El fariseo patológico e Iván Redondo

Pues parece que la supuesta inteligencia política de Iván Redondo estaba netamente sobrevalorada o tal vez su falta de reflejos fue muy minusvalorada, porque lo cierto es que ha tardado más de dos años en apercibirse de que la infinita inconsecuencia y la tremenda disposición de su jefe y de quienes le rodean para el embuste precisaba de otra estrategia, ya que las hemerotecas y los fondos radiofónicos y televisivos destrozan constantemente al inmenso fariseo patológico que Pedro Sánchez alberga en su persona.

A cada paso que Iván Redondo ha improvisado en este tiempo para otorgar una escapatoria al jefe, se contraponía una catarata de declaraciones o de apariciones en pantalla anteriores que le desmentían y que arruinaban una y otra vez la honestidad de sus intenciones, desvelando a un personaje no ya contradictorio, sino infame, inescrupuloso con la verdad, retorcido y pernicioso, cuando no directamente un impostor de dimensiones casi legendarias.

Este festival de embustes vía hemerotecas quedó inaugurado apenas hubo tomado posesión del cargo, cuando Carmen Calvo penetró en el ridículo ominoso al afirmar que “el presidente Sánchez nunca había dicho tal cosa, sencillamente porque cuando lo dijo no era presidente”. Se refería entonces al grave delito de rebelión o sedición de los golpistas catalufos.

Los consejos de Maquiavelo en “El Príncipe” están repletos de ese grado de hipocresía necesaria que el gobernante necesita para manipular a los suyos y a los contrarios, pero nunca, me temo, alcanzan tal grado de zarrapastrosa indignidad y traidora indigencia como la que acumula Sánchez en apenas año y medio de gobierno (uno y medio más si contamos lo que tardó en convocar elecciones, mintiendo, tras la moción de censura que le permitió montar este ejército de Pancho Villa).

Pero al fin Iván Redondo cree haber descubierto el bálsamo de Fierabrás contra la desquiciante facultad de Sánchez para revelarse a cada paso como lo que es, un despepitado farsante sin principios de ninguna clase al que las hemerotecas dejan continuamente al descubierto, agarrado a la brocha y sin escalera.

No hay asunto, esencial o anecdótico, en el que Sánchez no niegue o afirme algo que no se contradiga con lo que consta en las hemerotecas y en los archivos audiovisuales de su propia voz. Y lo malo es que cada corrección de juicio no sólo no arregla nada sino que es para empeorarlo todo.

Nada escapa a tan inmensa farsa, ya sea sobre la pandemia y las vacunaciones o sobre la unidad territorial de España; sobre los pactos con los enemigos de la democracia o sobre la política penitenciaria; sobre las subidas de impuestos o sobre los golpistas…

No hay salida en esa espiral de mentiras gigantescas que desarrolla el tipo de manera exponencial, de tal suerte que del “No se podía saber” de los inicios de la pandemia y de la insultante rechifla con el “capitán posteriori” hemos pasado, y este es el gran hallazgo de Iván Redondo en estos días, a pronosticar el futuro a 30 años vista y a procrastinar (aplazar) las soluciones por parte de alguien que no supo (no se podía saber, dijeron ellos) prever lo que estaba anunciado a bombo y platillo como alerta máxima por todos los organismos internacionales, incluida la OMS, lo cual llevó a los empresarios de la electrónica a suspender el Mobile World Congress de Barcelona con casi dos meses de antelación.

A Sánchez y a sus ministras, sin embargo, no les tembló la voz ni el pulso cuando declararon el 8-M jornada inaplazable en mitad de una hecatombe de contagios en un carnaval de virus esparcidos por las manifas de su sectarismo ciego e irresponsable.

A lo que vamos es a que Iván Redondo cree haber resuelto en parte este problema obligando a Sánchez a que sólo se pronuncie sobre un futuro tan lejano que las hemerotecas no puedan desmentirle nunca, porque estaremos todos muertos (tal vez ellos dos también) y cuando llegue la ocasión de arruinar sus profecías, los archivos quizás habrán ardido o sólo servirán a los arqueólogos o a los historiadores para establecer un juicio que a nadie importe porque incluso en esas circunstancias, según estamos viendo, se puede llegar a reivindicar el legado de asesinos y personajes tan siniestros como Largo Caballero.

De no expulsar en caliente a los asaltantes en Ceuta hemos pasado a devolverlos de inmediato y de acoger a los menores cumpliendo pactos internacionales hemos pasado a que los padres marroquíes exijan la devolución de sus hijos “secuestrados” por el Estado español atendiendo tal vez a la teoría de la ministra Celáa que opinaba que los hijos no son de sus padres.

Pues nada, ministra, yo propongo que se desplace usted al Tarajal y, megáfono en mano, les explique a los progenitores A y B de la morisma que aquellos hijos no son suyos, sino que se los queda la tribu de la CUP para educarlos en LGTBIfobia y en cuidar con mimo gallines violades.

La previsión para 02050 es una torpe ’boutade’ del tamaño del continente africano y una irrelevancia, pero al menos le sirve a Iván Redondo para que el fantasma de Sánchez en las hemerotecas no les haga pasar otro calvario con su permanente fraude y sobrevuele la ruina que nos inunda como si viajara en el Superpuma.

He dicho.




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