama la tolerancia, los matices… Me resisto a que me encasillen, soy evolucionista y encuentro absurdo detenerme en 1951, lo que entonces era una necesidad vital, ahora no lo es. En 1975, por fortuna, no se exige a la mujer convertirse en hombre para presentarse a unas oposiciones”. “No tuve amistad con José Antonio, tuve, eso sí, respeto y admiración, por su inteligencia, su tolerancia, aquel escuchar al que no pensaba como él, su dignidad, su amor a España y, por supuesto, su valor. Quien siente unos ideales y da por ellos la vida tiene y tendrá siempre mi respeto”. O, “Efectivamente me nombró 1ª Delegada nacional del SEU en unas circunstancias en que tal nombramiento significaba una condena de muerte….”
Mercedes Formica era gaditana, y sí, fue falangista y admiradora ferviente de José Antonio Primo de Rivera, sobre todo, como dice en la entrevista, por su inteligencia, talante y por la pasión desbordante que sentía por España. También se extrae de sus palabras que tanto José Antonio como ella misma no eran personas cerriles, cerradas al dialogo, autoritarias ni intransigentes.
Como ella dice, por sus méritos, José Antonio la nombró primera delegada nacional del SEU femenino en 1936 y miembro de la dirección de la Falange.
Todo eso es verdad, y también lo es que fue una de las primeras feministas en España que merecieron tal nombre (sin olvidar a otras como Concepción Arenal, Dña. Emilia Pardo Bazán o Clara Campoamor, que se enfrentó a su propio partido, el radical republicano, y a casi toda la izquierda, para lograr el voto femenino, del que entonces se pensaba que favorecía a las derechas). Y no sólo porque ya en su primera novela, Bodoque, la trama giraba en torno a un caso de separación o a que se doctorara en Filosofía y Letras o incluso a que intentara ingresar en el cuerpo diplomático, aunque no lo lograra por culpa, precisamente, del machismo institucional imperante. Su actividad siempre fue incesante, colaborando en prensa o dirigiendo la revista de la Sección Femenina “Medina”.
En una ponencia llamada «La mujer en las profesiones liberales», escrita en unión de otras universitarias por encargo de Pilar Primo de Rivera para un Congreso Femenino hispanoamericano filipino, el primero que se celebraba, en 1951, defendía la plena incorporación de la mujer al mundo laboral. Ponencia que no pudo ver la luz, los organizadores del Congreso lo impidieron por “feminista”.
Pero el hecho crucial de su trayectoria en pro de los derechos femeninos fue, sin duda, su artículo en ABC, ya histórico, llamado “el domicilio conyugal”. Fue publicado el siete de Noviembre de 1953 tras haber sido retenido durante un tiempo por la censura, y provocó una radical reforma de la legislación matrimonial de aquella época post guerra civil, una legislación que, prácticamente, imposibilitaba a las mujeres la separación matrimonial so pena de perderlo absolutamente todo frente al marido, desde la vivienda a los hijos.
Ese artículo, escrito con motivo del sangriento asesinato de una mujer, Antonia Pernia Obrador, que sufrió doce puñaladas de su marido, del cual no podía separarse a pesar de sufrir frecuentes maltratos para no perderlo todo, corrió como la pólvora, provocando una reacción de la sociedad española del momento y causó, como queda dicho, una total reforma, en aquella España de Franco, de la legislación relativa al matrimonio, en la dirección de otorgar unos derechos a la mujer de los que hasta entonces no disfrutaba.
Tal fue la repercusión de este logro que llegó allende nuestras fronteras atrayendo la atención de los medios extranjeros, que la entrevistaron y retrataron (a tal respecto, son famosas las fotografías que realizó de ella una popular fotógrafa de aquellos años, enviada a España por el gran Robert Capa, Inge Morath).
