Falta poco, lo advierto, para que se prepare un discurso que llame al esfuerzo, a la valentía, al orgullo y al sacrificio de los españoles, para que dejemos de comportarnos bajo el criterio de una obediencia indigna, como haraganes y gatitos amedrentados.
Obedecemos todavía porque lo recomiendan los médicos, pero no por sumisión ni miedo al contagio invisible. Nadie crea, cuando llegue el momento, que se tratará de desobediencia a las indicaciones sanitarias, sino que queremos ayudar y sumarnos a esa tropa que ahora lucha por nosotros, abandonados por el Gobierno, como vanguardia.
Desearemos estar a las órdenes de lo que sea necesario, de limpiar espacios públicos, de ayudar en los traslados, de mantener el orden, de distribuir alimentos, cumpliendo con todas las medidas de auto protección recomendadas, pero no sentados en casa como mirones que contemplan en silencio cómo caen los valientes y nos caen las telarañas.
Si nos toca el contagio, pues que Dios reparta suerte, pero es mejor que permanecer acorralados en casa como ricos caprichosos que pagan a una hueste para que nos defienda o como los caciques de la política que nos han metido en esto con su torpe ceguera y su inescrupulosa ignorancia.
Un día, no muy lejos, la gente se echará a la calle, a la caza y captura de ese mal invisible. Lo haremos para proteger a los nuestros, para ayudar a los que ya nos protegen y para impedir que este país se derrumbe sobre nuestras cabezas con una economía ya descompuesta de la que tratan de sacar partido esos canallas que sueñan con la dictadura del miedo…, mientras las televisiones nos engañan.
No está lejos el día, lo advierto, que digamos ¡ya basta!, porque los españoles no queremos que nos roben el futuro nuestro ni el de nuestros hijos, ni que se aprovechen de la desgracia esas alimañas que mienten tanto como hablan.
Vamos a salir…, lo advierto, más pronto que tarde, para que este país de españoles se siga llamando España.
He dicho.
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2 Comments
Hay que poner un crespón negro bien grande en el balcón y no salir ya a aplaudir
Deberíamos estar de luto en vez de aplausos Crespones negro!!!
Muy de acuerdo con su propuesta, Avencia. Jamás habríamos pensado que con una ola de muertes, todo un país saliera a bailar a sus terrazas. Gracias por su opinión.