Aplausos para Sánchez, por favor

A Merkel la han despedido en Alemania con seis minutos de aplausos y qué sabe nadie las horas aplaudiendo que nos tiraríamos los españoles si el que se marchara fuese Pedro Sánchez.

Qué no daría yo… por empezar de nuevo y arrastrar a bofetada tiesa a aquellos terroristas infames del 11-M donde se jodió el Perú, desde la Cordillera andina hasta Gibraltar, y embebieron al país en una jerigonza de seres binaries, machirules y gilipolleces que no tiene fin y se prolonga por la cornisa de los nacionalismos con calzador con la ayuda de los rufianes de medio pelo, los errejoncitos de hacer el ridículo y los echeniquitos de la Calzá.

Han convertido España en un chiste permanente del niño de los garbanzos al que le dan ganas de largar, donde sale la ministra de Economía, con sus ojos claros del Colegio de las Irlandesas y se refiere al asalto a una comisaría de Barcelona como una manifestación tranquila, mientras la SER reutiliza el material bélico de segunda mano (o sea, la Calvo y Pablo Iglesias, con García Margallo de coartada) para continuar su guerra de guerrillas en el frente norte y en el frente sur de “Todo es Mentira” le cubre las espaldas el inefable Ábalos que viaja a paraísos fiscales con fajos de billetes de 500 pavos en el calcetín.

Ábalos era, como la mujer de Espadas, un ministro guolperfe, agarrados los dos al presupuesto y con aspecto de abrir el solitario en el ordenador y echar la mañana fuera sin pegar un palo al agua. A Espadas Cejas se le está poniendo cara de candidato pasado por agua o escalfado y hay quien dice que Susana Díaz, ‘arrecogía’ por su señorito después del chapoteo, sería la responsable de la tormenta que le ha caído encima a su sucesor. Ojalá sea cierto, porque de la ex presidenta de Triana uno espera cualquier cosa. Y no la veo conformista.

A las dos muchachas que se pasaron de frenada en una discoteca de Conil las están abandonando varias marcas que las patrocinaban y algunos dirán que es el karma, que les devuelve la vomitera y las pone chorreando; pero, desengáñense, no hay nada orientalista en semejante asunto, sino que se llama “denuncia falsa” y nada más.

Dos arpías, dos niñatas, que resultarían frívolas hasta en el “Sálvame de Luxe”, se han aprendido el jueguecito de la demagogia zurda y quisieron convertirlo en su nicho de negocio, en lo cual casi no veo diferencia alguna con las tontadas de la ministra Montero, el curriculum de Adriana Lastra o las operaciones marrulleras de Pablo Iglesias desde el 15-M. Al menos estas dos no citan a Kant sin haberlo leído ni la grandilocuencia les alcanza para nada más.

Marisú Montero y la Calviño han salido en tromba a declarar lo que ya sabíamos, porque a John Travolta sus andares le delatan y todos sabíamos que no cumpliría los objetivos de déficit comprometidos con la UE desde que lo vimos venir braceando sin la música de los Bee Gees.

Recuérdenlo conmigo… Cuando la Prensa destapó, al principio de los tiempos, que Sánchez no había sido jamás jefe de gabinete en la ONU, Sánchez lo borró y guardó silencio… Cuando la Prensa descubrió que Sánchez no había hecho nunca un máster de liderazgo público, Sánchez lo hizo desaparecer de su cv y se calló… Cuando la Prensa alumbró que nunca fue Director de Relaciones Internacionales, Sánchez lo eliminó y volvió a callarse… Cuando le acusaron de esconder la tesis porque había serias dudas, Sánchez la siguió ocultando y dijo que estaba colgada en TESEO, cosa que era mentira… Fue su error, porque cuanto más hablaba, más se hundía en el fango y aquella vez mordió el anzuelo que él mismo había envenenado. Pero la soberbia, como la jodienda, no tiene enmienda y dije que si alguna vez desenterraban el cadáver de Franco del grandilocuente Valle de los Caídos, en ese mismo sitio deberían enterrar la soberbia faraónica de Sánchez, un lugar a su medida, aunque su soberbia es de tal tamaño que seguirá pegando coletazos y resistiéndose a su propio funeral. Sólo la UE será capaz de ponerle una losa a su medida encima.

He dicho.




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