La vida de un periódico -y más si aún es corta- nunca debe celebrarse con autocomplacencias, sino con autoexigencias. Y ese es el gran ánimo que mueve a SevillaInfo en este 12 de octubre en el que cumple tres años. Se diría que nació adornado por la simbología de la aventura descubridora que partió un día con tres naves buscando un Nuevo Mundo. Y es que nuestra empresa, como todas al comienzo, tuvo que retar un futuro incierto y sin seguridades absolutas de éxito, pero desde una iniciativa llena de la fe y de la ilusión entregada sin reservas y con una generosidad impagable por todos los que la han hecho posible esta singladura.
Desde la base de la independencia informativa -que de entrada forma parte del conjunto de nuestra denominación-, arriesgamos mucho. Primero porque toda declaración de independencia siempre se cuestiona como algo dudoso y al alcance de lo humano. La independencia es familia de la objetividad. Y segundo porque nuestra meta fue hacer no más periodismo, sino un nuevo periodismo. Estuvo claro como parte de los fundamentos de SevillaInfo que para publicar lo mismo y de igual o parecida forma que los demás, ya están los demás. Es una filosofía tan contundente que nos guía hasta el extremo de no sentirnos obligados a abarcar todo lo que sucede. Tenemos una fuerte conciencia de prensa complementaria, de apéndice de explicaciones y revelaciones liberadas de lo políticamente correcto, huída de convencionalismos hasta cuando los comunicados oficiales quieren someternos a lo convencional. Y en muchos casos podemos contar y hasta fotografiar lo que los demás cuentan y fotografían, pero de otra manera. No participamos en una competición: desempeñamos una vocación de servicio a la verdad. En absoluto pretendemos ser los primeros, pero sí los únicos. Incomparables. Con estilo original. No versionamos a nadie. Y no corremos. Nos detenemos.
Si no se persigue llenar un hueco propio y distinto, es mejor y necesariamente conveniente dejar que sólo exista lo de siempre, lo que ya había antes de nuestra aparición.
Hace ya muchos años que los periódicos no son rentables económicamente. Buscan su compensación en otros fines. No paran de despedir a gente -y muy válida- que en otros tiempos les resultaron muy necesarias. Por eso entendemos a diario que o el periodismo actual da un giro importante o está llamado notablemente a ser prescindible, en el nuevo género periodístico de la desconfianza. Será inútil incluso el recurso ahora tan en boga de suspender de pronto a los lectores, como en un fade escrito, el contenido de las noticias y los artículos que venían leyendo, condicionando el resto de la lectura a la suscripción por internet o a la compra tradicional de la edición impresa en los kioskos.
Las redes sociales han relevado en gran medida a la información de los periódicos. Es verdad que esa información no siempre procede de un mundo profesional, sino particular y profano. Es cierto que en multitud de casos es una información de meros rumores, bulos y sin contrastar. Pero también es verdad que está desenmascarando a un periodismo subvencionado y, por lo tanto, manipulado desde sectores de un poder compartido. Más que de un periodismo de manipulaciones, se trata de un grave y detestable periodismo de omisiones, voluntarias por supuesto.
Por lo demás y para concluir, a la corta edad de tres años SevillaInfo se ha visto obligado, por las circunstancias extraordinarias de una pandemia, a una madurez forzada y adelantada por los acontecimientos. En sólo casi un año le han pasado varios por encima. Y a los de por sí difíciles cometidos de la normalidad, se ha visto involucrado repentinamente en una dinámica de respuesta excepcional que lo ha convertido a la veteranía y a la celeridad digna de los miles de lectores que lo siguen en la actualidad y, precisamente, al pie del cañón de esa actualidad.