Carta de un español a García-Page: Hable con él

Señor García-Page: Como presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha con mayoría absoluta, como perteneciente al PSOE, como hombre que aparentemente demuestra tener sentido común, lo que le lleva en bastantes ocasiones a disentir de las decisiones y dictados de su secretario general, poco puedo decirle sobre la situación política que atraviesa España como consecuencia de los planes que Pedro Sánchez tiene para ella (quizá habría que decir: para él: Sánchez), planes que lo acusan directamente de romper la estructura de nuestro país, de borrar la Transición y la Constitución del 78, planes para amnistiar a golpistas y delincuentes, planes que estamos viendo a todas luces que premia a las minorías, a las minorías minoritarias hasta llegar a hacer un bodrio (acuérdese de los chorizos y morcillas de su tierra) incongruente, con tropezones dispares, contradictorios, enfrentados, incluso, entre ellos para impedir que prevalezca un gobierno de los adversarios que, quiera Sánchez o no, han ganado las elecciones.

Usted sabe, señor Emiliano García-Page que el país que nos vio nacer y al que le he escuchado defender muchas veces está en peligro. Quizá aún no sepamos hasta dónde puede llegar ese peligro porque el bodrio que Sánchez ha preparado no sabemos hasta dónde se atreverá. Y aquí está el peligro porque el presidente en funciones ha demostrado que no le importa que la línea roja que, cualquier gobernante de bien jamás traspasaría, él está dispuesto a franquearla. Hemos escuchado tantas veces: contra el defecto de pedir está la virtud de no dar. Sánchez ha roto este adagio tan elemental y que tanto ayuda a obrar, cuando corresponde hacerlo, con sentido común. El peligro pues no está en los que quieren destrozar España y sus instituciones sino en el que tiene en su mano impedirlo y no quiere hacerlo, dicen, que por seguir sentado en el wáter de La Moncloa para seguir limpiándose con el papel higiénico perfumado que rueda por allí.

Usted sabe de sobra todo esto. Lo que trajo Podemos –violencia y propaganda- y sus herederos, Sumar; lo que trajeron los golpistas, lo que nos han traído los herederos de ETA, lo que piden unos y otros, incluido los fugados, que parece que volverán victoriosos, sacando pecho, rociándonos a todos los que nos creemos iguales ante la ley con el hisopo del odio y la desvergüenza.  Los españoles sabemos que, a usted, don Emiliano García-Page, le chirria todo esto, que no está de acuerdo con la dirección de su partido y con su secretario general, que expresa públicamente su enfado (no sabemos si todo su enfado) como político socialista, como dirigente y como ciudadano con dos dedos de frente. 

El temor de una gran mayoría de españoles está fundamentado, además, en el alto grado de colaboración que otras instituciones del Estado están dispensando y demuestran estar dispuestas a dispensar al desvarío del traidor Sánchez (perdón, no encuentro otro calificativo más adecuado ni creo que se merezca un eufemismo): El Fiscal General del Estado, el Tribunal Constitucional, la Presidencia del Parlamento, los organismos de control político y económico (Consejo de Estado, Defensor del Pueblo, Tribunal de Cuentas, Centro de Investigaciones Sociológicas –también llamado Centro de Tezanos-, Portal de Transparencia, Consejo Económico y Social, etc), RTVE y otra prensa –progresista, dicen- a la que le gusta sazonar el bodrio de Sánchez. Podríamos seguir, usted lo sabe, don Emiliano García-Page, pero solo conseguiríamos embarrar más la situación.

El motivo de esta carta, la de un español al que unamunianamente le duele España, es concreta y simple: apelar a su sentido común que, por ostentar el cargo de presidente de la hermosa Castilla-La Mancha, se extiende también a su sentido de partido y a su sentido de estado. Si está de acuerdo –que lo está, según sus declaraciones- en la gravedad de la situación política de España, si disiente del secretario general del PSOE –es evidente que disiente- en la deriva inaceptable de sus decisiones y sus propósitos, si le importa Castilla-La Mancha –que le importa-, si, además, quiere ayudar a España a salir de este atolladero –que nos consta que quiere-, está en su mano, sí señor Emiliano García-Page, está en su mano PARAR A SÁNCHEZ y desactivar el bodrio corrupto y corrompido que amenaza la integridad y la esencia de la “Ancha es Castilla” que amamos. ¿Qué le impide hacerlo? A Nicolás Redondo le ha costado la expulsión, a Felipe González y Alfonso Guerra que les llamen desleales, ¿y qué? No hay muchas ocasiones en las que haya que apostar toda la valía personal y política, pero ésta, la deriva irresponsable de Sánchez, es una de ellas. Usted puede hacer algo para evitar que el bodrio progresista destroce España. No hace falta que sea un aval de cuatro años a Feijoo, no. Hable con él (emulando a otro castellano manchego, también llamado Pedro) y acuerden evitar esta mala hora para España, y que Feijoo sea presidente del gobierno para convocar ELECCIONES GENERALES. Es así de simple, pero así de importante. 

Ahora mismo hay dos manos decisivas para formar el gobierno de España, la de Puigdemont y la suya. Si su “mano” no actúa, lo hará la del fugado Puigdemont. Es un pulso entre la razón y la sinrazón, entre Sánchez/Puigdemont y usted. Es un pulso que puede ganar para que prevalezca la España constitucional, nuestra ansiada democracia del 78. Ha dicho algunas veces, don Emiliano García-Page, que no le temblaría el pulso para decidir algunas cuestiones importantes: esta es una de ellas. Los castellanos manchegos, los socialistas, los españoles –no todos, seguramente, claro- le estaremos agradecidos. ¿Qué le va a pasar? Que le acusen de tamayazo, de desleal. Hará un gran servicio a España, no habrá transfuguismo ni deslealtad, sino que impedirá que España quede herida de muerte. Usted lo sabe. Solo es necesario que saque su vocación de hombre de estado, sin miedo, sin proteger intereses personales o de partido. Hable con él. 




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