Rajoy troceó a la derecha y Casado trocea ahora al Partido Popular 

Se supone que Pablo Casado llegó para renovar la imagen por los suelos del Partido Popular, como lo dejó hecho añicos un político lamentable llamado Mariano Rajoy: el que cometió tal estafa electoral que no se comprende cómo ahora sea capaz de denunciar la de Sánchez con quienes le votaron; el que inició las grandes agresiones a la democracia (leyes mordaza, de reforma procesal, criminalización de los funcionarios, debilitamiento de la clase media, 21% de IVA para los espectáculos o los peluqueros, copagos de las farmacias, etc.), salidas de su talante de suficiencia, prepotencia y dictatorial; el que impuso los grandes sacrificios y apreturas del cinturón de los españoles mientras algunos de su Gobierno tomaban café frente al Congreso  -que tiene cafetería-  en el Hotel Palace (¿cuánto cuesta un café allí?); el que provocó una sangría de votos que dejó a la derecha “troceada”, en acertada expresión de Aznar. Rajoy, desde su arrogancia y sus arrogantes ministros, nunca fue consciente de la ocasión histórica que se le había presentado, con la mayoría absoluta del Parlamento en sus manos, para haber llevado a España muy lejos en prosperidad. Pero desgraciadamente para todos carecía de la naturaleza propia de los grandes estadistas y le sobró ceguera para vislumbrar el pésimo futuro causado en la actualidad por no haber sabido aprovechar su oportunidad de lujo. De sus polvos son estos lodos. 

Pablo Casado está agravando aún más la situación insostenible de España, porque ahora lo que se trocea es el propio Partido PopularCayetana Álvarez de Toledo, que sigue considerándose por millones de personas la genuina portavoz del PP por mucho que el torpe Casado la haya apartado de sus funciones en el Congreso, lo ha dicho  -y es verdad-  sin rodeos: hay un debate en el Partido Popular sobre la actitud a tomar por cada diputado ante la moción de censura presentada por VOX contra Pedro Sánchez. Como bien ha afirmado la ex portavoz que sigue siendo considerada como tal, porque Cuca Gamarra (otra equivocación y otra equivocada como Casado) tira patrás, “la moción no tiene ninguna posibilidad aritmética de prosperar, no se juega la continuidad del Gobierno; pero la inevitable derrota numérica de la moción no es argumento suficiente para rechazarla”. 

Estas declaraciones y otras, ponen de relieve la enorme diferencia de estatura política de Cayetana Álvarez de Toledo muy por encima de Pablo Casado, que de líder no tiene más que el mero uso de esa palabra que le viene grandísima.

Casado está quemado para muchos populares: compañeros de relevancia que encomiendan el anonimato a sus confidentes  -entre ellos, algunos periodistas-; y también para su electorado en general,  que lo abandona buscando refugio en Santiago Abascal.

Pablo Casado es un híbrido de la política española justo cuando la política necesita urgentemente en España mujeres y hombres de alta definición, como Álvarez de Toledo y Abascal. Y se ha vuelto insoportable para millones ya de ex votantes que no le toleran declaraciones fraguadas y concertadas sin la más mínima habilidad para la congruencia. Por no hablar ahora del desafortunado papel de Cuca Gamarra afirmando que la moción de censura fortalece a Sánchez.

El presidente del Partido Popular es la viva imagen de los vaivenes y el despiste más absoluto del descalabro electoral que, más tarde o más temprano le espera en las próximas urnas. Si Rajoy dejó a la derecha troceada, Casado acabará por convertir al Partido Popular en carne picada, la que sólo vale para últimos aprovechamientos de socorridos y baratos platos caseros. 




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