#LaPrimeraPuntá. Por Estrella Carrño @EstrellaCarre
Se les ha venido lo mismo que a mí a la cabeza, pero ojo que no lo digo yo, que cierto personaje de trilogía cinematográfica ya tenía fijación con un objeto (dorado también, qué casualidad).
Pero es que esto se ha convertido en el pan de cada día de las hermandades cuando hay elecciones. Las que concurren actualmente, las que hubo y lo más peligroso, me temo, las que habrá.
Y es que hay personas en este mundo cofrade, que hacen lo que sea por apoyarse en la ‘galleta’. Ahora díganme que es mentira, que eso no ocurre. Elecciones convertidas en despotismo de vara dorada, aquí no hay límite y todo vale, “todo para el hermano, pero sin el hermano”. ¿Recuerdan el despotismo ilustrado? hombre, no lo vivimos porque entonces tendríamos más edad que el baúl de la Piquer, pero todos lo hemos estudiado. Sí, les refresco la memoria, aquellos que querían gobernar equilibrando sus intereses y el bienestar de los gobernados. Los de “puedo prometer y prometo hasta que…”, esos. Los del absolutismo y la supuesta supremacía de poder que otorga una…una ¿qué? ¿una vara?, no me parece nada coherente, Hulio.
Mensajes incitando al voto, críticas y dosis a raudales de rumore sobre el contrario (y viceversa, esto es así, la ley de más fuerte), llamadas, supuestos intentos de saltos de la ley orgánica de protección de datos, que no los da ni la olímpica Ruth Beitia. Pero no me refiero, antes que me crucifiquen, a la actualidad, repito. Sí a lo que ha habido, hay y habrá…a lo vivido, y a lo que viviremos. Amenazas, increpaciones…
Un candidato (o hermano mayor) y su equipo tienen que estar por y para el hermano y la hermandad, que para ir delante de pasos, saludar con tu chaqueta y que te vea hasta el apuntaó, ya tenemos a otros personajes en esta Sevilla nuestra. Déjense de creer, como dice el dicho, que ser hermano mayor en Sevilla es más importante que alcalde, hombre por favó. Los valientes, que para coger una vara también hay que serlo, preséntense y si ganan…sirvan al hermano, no les nieguen ayuda. Basen sus mandatos en mejoras, en caridad, en patrimonio, en cuidar la nómina de personas que tienen detrás suya (que no son pocos y que sufren todo esto), en los titulares y déjense de tonterías y chorradas varias. No parafraseen a José de Espronceda, ni a su Canción del Pirata “¿Qué es mi barca? Mi tesoro”.
Richard J. Daley dejó dicho “El poder es peligroso a menos que tengas humildad”. Hagan caso, cabeza, cercanía, buen hacer y a bordarlo, señores.
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