Sonadas han sido las declaraciones del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, culpabilizando a Vox (al que indirectamente responsabiliza del fiasco de la mayoría aplastante que vaticinaban a Feijoo), por causar más miedo que Bildu y ERC. Y esto, desgraciadamente, no sólo es así; sino que además explica en gran parte nuestra miserable situación política. Aunque Juanma, buena gente, se habría acercado aún más a la verdad si reconociera que es precisamente gracias a personajes como él, por lo que el partido de Ortega Lara llega a tener peor consideración que el de Otegui.

Avalan su responsabilidad otras recientes palabras de nuestro Juanma en el Parlamento Andaluz, acusando a Vox de atemorizar a los catalanes con el 155, a las mujeres con la violencia machista, a los padres de los homosexuales con privarles de no se sabe qué derechos, etc. Con tan demagógicas diatribas, nuestro Juanma, siempre buena gente, demuestra ser muy ingrato, pues rápidamente olvida que debe a Vox una buena cuota en el desalojo de los socialistas de la presidencia de la Junta y en su primer acceso al Palacio de San Telmo, donde nuestro Juanma cree haber dado con la clave para una larga permanencia.

Tan mágica fórmula consistiría en unos pocos ingredientes: sonreírle cautivadoramente a todo quisque; gestionar algo mejor que lo hacían los socialistas (y a ser posible sin robar); no desmontar los chiringuitos que se encontró y montar otros del PP para colocar a los suyos; seguir la Agenda 2030 apelando a principios blanditos e intercambiables con los de la alta progresía; y sobre todo, contribuir en denigrar a Vox trasladándoles toda la porquería destinada a la derecha, de modo que nuestro Juanma resplandezca como un impoluto e incontaminado neolíder del centro supercentrado.

Pero en cuanto a porquerías…, tampoco debería olvidar que cada 11 de noviembre se celebra San Martín.