Y aunque da mucha pereza, tras hablar de una figura como Mercedes Formica, hacerlo una vez más de esta izquierda patria tan ignorante como mentirosa, que tiene a Sánchez Castejón a la cabeza y como abanderado de la exhibición de todos y cada uno de los clichés típicos de la misma, no voy a tener más remedio que hacerlo a propósito de ese día que lleva anunciándose ya desde la semana pasada y que este individuo ha escogido como acto central de su campaña electoral desde el Gobierno de la Nación (cuán grande le viene todo a este fraude, todo, incluso el frac) y sufragada por todos nosotros con dinero público. Abro aquí paréntesis: la vergonzosa y nauseabunda utilización de los medios públicos e instituciones para su propia propaganda, en lo que se constituye en una suprema degeneración del concepto de democracia, prostituida, merced a la ausencia total de ética, principios, ideología o creencias de este personaje, y puesta al servicio de la promoción personal de un solo individuo es un tema gravísimo que, si no fuera porque España se halla inmersa en una de sus mayores crisis históricas, la de su propia identidad, que se ha venido fraguando durante años con la connivencia y cobardía de sus gobernantes hasta llegar al punto actual de no retorno, debería ser motivo de reflexión profunda: ¿Qué tipo de democracia tenemos que permite a un individuo poner todo el aparato institucional y mediático del Estado a su exclusivo servicio?. Cabría preguntarse si, como dicen ya determinadas voces, España es un Estado fallido.
Pero volvamos al asunto de estas líneas. Se trata, ya lo intuirán, del Día Internacional de la mujer trabajadora. Ese para el que desde la Moncloa y con nuestro dinero se ha lanzado un vídeo “institucional” (no se rían), donde todos los miembros del Gabinete pronuncian el slogan inventado por una empresa de imagen (Iván Redondo, básicamente) para que el sexo femenino vote en masa al macho Alfa (presuponiendo que todas las mujeres son débiles mentales y se las engaña con un slogan de mercadotecnia, quizá a Carmen Calvo o Adriana Lasta así sea, pero tengo a las mujeres en mucho mejor concepto que esta gente) .
“Tiempo de mujeres”, pronuncian todos, porque uno de los leitmotiv de esta izquierda sin principios para fomentar el enfrentamiento frontal con lo que una de sus musas llamó, en un alarde de agudeza y haciendo gala, esta también, de inteligencia y brillantez, la derecha trifálica, es el feminismo de todo a cien, sustituyendo a lo que antaño era la lucha de clases, tan solo un arma para crear división, la única manera que siempre ha tenido la izquierda de prosperar.
A fin de ayudar un poco a Sánchez, a sus ministras y a sus acólitos podemitas, devenidos estos en simples palmeros del okupa, y para que no metan la pata en próximos actos con motivo del citado día (¿para cuando un día del hombre pluriempleado y padre, del hombre amo de casa o del hombre, simplemente?), les he facilitado desinteresadamente, hoy me siento generoso, la historia de Mercedes Formica. Ya por muchos de ustedes conocida, por si tienen a bien, aunque ya les digo yo que no lo harán, reivindicar con motivo del susodicho día, su figura, reivindicación, esta sí, bien merecida.
Aunque hay un pequeño inconveniente: el Gobierno municipal podemita que manda en Cádiz, ciudad natal de Mercedes, con “el Kichi” a la cabeza, retiró en 2015 el busto que de ella se había colocado en la plaza del Palillero, junto a la sede de la Fundación de la mujer de tan hermosa ciudad andaluza, alegando para ello el hecho de que había sido falangista….A cambio, ese mismo partido, haciendo gala de “feminismo”, entiéndase la ironía, propone como candidata a la Alcaldía de Ávila a una señora que ha cumplido una condena de treinta años por complicidad en el asesinato de un hombre… ¿Creen ustedes que el asesino de Antonia Pernia Obrador, autor del hecho que motivó hace sesenta y seis años el artículo de Mercedes Formica, tras cumplir su condena, se hubiera podido presentar a unas elecciones municipales o de cualquier otro tipo? Albergo serias dudas. Como mínimo la izquierda del momento lo hubiera linchado, a él y al partido que representara. Pero esta “nueva” izquierda tiene bula, y es que el feminismo bien entendido empieza por uno mismo, deben pensar.
Y vuelvo al principio, a las palabras de Mercedes en ese programa de radio, a esa mujer fuerte, íntegra, inmensamente inteligente y capaz, falangista, admiradora de José Antonio y también tolerante y abierta. Compárenla con esta izquierda de maneras dictatoriales, zafia, iletrada e intransigente que intenta patrimonializar la defensa de los derechos de la mujer cuando lo único que hace es utilizarla.
Y entonces contéstenme a esta pregunta: ¿quién representa mejor a las mujeres?.
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