Cuando Adolfo Suárez fue nombrado presidente del gobierno en Julio de 1976, desde las páginas de El País, Ricardo de la Cierva escribió su célebre artículo “¡Qué error, qué inmenso error!” en clara alusión a la designación del nuevo presidente, ya que entre los círculos reformistas era visto con fuertes recelos, dado que, por su reciente condición de secretario general del Movimiento, muchos cuestionaban sus intenciones democratizadoras, pues su biografía política denotaba una fuerte adscripción a la ortodoxia del régimen en contraposición a perfiles abiertamente aperturistas como Fraga y Areilza. No obstante, su desempeño en el cargo demostró una inusitada audacia política que le convirtió en el presidente decisivo, el que lideró un proceso de reconciliación nacional que permitió transitar desde las orillas de un régimen autoritario hasta la plenitud de un sistema democrático.
No pretendo emular el análisis de Ricardo de la Cierva ni hacer un vaticinio sobre la candidatura de Tamames a la moción de censura que VOX presenta, pero sí puedo y debo hacer un diagnóstico sobre sus efectos sobre el interés general de España.
Es evidente que la talla intelectual y el prestigio de Ramón Tamames están fuera de toda duda, siendo uno de los economistas más reputados de España, aunque es evidente que en muchos aspectos no está en consonancia con el ideario del partido, algo que puede ser debido a que han optado por él por descarte, habiendo sondeado previamente a otros candidatos que estarían más en línea con los postulados del partido como María San Gil o Mayor Oreja, e incluso aquellos que, adscritos a la izquierda más moderada, comparten una mayor proporción del ideario y el programa de VOX que el propio Tamames, como es el caso de Rosa Díez o Joaquín Leguina, compartiendo este último la postura del partido de Abascal sobre la liberticida Ley de Violencia de Género, que socava fundamentos esenciales del Estado de Derecho como la presunción de inocencia y la igualdad ante la ley.
Es cierto que el candidato a una moción de censura se presenta atendiendo a un criterio pragmático que obedece a la aritmética parlamentaria, ya que los números son los que condicionan de manera irremediable que ésta pueda salir o no adelante, y como no tiene visos de prosperar, Abascal no se ha presentado como alternativa, pues de contar con los apoyos necesarios lo haría, motivo por el que ha decidido (a propuesta de Sánchez Dragó, según los medios) contar con un independiente que procede de la sociedad civil para de ese modo aunar apoyos de la oposición más allá de VOX, una idea que, en principio, está bien planteada, trasladando un mensaje de acercamiento y unidad en un contexto de emergencia nacional.
Con respecto a la figura política de Tamames (al parecer, elegida por descarte), hemos podido comprobar que no es precisamente acorde sino que en numerosos aspectos está en las antípodas de VOX, ya que apoya el aborto, la eutanasia, la ideología de género, las tesis del cambio climático antropogénico y la descarbonización (asumiendo el ecologismo punitivo de la izquierda), apoya el ruinoso Estado de las autonomías, las tesis oficiales sobre la denominada violencia de género, defiende la inmigración masiva desde postulados economicistas y ha apoyado la vacunación obligatoria frente al Co-Vid, a lo que se suma que en materia de unidad nacional defiende postulados propios del filonacionalista PSC como reconocer a Cataluña como nación, trasladar el Senado a Cataluña o la creación de un Ministerio de Asunto Territoriales.
Tamames generó una fuerte polémica cuando defendió que se abortase a los niños con Síndrome de Down, algo que es menester recordar, ya que en su día, Arcadi Espada (uno de los fundadores de Ciudadanos) dijo que había que penalizar a los padres que tuvieran hijos con Síndrome de Down por no haberlos abortado, algo que en el debate de las elecciones municipales de Madrid de 2015, Ortega Smith le echó en cara a Begoña Villacís, ya que retrataba el modelo de ciudad que Ciudadanos propugnaba respecto a los discapacitados, por lo que ahora, VOX incurre en aquello que afeaba a la formación naranja, ya que presenta como candidato a una moción de censura a alguien que abraza las mismas tesis eugenésicas que Arcadi Espada.
Se ha llegado a decir que VOX presenta a “un comunista”, lo cual es absurdo, ya que a pesar de que la trayectoria histórica de Tamames en las filas del PCE es pública y notoria (hasta el extremo de que le llevó la cárcel en 1956, en los años más duros del régimen, lo cual dice en favor de sus principios y su valentía), es evidente que ha evolucionado, después de muchas décadas, en sus posiciones, pues bajo el mismo criterio, ¿Jiménez Losantos es también comunista por haber militado en el PCE en el pasado? A día de hoy, Tamames es un liberal que estaría en consonancia con el PP y Ciudadanos, que al igual que él, están dentro del consenso progre, hasta el extremo de que VOX ha dicho que presenta a alguien tan alejado de sus postulados para que las otras dos formaciones a la derecha del PSOE puedan votarlo, un argumento, a mi juicio, absurdo donde los haya, ya que bajo esa lógica, ¿van a presentar en las próximas elecciones municipales y autonómicas a candidatos progres para facilitar acuerdos de gobierno con el PP? No sería de extrañar, habida cuenta de que también han sondeado a Felipe González y Alfonso Guerra como candidatos de la citada moción de censura, que ni siquiera se han dignado a responder, una postura que ha generado decepción entre buena parte de los votantes de VOX (entre los que me encuentro), ya que queremos que nuestro partido sea la voz de unos principios que consideramos innegociables.
La moción de censura que VOX pretende presentar supone hacer un pan como unas tortas, ya que implica anteponer el interés electoral de un partido al supremo interés de España, pues el propósito de VOX es crecer por la izquierda, recuperar votantes que se están marchando al PP en virtud del voto útil y poner al partido de la gaviota contra las cuerdas al obligarle a retratarse ante su iniciativa (que supone condenar la nefasta gestión del gobierno), con la que pretende alzarse en el liderazgo de la oposición al sanchismo al recuperar el foco mediático, algo que a Sánchez a su vez le interesa, pues trata de movilizar a la izquierda agitando el miedo a VOX.
Es una apuesta muy arriesgada, pues depende de la brillantez de la exposición que Tamames haga contra el gobierno, ya que la oportunidad que deben aprovechar es la del tiempo ilimitado de intervención que brinda la presentación de una moción de censura, pues si sale mal, dicha idea les puede explotar en la cara al ser un ariete que el gobierno esgrima contra la derecha, ya que un anuncio de grandes dimensiones como éste ha supuesto que se desvíe el foco mediático contra un gobierno desgastado por una chapuza jurídica como la “ley de sólo sí es sí” (que ha beneficiado a maltratadores y violadores) y por las continuas divisiones y enfrentamientos ente PSOE y Podemos, un gobierno que hace aguas sobre una mayoría cada vez más precaria, de modo que en este contexto, y a la vista de que no se puede cambiar una errática iniciativa presentada en el momento más inoportuno, es menester que Tamames borde su papel para no acabar como el empequeñecido Hernández-Mancha.
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