José Tirado, José Miguel López Catalán, Ángel Haro y Adolfo Cuéllar, este lunes / RBB
El proceso iniciado hace años para devolver el control del Real Betis a los béticos y apartar del mando al que se apropió de él con malas artes en 1992 está a punto de culminar. Los miembros de la comisión de reparto de las acciones han explicado este lunes cómo será el procedimiento, que debe ser aprobado en la próxima junta de accionistas del próximo 23 de noviembre.
Debido a los numerosos vericuetos jurídicos que ha habido que sortear, algunos aún pendientes de sentencia o recursos -aunque el penal que mantiene Béticos por el Villamarín contra Lopera ya no afecta en nada a este proceso-, las 36.869 acciones que se pondrán a la venta a un precio más barato, de 120 euros, se emitirán como una ampliación de capital, por lo que los actuales accionistas mantienen un derecho de suscripción preferente pese a que su porcentaje respecto al capital social no se diluye con la ampliación, pues las originales, contaminadas, serán anuladas con posterioridad.
Los actuales accionistas de referencia –Haro, López Catalán, Ozgur Unay, Galera, Castaño, Juan Salas Tirado, la familia Romero o el mismo Lopera, que conserva 600 acciones, un 0,5%- tienen derecho, por ley, a suscribir casi un tercio de las 36.869 acciones que van a ser puestas a la venta a un precio barato, pero desde la comisión de reparto se les pide a todos los poseedores de más de 200 acciones que tengan un gesto de generosidad y renuncien a su derecho de suscripción preferente para que sean los actuales abonados (más de 51.000) y los pequeños accionistas (unos 8.500, no todos abonados) quienes puedan acceder a ellas en primera instancia. Si estos no cubren toda la oferta, entonces sí podrán adquirir los accionistas de peso todas las que les correspondan entre las sobrantes, antes de acudir a la segunda ronda, donde el precio de la acción multiplica casi por cuatro su valor. Haro, Catalán, Ozgur Unay y el propio Lopera ya se han comprometido a renunciar a su derecho preferente, si lo hacen los demás, claro.
Es de esperar que el resto de accionistas de referencia, a los que en los últimos años ha dolido la boca de reclamar un Betis de los béticos y abogar por la máxima atomización del club, permitan que esta se produzca y renuncien a su derecho de adquisición preferente para que sean los que menos tienen quienes puedan hacerse con un trocito de Betis, por muy pequeño que sea, pues a partir de la próxima junta hasta el que tenga una sola acción podrá votar por vía telemática y participar en las decisiones de la Sociedad Anónima Deportiva.
A los grandes accionistas les asiste la ley, pero no la razón, así que en sus manos está ser generosos en el tramo final de este proceso o quedar retratados ante los ojos de los béticos para siempre.
PD: si los grandes accionistas no renuncian a este derecho de suscripción, el Betis tiene intención de hacer el año próximo una nueva emisión de 20.000 acciones para que pudieran comprar todos los que no hubieran tenido acceso a esta. Si finalmente, los béticos no suscriben los 4,4 millones de acciones ‘baratas’ y los más de 11 millones de acciones ‘caras’, se procedería a una subasta pública en la que podría participar cualquiera, con capital chino, ruso, suizo o paquistaní. En manos de los béticos está evitar que el club vuelva de nuevo a un mayoritario.