Sánchez bajo palio 

La democracia en España está bajo mínimos, ¿quién con dos dedos de frente es capaz de negar ya eso? Si alguien luchó hace más de cuarenta años por la democracia para conseguir el día en el que estamos, es que ocultamente estaba persiguiendo algo distinto a un régimen de libertades, es que se mezcló en las manifestaciones de los demócratas camuflando una larga y planeada estrategia de totalitarismo.

Lo que ha pasado en la Puerta del Sol en Madrid es como un cotillón de Nochevieja con espumosos derramándose por los suelos, mojando todos los solemnes papeles previstos. El encuentro de Sánchez con Ayuso ha sido la viva imagen de una patética puesta en escena, tan fallida como la del reloj que confundió los cuartos con las campanadas.

Y Sánchez bajo palio, llegando al histórico edificio donde en tiempos estuvieron  los calabozos. Franco otra vez superado en parafernalia. A tantas banderas de España tras de quien quiere destruirla, sólo les ha faltado el águila imperial. Y si los informativos no hubiesen repetido dóciles y serviles hasta la saciedad que se trataba de verse el presidente del Gobierno con la presidenta de la Comunidad de Madrid, podría haberse creído que en la capital se recibían al Papa o a Trump.

El final de este ridículo descomunal es Ayuso con las uvas atragantadas. Y Sánchez, muerto de risa y mentiras, espetándole en sus narices un matasuegras. 




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