El silencio de los borregos

Hasta que una campaña de la DGT no ha metido la pata hasta la rodilla, he repetido muchas veces que un dato por sí mismo puede no significar nada si no se contextualiza adecuadamente.

En la radio pública andaluza, por ejemplo, me costó ser represaliado hace tres meses como en los peores tiempos del franquismo porque dije que el mero dato de la Fiscalía del Estado que indica que el 70% de las personas asesinadas en España son varones no permite extraer muchas grandes conclusiones si no se ponen esas cifras en contexto, lo que a oídos del sectarismo militante, de los maricomplejines y de las preadolescentes significaría, al parecer, que yo estaría negando alguna cosa incomprensible en relación a la violencia que se ejerce sobre mujeres.

Vuelve a suceder ahora con un spot televisivo de la DGT en el que una voz muy campanuda y amenazadora advierte a los espectadores de que uno de cada cuatro fallecidos en accidente de automóvil no llevaba puesto el cinturón de seguridad, lo cual, a ojos hasta del más imbécil, permite concluir aisladamente que tres de cada cuatro fallecidos lo llevaban puesto y ese dato, por sí solo y sin añadir la información adecuada, se vuelve contraproducente para las intenciones que el spot pretende y al señalarlo yo no estoy cuestionando en absoluto lo aconsejable que es usar los cinturones de seguridad, pero sí la estupidez del argumentario empleado por la DGT.

Es la torpe e incompleta manera de razonar de los demagogos y de los prejuiciosos, incapaces de abandonar los clichés más simples que les identifican y les sobra con eso, sin mirar a ambos lados antes de cruzar la calle, para moverse por el submundo pueril en el que merodean y se encharcan.

A propósito de esto, valga también citar la noticia de que tres de las cuatro asociaciones de la Magistratura, que representan a unos 2.500 jueces, han alertado a la UE de los riesgos que corre España de asistir a la voladura de la independencia del Poder Judicial, noticia muy grave, como es obvio, pero a la que también valdría aplicarle un espejo para verla del revés.

Por ejemplo, enunciada así: una de las cuatro asociaciones existentes en la Judicatura, la tercera tal vez en número de afiliados, no se alarma ni se inmuta ante los inminentes ataques perpetrados o diseñados para laminar la independencia del Poder Judicial en España por los dos partidos mayoritarios del país.

Y dicho así me parece aún quizá más grave que unos 500 magistrados con puñetas, afiliados a Jueces para la Democracia, no consideren motivo de alerta alguna el indecente conchabeo infame que se traen los partidos con este asunto, que en el caso de la asociación citada se debe, además, a que quien patronea ahora esa barca es un gobierno de izquierdas. Ciertamente lamentable y es para echarse a temblar que exista casi un 20% de jueces encantados de que los politicastros de su cuerda les mangoneen la autonomía por su mera coincidencia ideológica. Esto va a explotar.

A Pedro Sánchez todo esa diatriba le preocupa porque corre el riesgo de que algún día un juez empitone por la vía penal a unos cuantos de los suyos, y a él mismo, por la inadmisible catástrofe causada no por la epidemia sino por las medidas adoptadas o por la dejación de funciones desde su gobierno de mentirosos sin remedio, que hasta el mismísimo ‘alfombrillas’ de Fernando Simón se encargó de desmentir el otro día al propio Sánchez, no tanto, tal vez, por honradez intelectual cuanto por relajo y desparpajo y por falta de reflejos y de coordinación en los mensajes improvisados por Iván Redondo, que miente hasta en la alopecia.

La ruina es colosal y asoma ya por todas las costuras, sin que la Moncloa alcance ningún logro cuando repite los mantras de la digitalización y el 5G o de la transformación ecológica. Al menos esta vez parece haber eliminado de su palabrería rimbombante y hueca lo de la igualdad de la mujer cuando si no se crean puestos de trabajo lo mismo va a dar que el casi 30% de desempleo en el que estamos sean hombres o mujeres.

Sí les recuerdo algo que considero significativo: si con la subida de impuestos que anuncian el PSOE y Podemos, el pueblo no se alza en flagrante tono de amenaza hacia este gobierno depredador, descarten que vaya a levantarse nunca por defender las libertades o unos derechos fundamentales que a muchos les resultarán una minucia de escaso o ningún valor.

Si la rapiña que desean aplicar los políticos de izquierdas desde un gobierno hipertrofiado que dilapida los recursos en imbecilidades no es un “casus belli” para sus votantes y el populacho guarda silencio manso, olvídense de todo, porque esto sólo podrá acabar muy mal y entonces sólo nos quedará contar los plazos que restan antes de que los energúmenos convoquen jornadas violentas de protesta contra la condena que le caiga a ese rocky putañero de Vallecas que pateaba a los agentes de la autoridad y que en lugar de mascarilla debería lucir jáquima de asno o bozal de Hannibal Lecter. La película, en tal caso, se llamará “El silencio de los borregos”.

He dicho.




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2 Comments

  1. Raúl Cabezas dice:

    “…advierte a los espectadores de que uno de cada tres fallecidos en accidente de automóvil no llevaba puesto el cinturón de seguridad, lo cual, a ojos hasta del más imbécil, permite concluir aisladamente que tres de cada cuatro fallecidos lo llevaban puesto…”

    Las mates las llevas mal, colega

    • José Mª Arenzana dice:

      Es un lujo llevar a bordo a lectores como cinturones de seguridad, muchas gracias por señalarlo. Se trató de una errata de edición que corregimos de inmediato. Efectivamente, el texto original pretendía decir “uno de cada cuatro”, que es lo que reza la campaña de la DGT y así casa adecuadamente con Arquímedes y Pitágoras. Gracias por su atención.

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