El entonces primer ministro italiano Mario Monti tuvo la valentía de decir algo que ningún político se arriesgaría, haciendo en voz alta una reflexión personal sobre la violencia en el fútbol al abogar por suprimirlo durante dos años. En esta misma línea, tengo el deber de decir lo que muchos piensan, pero callan: que el rey va desnudo. Esta verdad incómoda trata sobre la romería del Rocío. Vaya por delante mi respeto a la libertad de todos, la misma libertad que tenemos para hablar sin censuras aquellos que tenemos una visión alternativa.
No parece que el Rocío sea realmente una romería por su ambiente festivo, siendo pocos los que acuden por fe y muchos los que lo hacen por diversión, sin rezar y sin ni siquiera ver a la Virgen, lejos de la sobriedad que tienen este tipo de procesiones en otras zonas como Castilla.
Se ha convertido en una fiesta de señoritos atendiendo a los desorbitados precios que se pagan: 1800 euros por una carreta y 1200 por alquilar un tractor, siendo a efectos prácticos un botellón para mayores en el que todo vale, en la mayoría de los casos desprovisto de valores, y ejemplo de ello son los caballos que mueren por asfixia e insolación, así como los cristales, latas y botellas que inundan las cunetas, una imagen de auténtica vergüenza.
El salto a la reja es la peor imagen que se puede dar de Andalucía, con empujones, insultos y enfrentamientos que denotan un deseo de patrimonializar la imagen de la Virgen completamente alejado de los valores cristianos. Se podrá alegar de manera acrítica que se trata de una tradición, pero no lo es, ya que no hacemos alusión a un acto profundamente arraigado sino relativamente reciente que viene de 1975, cuando dos espontáneos saltaron la reja. En esta misma línea, puestos a apelar a la tradición, cabría recordar que el año pasado, el salto se produjo de manera atípica antes de las doce de la noche sin que nadie pusiese el grito en el cielo.
Esa parte de Andalucía que se da bofetones ante la imagen de la Virgen del Rocío votaba en masa al PSOE. No debe olvidarse que Almonte es un feudo socialista por el gancho personal de Felipe González, siendo aún muchos los que van con el voto del PSOE creyendo que se presenta, esa Andalucía del subsidio y la subvención que ha ganado durante cuarenta años, condenándola al atraso.
La romería del Rocío se ha convertido para la gran mayoría en un acto social desprovisto de toda significación religiosa y su más clara muestra es la salvajada del salto a la reja, donde destaca la imagen de los niños llorando porque los aúpan entre una avalancha de personas a la altura de la Virgen mediante forcejeos, todo un signo de atraso cultural, igual que cuando vemos el Metro hasta las trancas de futboleros con bufandas para ver el derbi Betis-Sevilla. Una ciudad colapsada por el fútbol es una imagen triste y decadente, igual que carreteras cortadas por un grupo de juerguistas que se sirven de una fiesta religiosa, olvidándose de que el resto trabaja.
En estos días, la izquierda desde sus terminales mediáticas ha utilizado todo tipo de pretextos para criticar lo que en el fondo le molesta: una fiesta religiosa, porque quieren acabar con la influencia católica en sus delirios cristianófobos, pero permanece en silencio cuando no justifica abiertamente todo lo que sucede durante el Orgullo LGTB, donde se ven imágenes bochornosas ante los menores por medio de una fiesta ofensiva para los propios homosexuales, de hecho, colectivos como COLEGAS la rechazan porque es una frivolización de la condición homosexual, reproduciendo los tópicos y burlas que se han vertido contra los homosexuales. Una fiesta excluyente que crea divisiones a través de los insultos a los católicos y los votantes del PP, así como sus repetidas burlas a la religión. En definitiva, un evento que pide tolerancia y predica la intolerancia más extrema incluso contra los propios homosexuales que no piensan como ellos.
Una fiesta que crea graves problemas de convivencia, con parejas manteniendo relaciones sexuales en plena calle, en no pocos casos, en los portales particulares, a lo que se suma la contaminación acústica, sin respetar el derecho al descanso de los vecinos, mientras que el Ayuntamiento de Madrid destinaba para financiarla 100.000 euros en 2009, no ya con un gobierno de Podemos sino del PP y en plena recesión en lugar de destinar dicha cuantía a políticas sociales.
Todas estas incongruencias son fruto del lema del sistema: paga, vota y calla y el problema es que muchos están dispuestos a pasar por el aro a causa de su falta de conciencia crítica.
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1 Comment
Como todas las cosas de las que escribe las conozca como a el Rocio, más vale que se busque otro trabajo. Hablar de lo que ni se conoce por el forro juzgando a los demás, puede ser que con el tiempo se olvide, pero hacerlo por escrito es una forma de extenderse un certificado de ignorante .