Dos fechas de marzo

Marzo nos ofrece dos fechas muy próximas entre sí y con una clara identificación de lo que representan: el 8M y el 11M. La primera evoca una celebración; y la segunda, una tragedia. El 8M, que originariamente comenzó siendo el día de la mujer trabajadora, tras perder su apellido ha ido adquiriendo tanto protagonismo que ahora se proyecta durante casi todo el mes. Pero al precio de perder también su carácter representativo de todas las mujeres y pasar a ser objeto de apropiación por el feminismo más irracional y antinatural, que fácilmente podría acabar en un futuro siendo liderado por «mujeres con pene».

Y junto a la fecha anterior tenemos la del 11M; fecha maldita y preterida desde muy altas instancias, a pesar de recordarnos el mayor y más sangriento atentado terrorista que padecimos en España (y el segundo de Europa), que cambiaría drásticamente el rumbo de nuestra política al influir decisivamente en la elecciones generales que ganaría tres días después el socialista Rodríguez Zapatero.

Que tras 19 años de aquella masacre, causante de 192 muertos y alrededor de 2.000 heridos físicos, sea una efeméride cada vez más marginada y olvidada, aunque sigamos sin conocer ni aclarar importantes sombras que lo rodearon, debería resultarnos altamente sospechoso. Y más aún, cuando, a diferencia de lo que ha sucedido con graves atentados en otros países, para los españoles supuso la espoleta de una fuerte división y enfrentamientos que desde entonces no han cesado de crecer.

PD: Cuatro años después de aquellos atentados, antes de las elecciones de 2004 y al final de una amigable entrevista de Iñaki Gabilondo al por entonces presidente Zapatero, cuando éste creía que estaban los micrófonos cerrados le confesó al periodista: «Nos conviene que haya tensión». Y en esas seguimos.




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