José Luis Rodríguez Zapatero anunció en mayo de 2005 el blanqueamiento de ETA. Lo anunció como su intención de acabar con ETA, cuando la realidad era que comenzaba el proceso de legalización de la banda criminal a la que la izquierda española siempre vio con simpatía al considerarla un ejército anti franquista.

Para esa legalización el Gobierno de Rodríguez Zapatero inició conversaciones con la banda ofreciéndoles la anexión de Navarra a Vascongadas, no detener etarras, liberar a Iñaki de Juana Chaos, derogar la doctrina Parot y, para que dejaran de extorsionar, solucionarles la financiación a través de una organización internacional.

Uno de los que se reunió con la banda fue Jesús Eguiguren, ese ex todo que ha pasado de entrevistarse con Josu Ternera para ofrecerle a la banda todo tipo de concesiones a entretenerse en entrevistar a Otegui en Radio Euskadi.

En el ofrecimiento de no detener etarras, el PSOE, para disculparse con la banda de la dificultad que estaban teniendo, les dijo en 2006 que tenían que tener en cuenta que la Guardia Civil sólo obedecía al Duque de Ahumada y que los jueces eran un instrumento del PP y que al menos habían conseguido cambiar al Fiscal General del Estado nombrando para el cargo a Conde Pumpido.

Dentro de esta operación de no detenciones de etarras no se puede olvidar el chivatazo policial del Bar Faisán, que permitió el que muchos de ellos pudieran escapar y las mentiras de Rubalcaba al decir que ETA había dejado de extorsionar cuando él tenía las cartas de extorsión que la banda había seguido enviando.

Relatar la historia de todo el cúmulo de indignidades que el PSOE nos viene vendiendo como un logro de la democracia desde hace diecisiete años se hace muy largo para los pocos renglones de un artículo, así que, para abreviar, bastará con decir que el blanqueo de la banda que ha cometido 3.500 atentados con el resultado de casi 900 muertos – sin contar los de los trenes de Madrid en 2004 y que el Lendakari adjudicó públicamente a ETA –, miles de amenazados y extorsionados que se vieron obligados a abandonar Vascongadas y Navarra y 315 asesinatos aún no resueltos, es una vileza que demuestra con absoluta claridad la ética que han gastado y gastan los dos gobiernos socialistas desde 2004.

En estos días de finales de octubre de 2021 se están viendo los resultados del blanqueo de la banda de asesinos que bajo sus nuevas siglas políticas organizan homenajes a sus presos, que van siendo puestos en libertad con una más que dudosa aplicación de la Ley Penitenciaria y manifestaciones para exigir que se cumplan en su totalidad las promesas que les hicieron Rodríguez Zapatero y Eguiguren. Dentro de esas exigencias están el acercamiento de sus presos a Vascongadas y la autodeterminación de su Euzkadi.

En la manifestación del pasado sábado, 23 de este mes de octubre, en San Sebastián, los de ETA han sido apoyados por todos los grupos independentistas vascos y catalanes -incluido el PNV-, por PODEMOS y por la UGT, que no es otra cosa que el sindicato del PSOE.

Esa manifestación ha sido la primera de las otras muchas que tienen en cartera los grupos abertzales, con Otegui a la cabeza. En todas ellas, no les quepa duda, van a estar apoyados y acompañados, unas veces en persona y siempre en esencia, por la izquierda española.

Mientras tanto, Pedro Sánchez sigue mintiendo en sede parlamentaria al decir que no acercará ni pondrá en libertad a los presos de ETA. Su tono de voz al contestar a Pablo Casado no tenía ni el más mínimo atisbo de veracidad. Ya sabemos que cuando Sánchez dice no es que sí y viceversa.

Sánchez va a aprovechar muy bien para seguir en el poder el blanqueo de la banda asesina y el indulto de Junqueras, otra cosa es que ese aprovechamiento le vaya a sentar bien al PSOE en unas próximas elecciones generales.

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Mª Isabel Gómez Oñoro