Sin Atarazanas

Cuando la cordura salta por la ventana, manejar argumentos intentando elevarlos a verdades incuestionables suele ser un ejercicio peligroso. Lo es. La absoluta impunidad intelectual que ese cáncer que sufrimos llamado clase política nos escupe cada día, provoca una percepción de la realidad casi siempre distorsionada. La agresión es continua, y hace que a cualquier persona que se tenga por pausada le brote la bilis cuando no la mala leche. Nos tienen cogidas las medidas perfectamente sin rubor alguno. Disponen de nuestro erario a su antojo porque España se ha convertido en el paraíso de los trileros. Aquí pongo, aquí quito, mire la bolita y… la bolita no está. Desaparece nuestro dinero como desaparece la vergüenza para engañarnos.

Ahora nos dicen que la apertura de las Atarazanas para final de 2021 “corre peligro”. Y es para sentir no ya el peligro, sino el absoluto pánico porque veo en esto una metáfora triste de lo que apuntaba al principio. ¿Cuántos amagos van? ¿Cuántos supuestos proyectos, que los sevillanos no conocemos, van? Y eso que Ayuntamiento y Junta de Andalucía anunciaron apenas hace un mes su compromiso para acelerar las obras… menudo compromiso. Me recuerda que en la Antigua Roma decían que si querías que algo no se realizase, lo mejor era nombrar una comisión. Ves las noticias anteriores que han sido publicadas referentes a esto y ahí hay más gente decidiendo y opinando que en el Rocío un lunes de Pentecostés. 

Y mientras los sevillanos, yo el primero porque paso por delante todos los días camino de mi trabajo, viendo como lo que debería ser una joya inviolable, un orgullo, parte de la historia de la que fue capital del mundo, piel de América, sufre por no poder brindar el aroma de tanta soga arrastrada desde los arenales. ¿Dónde está usted, señor Alcalde de la Muy Noble y Leal?, ¿Dónde su puñetazo en las mesas que corresponda? Porque le recuerdo que las Atarazanas están en Sevilla y usted es su alcalde. Y no me venga con que si la Comisión de Patrimonio, el Ministerio de Cultura, la Junta de Andalucía con “nosequé” observatorio, la Caixa, la Gerencia de Urbanismo, son entes de necesaria coordinación, que lo serán, pero conseguir que no sean un permanente obstáculo pasa porque el máximo responsable de la ciudad alce la voz y, sobre todo, informe a sus conciudadanos de por dónde van las gestiones y los proyectos. El desconocimiento de lo que se va a ejecutar allí es frustrante y la sospecha de que al final será un quiero y no puedo crece. 

Explique, señor Alcalde. Solo tiene que reparar en el nombre de este medio en el que escribo y sabrá lo que tiene que hacer. Sevilla Info, así de fácil. 




 

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