Un gobierno que en cuatro meses es capaz de doblarle la rodilla a una empresa como El Corte Inglés, abocada al cierre de más de 25 centros en toda España, no es un gobierno, sino Othar, el caballo de Atila, que donde pisaba no volvía a crecer la hierba.
Lleva mucha razón el muy dilecto Carlos Navarro Antolín cuando trae a escena el himno de Andalucía, porque lo que los andaluces queremos es volver a ser lo que fuimos (¿entiendes, Sánchez?)… y no volver a la “nueva normalidad” que le salga del papo a una vagoneta de ministros con menos pedigrí de ministros que mi gato y encaprichado cada uno de sus boberías.
En fin, que lo que queremos es volver al fresquito de verano de el Corte Inglés, a los pasos y las bullas en la calle, a la Feria y al Rocío, a las mañanas del Corpus y del día de la Virgen y, a ser posible, a unas pinceladas con tomate en los soportales de Bajo de Guía y a unos tientos estivales en lo de Bigote. A compás.
Cuatro meses tardó también “el otro PSOE”, el de Felipe y Boyer, tras arrasar en las elecciones del 28-O de 1982, en expropiar el emporio de Rumasa: 700 empresas puestas en almoneda y más de 60.000 empleos directos conducidos a la cámara de gas del paro o parecido.
Aquel primer gobierno de Felipe lo hizo un 23-F de 1983, quizá para mimetizar la barrabasada con el follaje del intento de golpe de Estado de Tejero de ese mismo día justo dos años antes.
El ministro de Economía de entonces, Boyer, alegó que “no fue una medida punitiva o sancionadora contra Ruiz-Mateos por unos presuntos delitos que hubieran correspondido a los tribunales depurar”.
El reconocimiento de este hecho era antológico, pero añadió: “Fue una medida de política económica con la que se quiso evitar la crisis total de un grupo en quiebra, que, en las difíciles circunstancias de 1983, nos pareció que podría tener unas consecuencias muy graves”.
Con el argumentario de “nos pareció” y de la incertidumbre y la sensación de exceso de riesgos, casi no existiría la libre empresa en el planeta Tierra. Con el de la quiebra técnica, tampoco, porque toda empresa es una aventura, una dinámica incierta, un equilibrio inestable y un mañana más… Pero tampoco existiría ningún gobierno y tal vez ni el Estado.
A día de hoy, con parecida explicación y con el covid19 cabalgando las llanuras del mundo, al sanchicomunismo, como a Maduro, le valdría para expropiar desde Inditex a las Bolsas de Londres, Frankfurt, Nueva York y Shanghai.
Pero si de incertidumbre y riesgo hablamos, a nosotros, con Iglesias, la Calvo, Marisú, Yoli Díaz, la Montero, Marlaska, Ábalos y demás caspa, nos sobraría para expropiar a este Consejo de Ministros de inmediato y a perpetuidad y para encomendarnos a San Judas Tadeo, abogado de las misiones imposibles… sin Tom Cruise. ¡Exprópiese!
El estacazo que se nos avecina nos puede enviar directos a Cristina y los Stop, que en el año 1967 convirtieron en éxito musical lo del turista 1.999.999… y el siguiente pasajero era agasajado a pie de escalerilla del aeroplano por el ministro de Información y Turismo y por D.Pedro Zaragoza Orts, alcalde de Falange y de las JONS, mítico inventor de Benidorm, que le hacía entrega de un cheque-regalo para una estancia de seis noches en un hotel de la localidad con piscina y todo.
La gestión de la covid19 del sanchicomunismo nos va a trasladar, de los 70 millones de visitas el año pasado (segundo país del mundo en cifra de turistas), a las primeras suecas del franquismo, pero sin Lola Flores ni Manolo Gómez Bur. Lo mismo vuelven los cines de verano y las mecedoras en la calle, con búcaro, bajo las noches estrelladas.
De Japón nos llegan las risas distraídas de los ejecutivos de la Nissan al escuchar las amenazitas de la Colau. La Flex, tras finiquitar sus instalaciones de Sevilla, cerró las de Getafe y se trasladó el pasado diciembre a Portugal, que eso sí que es tener la vista larga y no la Bruja Lola. Y el grupo mexicano Alsea, más de mil establecimientos entre Burger King, Vip’s, Starbuck’s, Foster’s, Gino’s, Domino’s Pizza y demás genitivos anglosajones, anunció que dejaría de pagar los alquileres y aguarda acontecimientos…
Mientras todo eso ocurre, Irene Montero emplea intervenciones en el Parlamento de media hora para discurrir sobre si obligar a las mujeres al trabajo presencial, porque a veces hay que tomar copas con el jefe para entrar en los ascensos, aunque ligar con el jefe no permita conciliar y encima hay que coserle los bajos a los pantalones del niño, que ha pegado el estirón y se le han quedado cortos… La modernidad de la Montero era la de mi tatarabuela, que ya montaba una BH con redecilla de colores en las ruedas.
En esta clase de pensares y en abrir un teléfono en 54 idiomas para maltratadas con mascota, la Montero, otra noche sin dormir, se pule 500 millones de euros cada año…, sólo caminando, en bicicleta o autostop. ¡Qué bien nos lo pasamos la Yoli y yo! Pero el Ingreso Mínimo Vital de la ministra no baja de los cien mil pavos, jó, tía…
Así las cosas, si queremos subir la cifras de turistas, sólo por aparentar, le propongo a Simón que las muertes que no computan desde hace más veinte días y a los que él mismo ‘resucita’, las contabilice como visitas turísticas… del más allá.
Tacita a tacita…, sin necesidad de coger el barco o el avión, lo mismo resucitamos a D. Manuel Fraga Iribarne.
PS: Y C’s…, negociando el alquiler del chalet para el verano.
He dicho. No
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