Las fronteras, las encuestas y las estadísticas de Soros: niegan, luego existe

Hay muchas maneras de elaborar una estadística para que las cifras cuadren a tu gusto… Pongamos una sobre la Sanidad cubana, suponiendo que algo digno de ese nombre exista.

Puedes pillar, por ejemplo, el número de diabéticos en la isla y tal vez resulte una tasa media de enfermos muy baja. Pero también pudiera ser que no haya enfermos de diabetes porque no se les suministra tratamiento o si lo hacen es por medios obsoletos, en cuyo caso fallecerían casi todos los afectados de dicha enfermedad.

Asunto arreglado, porque, para testar la cifra adecuadamente tendrían que haber medido no la cantidad de enfermos sino la de tratamientos suministrados en cantidades adecuadas, tal vez muy cercana a cero. Pero digo más: en realidad, lo llamativo en un caso como ese no sería tanto el número de enfermos o la carencia o deficiencias en el suministro de insulina cuanto que Cuba es deficitaria hasta en… azúcar. Y Tezanos sabe todo esto.

El actor Willy Toledo, un desquiciado que lleva media vida interpretándose a sí mismo dentro y fuera del cine, dice que los españoles perseguimos desde hace años lo que los cubanos llevan disfrutando desde hace más de medio siglo. “¡Gensanta!”, diría Forges.

Y a lo peor lleva razón, como tantos otros que sostienen que a los españoles lo que nos gusta es alguien que nos guíe con mano dura y que decida por nosotros: o sea, que estaríamos condenados a buscar a Franco y todo este jaleo que vemos es apenas la dura competencia entre candidatos por alzarse con el caudillaje.

No se apuren ni tengan prisa en encontrarlo, les ruego, al menos hasta que yo me largue de este mundo o busque otro lugar donde aposentar mi entendedera y ya luego hagan ustedes lo que quieran, que me voy a partir de risa desde la distancia o desde el más allá viendo a todos esos zurdos claudicar ante los ‘grises’ con banderas arcoiris o con las babuchas puestas yendo a rezar a la mezquita cada viernes y fiestas de guardar.

Lo lamento mucho, pero es que a mí lo del cambio climático, el feminismo cafre y la eutanasia como religiones no me va, ni siquiera como pasatiempos o aficiones. Y ni les cuento lo del republicanismo absurdo que pregona el tío de la coleta, que siempre tiene un objetivo al que aniquilar porque vive de fijar enemigos a los que abatir y sin ellos no es nadie.

Si Podemos se desangra en las encuestas no es tanto por sus negligencias, contradicciones severas y delincuencias, sino porque no logra señalar un adversario claro ni siquiera cuando trata de poner en la diana al Rey, ya que Sánchez le ha usurpado hasta la fecha el verdadero objetivo de los ciudadanos al convertir su egolatría y a su Gobierno en el blanco de todas las artillerías imaginables, no sólo las de la oposición y de las víctimas del terrorismo, sino también de los hosteleros, los autónomos, los millones de desempleados, los católicos, las autoridades de la UE, Donald Trump, Mohamed VI y hasta de los aficionados a la petanca.

El caso es que, descrita la estadística de ese modo alternativo, la foto resulta tan triste como demoledora y no hay manera de reconstruir un mapa real de España como país. Recuerden el otro día a Pedro Sánchez describiendo en el Congreso de los Diputados la situación con cierto tono entre jocoso y ridículo como “una conspiración masónico-bolchevique–bolivariana” etc, y otra vez tendrán el juego que he descrito ya mil veces de que cuando Sánchez niega algo en realidad está corroborando lo que dice.

Las actividades de Soros en España no son una minucia que afecte a cuatro locos de unas cuantas ONG, sino que abarcan casi todos los sectores, empezando por las principales entidades financieras del país, lo que incluye, por supuesto, al Banco Santander y a la tercera parte del Ibex35.

No es anecdótico que unos días después de celebradas las elecciones norteamericanas, el 15 de Noviembre, el Banco de Ana Patricia Botín entrase por primera vez de manera directa en el capital de Indra, la multinacional tecnológica española encargada del recuento en toda clase de convocatorias electorales en España y cuya participación mayoritaria la mantiene el propio Estado español como consecuencia de haber heredado los activos de Bankia, que es quien tenía el mayor paquete accionarial, por delante incluso de un Fondo de inversión que pertenece al Grupo March.

A título más o menos anecdótico cabe señalar que Juan March fue el empresario que en su día financió el alzamiento del 18 de julio de1936 y avaló la compra de armas para los militares africanistas sublevados, origen de nuestra Guerra Civil.

Y tampoco es casual que menos de un mes más tarde de la entrada del Santander en el capital de Indra, el pasado 6 de Diciembre Soros procediese a relevar al presidente de su todopoderosa Open Society Foundation, Patrick Gaspard, y en su lugar colocase a un tal Mark Malloch-Brown, ex vicesecretario general de la ONU con el gran canalla Kofi Annan, pero que hasta ahora ocupaba el cargo de presidente de Smartmatic, la tecnológica de origen venezolano que durante 13 años facturó todos los pucherazos de Hugo Chávez y Maduro antes de ponerse al servicio del Partido Demócrata norteamericano, pues no en vano Gaspard, su antecesor al frente de la Open Society, fue el principal consejero presidencial para política interior de Obama y fue presidente del Consejo Nacional del Partido Demócrata.

No sé si se entiende bien el verdadero alcance de todo esto ni tampoco si un lector cualquiera es capaz de abarcar la variedad e inmensidad de acciones teledirigidas por Soros a través de sus tentáculos nacionales e internacionales, pero en todo caso no se olvide que el 28 de junio de 2018 (apenas 26 días después de haber tomado posesión de su cargo tras una moción de censura), Pedro Sánchez se reunió con Soros sin que aún haya aclarado en calidad de qué un presidente de Gobierno recibía al conspirador internacional más famoso de la Historia.

Así las cosas, las estadísticas, y los mapas, incluso las fronteras, las fabrican siempre a gusto del consumidor. No lo olviden: niegan, luego existe.

He dicho.




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