Los cuatreros del apocalipsis y la taifa

No tardaremos mucho en saber si los cajeros automáticos de las paredes de España serán sustituidos por máquinas tragaperras al estilo de Las Vegas…, que no es el nombre de la onírica ciudad del juego en Nevada, sino de un barrio de chabolismo vertical en la Tres Mil Viviendas de Sevilla.

Puede que muy pronto, cuando intentemos extraer dinero de la pared marcando nuestra clave de acceso, la pantalla del banco nos devuelva la imagen de una campana, unas cerezas y una trompeta.

Superada la primera fase de la pandemia con el notable éxito ya conocido de encabezar el ránking mundial en número de contagiados y de fallecidos por millón de habitantes (o sea, goleada en contra en la primera parte del partido), el gobierno socialcomunista se dispone a abordar el segundo tiempo de la pretendida recuperación económica con la perspectiva de que nos cuelen otro nuevo saco de goles, de todos los colores.

En el intermedio, no obstante, nuestros jugadores sobre el campo festejan el resultado como si no hubiera un mañana o como quien está cerca de ganar el partido sólo porque no hemos encajado 100.000, sino sólo 48.000 goles en cajas de muerto.

El director técnico del equipo, un tal Simón, tan campechano y tan pasota, aprovecha la ocasión para hacerse fotos con el respetable, sonriente, con una camiseta super diver de la muerte en la que puede leerse “Puto virus” o disfrazado de motero, porque él, donde piensa de verdad es con el casco puesto encima de la Suzuki y aprovecha para que se le recaliente la sesera.

El entrenador del equipo, sin embargo, un tal Sánchez, sufre revelaciones místicas y clarividentes cuando se suspende en el aire a bordo del Falcon o del Superpuma, razón por la cual quizá no debería aterrizarse nunca y si hay un funeral en la Almudena él se marcha de cañas con Antonio Costa al Chiado lisboeta. Invita la casa.

Sánchez es en este momento un pistolero del Far West que va sembrando de cadáveres y echando las persianas a los negocios allá por donde pisa. Luego, se larga y deja a SS.MM. los Reyes de España tomando medidas, celebrando funerales y consolando a las víctimas con la bandera de España a media asta.

La tropa de cuatreros que acompaña a Sánchez en su cabalgada por ese Lejano Oeste no hace prisioneros y le dispara a todo lo que se menea, aunque a veces en este ejército de Pancho Villa se pegan tiros en el pie y lleva a su mesnada con más agujeros que un queso Emmenthal.

Uno de los secuaces que le siguen, de apellido Iglesias, va herido de muerte y sangrando por la herida, porque el tipo gasta la misma puntería que un mono loco con una metralleta en las manos y arrastra su perdición en la entrepierna, más caliente que las pistolas de Billy el Niño, donde se le adocenan los favores por causa de las gonorreas del poder.

España se ha inundado de carteles en los que se lee “Wanted” con los caretos de esta banda de asaltabancos que, por donde pasan abren cárceles y liberan a los peores asesinos de la ETA y a los golpistas que estaban entre rejas.

Llegará el día en que la UE ofrezca una fuerte recompensa por la captura de cada uno de estos delirantes y el pueblo los linche como a vulgares rateros a este lado del río Pecos.

Marlaska ya no es juez, ni podría volver a serlo, ni prestándole la toga el mismísimo rey Salomón. Un juez con el presente que acumula Marlaska sería como poner a Josu Ternera en una hornacina en la capilla de una catedral para encenderle velas y palomillas de aceite.

El sectarismo ciego que gastan en esta banda de astronautas y conmilitones no tiene parangón. Mientras el francés Macron hace dimitir a todo su gobierno, Sánchez promete aguantar al trote lo que queda de legislatura, que es tiempo suficiente para desertizar al completo la vieja piel de toro y convertirla en un rancho aislado y desolado en mitad de una estepa siberiana, como un archipiélago de infectados en el apocalipsis, un gulag de autonomías con las manos atadas y pobres de solemnidad.

La Ponderosa de Maduro es la tierra prometida y Ábalos y Marisú son los tesoreros del clan, cuya contabilidad se refleja en el número de maletas recibidas a medianoche a través de la T-4.

El año próximo expira el contrato de la base conjunta hispano-norteamericana en Rota, y Marruecos le ha ofrecido al Pentágono su territorio para que la VI Flota se instale al otro lado del Estrecho, en Alcazarseguir, entre Ceuta y Tánger, justo antes de Tanger-Med, el nuevo mega-puerto comercial de la morisma, que está construyendo al lado una ciudad de casi 500.000 habitantes con capital chino que no aparece ni en Google Maps. O sea, a Ceuta y a Melilla le quedan dos telediarios de Vicente Vallés (todo mi apoyo) y tres panfletos de los de Rosa María Mateo.

Quince kilómetros más allá, en línea recta hacia Ceuta, se encuentra la Isla de Perejil.

Esta vez Tarik llegará de la mano de los gringos y Sánchez (no digamos el marqués del FRAP con su harén) estará encantado de lucirse con su Begoña como el nuevo Conde Don Julián.

PS: Y C’s…, en su taifa.

He dicho.




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2 Comments

  1. Cazadorlibre dice:

    Nos urge contratar a Clint Eastwood, con el 44 Magnum bajo el poncho.
    Saludos.

  2. José Mª Arenzana dice:

    Quizá mediante un crowdfunding de esos nos alcance.. Saludos cordiales.

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