Al sabio catedrático de Historia Moderna y Contemporánea Alfonso Lazo y ex secretario del PSOE de Sevilla, 19 años como diputado en el Congreso, le pilló el Alzamiento en el vientre de su madre, con ocho meses, en Madrid, camino de San Sebastián…
Como estaban alojados en un hotel (él en su placentera habitación del seno materno), los milicianos quisieron suponerlos y los pronosticaron a todos de “burgueses y fascistas”, de modo que se llevaron a los varones y, acto seguido, con las sacas, al padre lo fusilaron en Paracuellos. Menos mal que no existía aún la ecografía para determinar el sexo en el vientre de la madre, porque quizá se lo habrían arrancado en vivo…, hijo póstumo del bolchevismo republicano.
Imagino que no es a buscar a los milicianos responsables de aquella barbarie y similares a lo que se piensa dedicar la Ley de Memoria Democrática que auspicia Carmen Calvo, cuyo proyecto ha necesitado un desempate en el consejo de fiscales con el voto de calidad de “la Lola Lolona”, la Fiscal General del Estado que llamaba maricón al ministro de Interior y que colecciona arrumacos de un ex juez condenado por prevaricación que quiso aplicar el dislocado principio de Justicia Universal al franquismo.
Lo que debió ser una abstención obligada por conflicto de intereses se ha transformado en un voto de calidad que desempata la votación para que continúe su trámite parlamentario un proyecto pernicioso y sectario, pues sabe la ministra que más pronto que tarde el sanchicomunismo volverá a desempolvar el fantasma de Franco y a pasear otra vez a todas las momias, como un ejército de huesos y zombis resucitados despeñándose por las paredes del santuario del Valle, donde yacen en paz los desconocidos de ambos bandos que cayeron en aquel aquelarre fratricida.
La izquierda española del siglo XXI regresa a sus orígenes para dar muestras de ser la más atrabiliaria, montaraz, ageste, estúpida, odiadora y matacuras del Occidente civilizado, sin parangón ni referente conocido en toda Europa.
Escuchas la retórica de Iglesias o de Ábalos y de su cohorte legionaria de encendidos de la ceja, lo que en España incluye a centenares o miles de periodistas que copan las Panzer Televisionen, y se diría que el nazismo ha tomado las fábricas del acero y que estarían ya montando los tanques para invadir Polonia. O Andorra.
Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia y aplican un cliché tan viejo y desgastado que el griterío histérico de Adriana Lastra se desparrama en el ridículo y las cartas veladas de amenaza se deshacen como un azucarillo en la campaña, mientras la SER encuentra otra vez unos falsos “calzoncillos” reliados en la imagen de un scanner en la que no coinciden ni el número de balas. La ventaja esta vez es que el 4-M cae en Ramadán y será difícil atribuirle un golpe de falsa bandera al yihadismo.
No se extravíen demasiado con todos estos fuegos de artificio, porque la madre del cordero sigue estando en el perverso modo de afrontar el recuento electoral, que en esta ocasión ya está contaminado con antelación por un voto por correo acomodado a los intereses de la confusión, por si se hace posible y necesario un fraude.
La incertidumbre es muy alta, aunque nadie duda de una amplia mayoría de la derecha, pero Tezanos se ha aplicado en abonar la posibilidad de un vuelco, como ya hiciera Biden. Pronostiqué que Trump arrasaría y creo no haberme equivocado, así que se hizo necesario recurrir a la cirugía grosera pero digitalizada bajo una puesta en escena de apagones electrónicos en mitad de la noche, de interrupciones sin cuento del recuento, de cartones en las cristaleras y de furgonetas transportando cajas de votos por correo para atascar un proceso de reclamación electoral que aún perdura y que algún día quizá conoceremos con detalle que constituyó un pucherazo en toda regla, por lo demás habitual en las filas del Partido Demócrata a lo largo de la Historia.
De ahí, precisamente, proceden los símbolos del burro (Demócratas) y del elefante (Republicanos), de una viñeta del siglo XIX en la que un asno tramposo, recubierto con la piel de un león, logra engañar a un elefante torpón y asustadizo. Y sigue igual. Desde entonces, la izquierda no ha parado de hacer trampas, y en España, más, porque la democracia para la izquierda es un instrumento a su servicio, un disfraz, una añagaza que oculte la pulsión totalizadora que impone como memoria colectiva la mitad de la Historia, a su capricho.
Háganme el favor de reflexionar sobre una cosa… Dicen los expertos policiales que publicitar las continuas amenazas que se reciben en las instituciones es de una idiotez supina, porque revela al ‘enemigo’ los fallos de seguridad (sólo en España ocurre esto) y porque sólo incita a que se reproduzcan, ya sea por “un loquito” (como llama el panfleto de Escolar a los esquizofrénicos) o por un mamarracho sectario. Iglesias no lo ha aprendido ni siquiera tras su paso por el CNI, pero voy a lo que importa: si publicitar los crímenes y las amenazas excita que se multipliquen, ¿por qué el feminismo no predica el apagón y exige abrir con el recuento de cualquier asesinato machista? ¿Acaso desean que haya más, muchos Vietnam, como proclamaba el Ché Guevara?
Un estudio matemático de la Universidad de Granada encargado por el muy sectario y nada sospechoso Miguel Lorente, por entonces delegado para la Violencia de Género de ZP, reveló que cada vez que un hombre mata a su pareja o ex pareja aumenta al día siguiente un 67 por ciento el riesgo de que se produzca otro asesinato con esas mismas constantes de “mujer” y “asesinada”, y desciende progresivamente, hasta llegar al 30 por ciento, después de diez días.
Cuando se presentó el estudio, las periodistas ad hoc que asistían al cónclave disparatado se mostraron confundidas, perplejas, y se lo recriminaron, pues ahora se sentían culpables de haberle concedido esa prevalencia en las noticias, ya que estaban contribuyendo a aumentar los crímenes por culpa de la ideología de género.
Lorente, pillado en el luctuoso renuncio, se salió por la perpendicular y dijo que no es que haya que apagar informativamente, sino “informar de otra manera”. Y se quedó tan ancho. Menudo golpe.
He dicho.
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2 Comments
Gracias, Pepe.
Alfonso Lazo.
Gracias a Vd, profesor. Siempre.