La capitalidad

Una muestra de la riqueza léxica que tiene la terminología del urbanismo español, es la forma de nombrar a las distintas poblaciones en función de su tamaño, historia o ubicación: ciudad, pueblo, aldea, pedanía, poblado, villa, lugar, parroquia,… De todas ellas la que figura a la cabeza es la capital, del latín capitalis ‘perteneciente a la cabeza’, ‘principal’, derivado de caput, capitis.

Traigo esto a colación porque veo que de nuevo sale a la palestra el asunto de la capitalidad de Andalucía, cuestión que a mi modo de ver quedó clara desde la aprobación del Estatuto de nuestra comunidad autónoma, que en su Título preliminar, artículo 4, dice que “La capital de Andalucía es la ciudad de Sevilla, sede del Parlamento, de la Presidencia de la Junta y del Consejo de Gobierno, sin perjuicio de que estas instituciones puedan celebrar sesiones en otros lugares de Andalucía de acuerdo con lo que establezcan, respectivamente, el Reglamento del Parlamento y la ley”, y que “la sede del Tribunal Superior de Justicia es la ciudad de Granada, sin perjuicio de que algunas Salas puedan ubicarse en otras ciudades de la Comunidad Autónoma”. 

Una vieja reivindicación, que ya barajaron los ex alcaldes Alfredo Sánchez Monteseirín (PSOE) y Juan Ignacio Zoido (PP), es que dicha capitalidad se viera refrendada por una ley que la desarrollara, con el objetivo de tener compensaciones presupuestarias por prestar servicios extras como capital, figura de la que ya se benefician otras urbes como Madrid, Barcelona, Zaragoza, Santiago, Pamplona, Palma de Mallorca, Mérida o Logroño, además de Valencia, que está en trámites.

Su desarrollo normativo requiere ser aprobado mediante ley del Parlamento de Andalucía, si primeramente estima pertinente la propuesta un gobierno autonómico donde son mayoría los consejeros de Andalucía Oriental, ley que, pese a estar habilitada en las principales comunidades autónomas de España, curiosamente no se ha planteado en cuarenta años en la de mayor población de todo el territorio nacional.

La aprobación o no de esta norma no es una discusión por futesas, pues es necesaria para que Sevilla despliegue todo su potencial como gran capital del Sur de España, dotándola de un régimen competencial y financiero especial, dado que la ciudad y su área metropolitana concentran una población de millón y medio de habitantes. Uno de los principales objetivos, entre otros muchos, de esta financiación, sería erradicar el endémico problema que afrontan los servicios sociales, que subsisten en períodos concretos gracias a los fondos desarrollados con recursos europeos.

Es necesario acabar con el mantra de los 700.000 habitantes, cifra de habitantes que no alcanza Sevilla desde hace ya una década por el éxodo hacia poblaciones cercanas, y argumentar ante las Administraciones central y autonómica que el grueso de nuestra población flotante viene inducido por ejercer de facto las funciones estructurales de capital de Andalucía, y, ciertamente, estamos en el momento apropiado de reiterar esta solicitud, por el margen de cuatro años que se plantea sobre el horizonte para su planteamiento, desarrollo y ejecución.

Dicho lo anterior, uno no se explica cómo en todos los años en que el PSOE, la formación a la que pertenece nuestro alcalde, en sus cuatro décadas al frente de la Junta de Andalucía, con períodos donde gobierno municipal, Junta de Andalucía y gobierno central eran del mismo signo político, no sacó adelante esta propuesta y la plantea ahora, y, para más inri, se opuso de forma férrea a la propuesta de Zoido en 2007 que, como es tradicional, contaba también con la negativa de su “compañero” de partido, el alcalde de Málaga.

Parece claro que todo lo que no sea unanimidad a la hora de plantear esta cuestión, a más de uno nos sonará a simple oportunismo para apretar las clavijas al rival partidista y rascar algunos votos a un electorado desmemoriado, por eso hace bien el candidato del PP José Luís Sanz en sumarse al proyecto. Por cierto, hablando de memoria: fue el alcalde Félix Moreno de la Cova en 1964, al conmemorarse los veinticinco años de paz tras la guerra civil, el primero que tuvo la iniciativa de nombrar a Sevilla la capital del sur de Europa.

A pesar de que en el ambiente hay cierta difidencia sobre la consecución de este objetivo, le deseo a nuestro actual alcalde toda la suerte del mundo en esta reivindicación, y que, sin ningún complejo, no se desanime ante las numerosas reuniones formales e improductivas, los gestos amables de los profesionales de la sonrisa, ni los “argumentos” de algún regidor municipal con talante provinciano, en el que, más de uno, percibimos unos inconfesables celos. 

Alberto Amador Tobaja: aapic1956@gmail.com




Share and Enjoy !

0Shares
0 0

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *