Sevilla en la ópera (I). La ciudad soñada en toda Europa
Desde 1669, 40 obras sobre Don Juan y casi 30 sobre Figaro

Cuando mi amigo José María Arenzana me sugirió hace unas semanas que escribiéramos sobre Sevilla en la ópera, despertó inmediatamente mi entusiasmo por tratarse de dos temas que me apasionan. Como todos los amantes del género operístico y de la ciudad de Sevilla, sabía que esta ha sido el escenario de no pocas óperas, entre ellas cinco de las más importantes del género, que han trascendido el período histórico en que fueron estrenadas, y han llegado a nuestros días con total vigencia y popularidad. La sola mención de títulos como Don Giovanni, de Mozart, El barbero de Sevilla, de Rossini, o Carmen, de Bizet, inmediatamente hacen pensar que, en efecto, Sevilla es de las ciudades que más se mencionan en el género operístico, lo que suele el conocedor promedio del tema en cuestión -incluso cantantes y músicos del mundo de la ópera- desconocer es el elevadísimo número de óperas ambientadas en Sevilla. Comencé a investigar sobre el tema y tuve la suerte de encontrar una gran cantidad de literatura dedicada a él, entre otros libros di con Sevilla, ciudad de 150 óperas, de los historiadores Ramón María Serrera y Andrés Moreno Mengíbar, que es la obra de referencia definitiva.

Sevilla es la reina indiscutible de las ciudades por cuanto al número de óperas ambientadas en ella respecta. Si bien es cierto que durante el período romántico se compusieron una ingente cantidad de óperas ambientadas allí, Sevilla es el escenario de innumerables óperas desde mucho antes que la búsqueda del exotismo español atrajera a viajeros, escritores, y artistas románticos, que la plasmaron en su legado. Para entender por qué inspiró tantas obras, debemos remontarnos, aunque sea de manera brevísima, en su historia.

En el S XVI Sevilla llegó a ser una de las ciudades más grandes y ricas de Europa, superada solo por Londres y Roma en cuanto a número de habitantes, -Barcelona y Madrid le quedaban muy a la zaga-. El establecimiento en 1503 de la Casa de Contratación, encargada de fiscalizar todo el tráfico comercial con el Nuevo Continente, dio a la ciudad un empuje extraordinario que impulsó su eclosión y la convirtió en la metrópoli comercial de todo el sur de Europa. En sus calles, ya desde esa época, había un continuo trasiego de carruajes que transportaban las incontables riquezas que venían de América, de productos que se exportaban hacia allá, y de extranjeros de todos los rincones de Europa, que llegaban para tentar su suerte. Durante este siglo, y buena parte del siguiente, los nobles construyeron muchas casas palacio, aparecieron varias plazas asociadas a estas, y la fisonomía urbana de la ciudad fue adquiriendo dimensiones de gran urbe.

Durante el Siglo de Oro, Garcilaso, Lope de Vega, Tirso de Molina, Cervantes -que comienza a escribir en Sevilla El Quijote-, residen o visitan Sevilla. Zurbarán, Murillo, Velázquez pintan en Sevilla y contribuyen con su obra al enriquecimiento artístico extraordinario de la ciudad. Todo este esplendor continúa durante la primera mitad del S XVII, hasta que en 1649 la ciudad es violentamente golpeada por la peste, que reduce en un 46% su población. El segundo impacto que agrava su declive sucede en 1717, cuando por razones comerciales, y estratégicas referentes a la navegación, la Corona traslada la Casa de Contratación a Cádiz. Pero Sevilla ya había adquirido dimensiones legendarias que llegaron a todos los confines de Europa en las narraciones de sus viajeros. ¡Qué historias no habrán contado los visitantes en sus países sobre la monumental catedral que alberga el altar más grande de todo el cristianismo, la impresionante Giralda con sus 104 metros de altura, las maravillosas casas palacio que no dejan indiferente a nadie que las visite incluso hoy, el Palacio Arzobispal, la Iglesia del Salvador, la Casa de la Lonja, la Real Fábrica de Tabacos, las casas con sus patios y jardines, y las pobladas calles donde se escuchaban más de una decena de idiomas; de sus más de 70 mesones, del puerto abigarrado de naves! ¡Qué historias y leyendas sobre personajes ficticios y reales de Sevilla no deben haber adquirido dimensiones mitológicas en la mente de quienes las escuchaban por toda Europa! De ellas precisamente sale el personaje literario más universal de Sevilla, Don Juan, tema sobre el que se ha compuesto la mayor cantidad de óperas -alrededor de 40-. La primera de todas, L’empio punito, compuesta por Alessandro Melani, con libreto de Filippo Acciaiuoli basado en El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina, que fue estrenada en el palacio Colonna, en Roma, el 17 de febrero de 1669. Es una ópera de más de 4 horas de duración, que rara vez se representa en la actualidad, a pesar de su interés musical. La acción está trasladada a Pella, capital del antiguo reino de Macedonia, y los nombres de los personajes están cambiados, pero la trama argumental sigue la línea narrativa de la obra original. En 2019 fue escenificada en el Teatro Villa Torlonia, en Roma.

