Ante la preocupante tendencia actual de reducir el número de palabras que utilizamos para comunicarnos, nos convendría ir recuperando términos que han ido quedando en el olvido y que incluso nos podrían ayudar a resolver algunos conflictos actuales.
Como sucede por ejemplo con las palabras excretar y excreción, sustituidos hoy por expresiones más vulgares e inelegantes. Según el DRAE, excretar es «expeler el excremento» («los residuos del alimento que, después de hecha la digestión, despide el cuerpo por el ano»); y excreción, la «acción y efecto de excretar».
Llegados a este punto, cabe la posibilidad de analizar con otro ojo todo lo que está sucediendo alrededor de la reivindicada libertad de expresión para el rapero Pablo Rivadulla, alias Hasèl. Y es que visto lo visto, y oído lo «proponido» (Ministro Garzón dixit), todo este follón pudiera deberse a un gran malentendido cuasihomofónico en el uso de los términos. Y que la auténtica libertad que de modo tan pacífico y saqueador se estuviera reclamando para tan angelical rapero, fuese la libertad de excreción; que en este caso significaría la libertad de poder expeler por la boca los detritus destinados a salir por otro orificio.
Todo un arte en el que el nuestro inocente Pablo ha demostrado sobradamente ser un avezado experto.
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