De veras que me escogorcio. Me parto de risa toa, amigos de Málaga.
Entre cachondeos con mis compadres y copas de vino de La Axarquía malagueña, me he acordado de vuestro humorista que rezumaba autenticidad, chiquito pero inmenso, como su corazón, que estará Allá Arriba, en la mismísima gloria de su madre, moviéndose tal que Robocop y haciendo que se tronchen a carcajadas los querubines del cielo. Y quiero brindarle esta historia para que con su arte de magia flamenca la haga chiste, como se merece.
Así que, parafraseando a Chiquito, aquel genial vecino vuestro de La Calzada, os pregunto directamente: ¿Te da cuen?, ¿Se están dando cuen ustedes, estimados boquerones, de que quien les promete crear la Expo en Málaga es un peaso de finstro?
Permítanme que les cuente. Que les cuen, mejor dicho. Porque una es más sevillana que la Plaza de El Salvador a las dos de la tarde y conoce de sobra al pecador de la pradera que aquí les traigo, que miente más que trepa en política y que alberga más peligro que El Dioni jugando al Monopoly.
Os aseguro que Jesús el Rico, la cofradía de vuestra ciudad que indulta a tres presos cada Semana Santa siguiendo una tradición de siglos, se lo pensaría mucho antes de concederle siquiera la libertad condicional a semejante boquera del trincamiento público por lo bajini, con chulescas maneras de señorito sevillano.
Sí, lo han acertado. Me refiero a él: Juan Espadas.
Alcalde de Sevilla, según dicen. Que hay que tener la fe de Mahoma para considerarlo como tal. O ser un pelota de coj … de narices, como los miembros de su equipo de gobierno municipal, que no se atreven a decir mi boca es mía, no vaya a ser que desaparezcan de las listas en los próximos comicios.
¿Alcalde? Hace tiempo que pegó la espantá, que en Sevilla ni está ni se le espera, dejando a la ciudad abandonada a su suerte, todo sea por tratar de hincarle el diente a la moqueta del Parlamento.
Súper héroe Espadas. Mucho más que Spiderman, Tarzán, el Corsario de Hierro, Orzowei y el Capitán Trueno juntos.
Super Espadas. Vacilando de no tener tiempo ni para hacer pipí: Alcalde de Sevilla. Y Secretario General del PSOE andaluz. Y postulándose como candidato al Parlamento de Andalucía. Y Senador. Chuleando de que aunque mucho abarca, también mucho aprieta. Lo dicho: a Superman lo deja en pañales.
Y mucho morro de Cangas del Morrazo. Que hay que tener rostro para ir acumulando cargos públicos de oca a oca y trinco porque me toca, pagados por ustedes, malaguitas lectores, y por una menda. Sin renunciar a la Alcaldía, como haría cualquier hijo de vecino con vergüenza. Y siendo, de propina, Presidente de Honor de la Fundación contra el terrorismo Jiménez Becerril, cuando su partido pacta con Bildu, los herederos de ETA. El careto más duro que los cimientos de la Catedral.
Las encuestas le señalan su naufragio municipal: si pretende repetir como primer edil hispalense el cochino le va a salir mal capado.
Porque el Partido Popular ha presentado a José Luis Sanz, un candidato de órdago, con más mili hecha en la gestión local que el Cabo Tres Forcas y con las verdades del barquero por bandera, llamando al pan pan y especie en extinción al dislate del dispalfarro en Sevilla.
De modo que a Espadas se le han puesto de corbata con nudo Wilson. En una palabra: sacohonao. Y para asegurarse el papeo, el nota ha regateado su puesto en el Senado, a modo de mercadillo de la calle Feria:
-Échate pal lao y déjame tu sitio, primo, que a cambio te enchufo a cuatro de tu cuerda como asesores en mi chabolo consistorial.
– Diez.
-Seis.
– OK. Hecho.
Soy sevillana. Sé de nuestra rivalidad histórica con Málaga. Pero nobleza obliga y no quisiera que, con el tsunami Espadas en ciernes, llegárais a encontraros como nosotros, con menos dinero que el que se está bañando y con los proyectos convertidos en sueños que sueños son.
Ya no hablo del micrófono abierto que nos hizo entrever la mala lechecilla que gastaba Espadas cuando le tocaba intervenir a una vecina en el Pleno (“a esta tendríamos que haberla matao”), y cuyas caídas harían santo al mismo Juan Antonio Marín, largando lo más grande por ese micro oculto y traidor.
Hablo de los 47 millones de euros, 47, que entraron en las arcas sevillanas provenientes de la Unión Europea. Y Espadas exultante, esto lo ha conseguido la PSOE y tal y tal. Poco después, ante la incapacidad de la administración municipal para gestionar tal pasta gansa para el tranvía, 47 millones de euros, 47, volvían a salir de nuestras arcas, con la ciudad compuesta y sin novio, para devolverlos al organismo concederte, con ese vacío que dejan los 47 amigos que se van, 47, que no me acuerdo si te he visto, abuelo Sixto.
Y ahora el miarma os viene con construir la Expo en Málaga, que ya no le cree ni el que asó la manteca, esbozando para vosotros un futuro más feo que El Fary comiendo limones, con menos porvenir que un espía sordo.
Pero jugáis con un as bajo la manga: el espíritu de vuestro inefable Conde Moor, Chiquito por más señas. A quien podéis invocar en cuanto Espadas ponga un pie en La Malagueta. Porque me consta que al igual que yo, muchos de vosotros andáis diciendo ¡no puedorr, no puedorr …!, ante la desfachatez del invasor.
Seguro que se abrirán los cielos y el cantaor de gloria gitana se os aparecerá a jaca de ese caballo que viene de Bonanza, animando al Frente Bokerón y a todo malaguita de bien, arengando a la peña para lanzarle al Espadas un torpedo a la diodenal, ¡Al ataqueeerrr! por vuestros santos Grijandemor y Gromenauer, de modo que le digáis ¡Hasta luego, Lucas! a ese finstro de bambino.
Rocío De Los Reyes Machuca