No fueron pocos los grandes compositores del período barroco que hicieron óperas ambientadas en Sevilla. Entre ellos podemos citar a: Alessandro Scarlatti, importante fundador y representante de la Escuela Napolitana, la meca operística del período barroco, cuyas fundamentales aportaciones contribuyeron a desarrollar el lenguaje musical de la ópera; suya es la ópera La forza della virtù, estrenada en Nápoles en 1669, ambientada en Sevilla; George Frideric Handel, una de las figuras cumbre más influyentes de la Historia de la Música occidental, su ópera Rodrigo, estrenada en Florencia en 1707, tiene ambientación sevillana; Nicola Porpora, que aporta a la evolución del género más de 50 óperas caracterizadas por su elegancia formal, y el virtuosismo vocal de las partes cantadas, uno de los más ilustres intérpretes de su obra fue el castrato Carlo Broschi, conocido como Farinelli, de Pórpora la ópera Siface, estrenada en Venecia en 1725, tiene escenas ambientadas en Sevilla; Leonardo Leo, que comparte junto con Alessandro Scarlatti la gloria de haber fundado la importante y decisiva Escuela de Nápoles, compuso otra versión de Siface, estrenada en Bolonia en 1737; Johann Adolph Hasse, importante compositor del barroco tardío de origen alemán, vinculado con la Escuela de Nápoles, cuyo estilo se caracteriza por su lirismo, y su sentido melódico, de él la ópera Viriate, estrenada en Venecia en 1739.Y muchos otros que por cuestiones de espacio son imposibles de mencionar.

De los personajes literarios que son arquetipos universales, y saltan de la Literatura a la ópera, tres son sevillanos: Don Juan, que aparece en el barroco, Fígaro, durante el período clásico, y Carmen, que irrumpirá en el romántico. Los dos primeros son probablemente los personajes sobre quienes más óperas se han compuesto, 40 sobre Don Juan, y alrededor de 30 sobre Fígaro.

La profunda huella que marca Sevilla en la ópera se debe no solo al número de óperas ambientadas en la ciudad, sino a la relevancia de cinco títulos cumbre en la Historia de la Ópera, cuya aparición en orden cronológico es: 1786 Le nozze di Figaro (Las bodas de Fígaro), 1787, Don Giovanni, ambas de Mozart; 1805, Fidelio, de Beethoven; 1816, El barbero de Sevilla, de Rossini; y 1875, Carmen, de Bizet. Obviamente, como dice la frase popular “no son todas las que están, ni están todas las que son”, pero las mencionadas son piezas paradigmáticas del género.

(Continuará)




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3 Comments

  1. […] Origen: Sevilla en la ópera (I). La ciudad soñada en toda Europa – SevillaInfo […]

  2. Carlos Miguel dice:

    Excelente !!! Gracias por enseñarnos Sevilla a travez del mundo de la ópera !!!

  3. fascinante
    Sevilla mucho mas allá de su historia era y es inspiración para el alma
    excelente artículo!

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