El escuadrón del disparate y Ketama

Lo que tiene descontrolado aquí a todo quisque es que no terminamos de creernos que se pueda hacer tan mal. Tal vez sea por eso que cada cual tiende a imaginar que si lo hacen de ese modo es porque encierran una segunda intención oculta, desconocida, porque, si no, resulta como irreal, inverosímil…

No puede descartarse nada si tenemos en cuenta que los promotores son gente de contrastada raíz inexperta, incompetente, perversa o malhadada, pero hay veces que resulta todo tan descomunal que se diría que no puede ser verdad tanta inoperancia, tanta indigencia, tanta ignorancia, tanto infantilismo y tamaña falta de pragmatismo, sobre todo tratándose de asuntos de Estado donde los deslices se pagan caros y los protocolos deberían cumplirse para evitar malentendidos de difícil arreglo a posteriori.

La incompetencia que hemos contemplado durante todo el desarrollo de la epidemia, con la consecuencia de habernos convertido en el país con mayor tasa de fallecidos y de contagiados del sector sanitario a nivel mundial, parece extenderse también a los resultados económicos y alcanzará, es fácil prever, a la gestión de las ayudas y préstamos que lleguen de Europa a partir de enero próximo.

Pero no queda ahí la cosa, ni siquiera porque la situación parezca haber mejorado en casi todas partes después de que las comunidades autónomas asumieran la gestión de los recursos en lo que se refiere a los rebrotes. Todo apunta a que la mayor parte de los nuevos contagiados provienen, de un lado, de la población inmigrante, sobre todo la irregular, donde la tasa de contagiados es muy elevada y la geolocalización de portadores y enfermos es muy dificultosa si el Gobierno de la Nación no pone freno y control a la ola de desembarcos ilegales y su posterior gestión de los recién llegados.

De otro lado, la posible irresponsabilidad en los comportamientos de, mayormente, gente joven que hace caso omiso de la prudencia recomendada y celebra actos más o menos multitudinarios o promiscuos sin atender a las medidas aconsejables.

Pero, más allá de esto, es que cada ministro se ha especializado en pisar todos los charcos. El caso de la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, que viste de Dior de mercadillo y suele lucir entre el prototipo de catequesis y el de asociacionista de ONG, es contumaz en el error y desborda lo verosímil.

Sin encomendarse a Su Graciosa Majestad ni a la Diplomacia española, González Laya se atrevió hace unos días a reunirse de forma bilateral con Fabián Picardo, el mandatario de Gibraltar, lo cual dejó con las piernas colgando en primera instancia al alcalde de Algeciras y a los del resto de la comarca, que no habían contemplado nada igual desde el Tratado de Utrecht. Pero es que todo el entramado diplomático español se quedó también ojiplático ante tanta desmesura y desparpajo absurdo.

Pero aún fue peor la reacción que generó en el Reino Unido, pues el Foreign Office se vio del mismo modo desplazado y vilipendiado por semejante falta de tacto y de respeto al no haber avisado o convocado a representantes del Gobierno británico. El castigo vino de inmediato, 48 horas más tarde. Y no recayó, por supuesto, sobre las autoridades de la Roca, sino sobre… España. Eso fue lo que tardó el Gobierno de Her Majesty en decretar la cuarentena obligatoria para todos los turistas que visitasen nuestro país en estas fechas. Otro mazazo más.

Gran Bretaña, como es sabido, es el principal emisor de turistas hacia nuestro país, así que ahora la señora Laya, tras semejante patulaje, trata de arreglarlo de cualquier manera intentando que las autoridades despejen esa exigencia al menos para los que visiten Baleares o Canarias, en un intento de salvar al sector turístico en ambos archipiélagos. El daño es irreparable porque además no podría garantizar que esos viajeros no se han desplazado a otras zonas durante su estancia en España. Creo que el sector haría bien en presentar querellas contra la ministra por su dolosa incompetencia y por su irresponsabilidad.

“Nos viene bien y nos favorece -terminó por añadir el tumultuoso y lenguaraz Fernando Simón- porque eso desincentiva que venga gente de allí”… Se refería a Reino Unido pero añadió lo mismo sobre Bélgica ¿Alguien da más? “Rien ne va plus”… en desfachatez e incompetencia.

No habían pasado dos horas de las declaraciones obtusas de Simón cuando sale Narciso Sánchez en el plasma, lo rectifica todo y dice que el Gobierno está intentando que los ingleses levanten ese veto que él considera injustificado.

Una hora después de la intervención de Narciso, nueva respuesta británica: el Gobierno de Reino Unido desaconseja por completo viajar a España incluyendo esta vez expresamente a Baleares y a Canarias.

O el socialcomunismo de esta gente se larga o terminarán por enviarnos cien batallones de gurkas y la aviación británica bombarderá la piel de toro como si fuéramos Dresde.

Sencillamente, el Gobierno de Sánchez es el escuadrón del disparate, el Equipo A fumándose Ketama, un tropel de majaretas, una reunión de tarados, un ejército de desquiciados, una legión del manicomio…; es decir, una verdadera casa de putas.

He dicho.




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