La pelota es mía

A ver, que yo os entiendo y acepto que no queráis gobernar con el apoyo de Vox y todo eso, aunque no porque sean fachas ni estén en contra de la democracia ni las majaderías que le escucháis a gente como Otegui, Rufián y toda esa marea de adrianaslastras que confunden la batalla de Trafalgar y la de Lepanto o transitan por los telediarios repitiendo el mantra de “ultraderechistas” y zopencadas similares.

Que sí, que os viene mal, porque eso supone abrir la puerta a que el centro-derecha se disgregue y tengáis que debatir y compartir en más de un momento las cuotas de poder como ocurre en otras muchas democracias europeas, donde los liberales, los conservadores y democristianos pactan y se asientan para formar mayorías ocasionales.

Claro que, para evitar eso, Aznar se inventó una refundación que amplió el espectro y acogió en su seno posturas muy diversas y logró hacerlas convivir durante un tiempo, pero no podía durar toda la vida cuando empezaron los bandazos, primero con aquella aberrante Ley de Violencia de Género que continúa mandando al calabozo y a los juzgados a centenares de miles de varones forzados a demostrar su inocencia en contra de los principios y valores más elementales de cualquier democracia y luego aceptando sin rechistar, entre otras muchas cosas, una Ley de Memoria Histórica que es la derrota del sentido común frente a la mentira y la humillación final de un país frente a la Historia.

Y aun así, ya digo, yo comprendo que se quiera evitar concederle un reparto de cuotas al partido de Abascal, porque creéis que tendrá algo de cisma irreparable para la causa, pero el problema es que yo, que tengo propensión a la defensa de un bipartidismo más o menos homogéneo como base estable de las mejores democracias (a las pruebas me remito, aunque ahora se hayan puesto de moda los de las segundas vueltas y a la vez contemplamos democracias caminando por el precipicio de la tiranía en Francia o en Canadá), entiendo que no es legítimo pretender ignorar a más de 4 millones de votantes que hasta hace un rato, en su mayoría, confiaban el voto por sistema al Partido Popular y que es este partido el que se ha desmarcado y los ha dejado en la estacada y al sol que más calienta, “esperando la mano de nieve que sepa arrancarla”, parafraseando a Bécquer.

Tampoco es de recibo, me parece, sumar vuestro discurso o que se confunda, como sucedió con Casado el día de la moción de censura que presentó Vox, con la retahíla de improperios y sandeces que repiten quienes gobiernan con los pistoleros, los condenados por rebelión y sedición o con los chavistas de la inflación galopante. Esa confusión sí que me resulta intolerable y debiera pareceros aberrante. Y sin embargo, García Egea, como Arrimadas o Juan Marín, esos campeones mundiales de la democracia, no parecen tener el menor empacho en que les confundan ni siquiera un poco con esa jauría de partidos que se sitúan hasta programáticamente fuera de la Constitución, que hasta en países como Alemania, Francia, Portugal y muchos más estarían ilegalizados y prohibidos.

Por tanto, que hagáis lo posible por desmarcaros yo lo entiendo y no me resulta ni medianamente original, pero que perdáis de vista que el objetivo es desbancar a quienes han arruinado España (no sólo económicamente, que también) en menos de dos años y pongáis caritas de catequista escrupulosa y hagáis discursos ominosos sobre vuestros inevitables socios, lo lamento, pero me parece demencial, porque, de todos modos, podréis dar muchos saltos, como el mono del que hablaba el gran Campmany, pero todo el mundo tiene claro (hasta los votantes, simpatizantes y militantes más acérrimos) que, salvo milagro puntual, no hay otra manera de sumar mayorías que recuperando la concordia hasta donde sea posible por el bien de España y de los españoles.

Y desde luego nadie entenderá esa ocurrencia fantasmagórica de “recuperar la centralidad con el PSOE” una vez que, además, Sánchez ha fagocitado a Podemos y se come los morros sin vergüenza alguna con toda la caótica excrecencia de golpistas, pistoleros y las ‘bienpagás’ de todos “los terueles existen”. ¿Con qué carita se aliaría Casado con Pinocho para que éste le metiera goles con la mano en cada iniciativa parlamentaria votando junto a Oskar Matute? ¿O con qué cara liberaría a mansalva García Egea a presos de ETA por exigencia de ocasión?

Señores, déjense de peleítas, que los cismas irresolubles, además del bochorno que les produce a muchos veros comulgar con las delirantes acusaciones progres, son chorradas y complejos infantiles como de “la pelota es mía y aquí no juega nadie”, lo que solía terminar con el dueño del balón sentado en un escalón sorbiéndose los mocos.

He dicho.

PS: Primero de la era sin Luis F. Rull, con todo mi cariño y mi dolor. Sé que te gustaría hablar de todo eso, amigo. Te echo de menos desde ya.




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