La junta de accionistas del Real Betis se inició con algo de retraso y la presencia de un 25,05% del capital social, cifra que anunció el presidente Ángel Haro pasadas las nueve y cuarto de la noche, pues algunos problemas técnicos provocaron el retraso de la misma.
No acudieron a la junta ni los representantes de Béticos por el Villamarín (Hugo Galera, Juan Salas y los herederos de Manuel Romero son los principales accionistas del grupo) ni Manuel Castaño, aunque sí estuvieron sus dos hijos con las acciones que titulan ellos a título personal, acciones que a la postre resultaron decisivas para que hubiera quórum y se aprobaran todos los puntos del orden del día.
Pese a que cerca de ese 8% del accionariado no asistió –Castaño estaba acreditado– se pudo reunir el quórum suficiente para aprobar la ampliación de capital y las reformas estatuarias, que requerían la presencia de al menos un 25% del capital (hay que tener en cuenta que el 51,36% está suspendido o en autocartera y no cuenta).
Dado que los principales ‘opositores’ al actual consejo no estaban presentes en la junta era de prever que casi todos los puntos del orden del día serían aprobados, -como así fue finalmente- tanto las cuentas de la pasada campaña, como el presupuesto de esta (de más de 87 millones), el pacto con Lopera y Oliver, las reformas estatuarias y el proceso de venta del 51,36% de las acciones que permitirá vender 36.869 acciones a 120 euros entre los béticos mediante una ampliación de capital. De no haberse logrado el 25% de quórum este punto no podría haber sido aprobado, así como las reformas estatuarias, una de las cuales permitirá votar de manera telemática a los poseedores de una sola acción, por lo que se democratizará y se atomizará al máximo el accionariado del club.
Béticos por el Villamarín y Manuel Castaño trataron de provocar con su ausencia que no se pudieran aprobar varios de estos puntos, en la creencia de que no se iba a conseguir el quórum necesario, pero finalmente se logró gracias a los pequeños accionistas béticos, que acudieron en masa o cedieron sus acciones para que fueran representadas y se pudiera dar vía libre al proceso que desembocará con la venta del 51,36% de las acciones que durante 25 años controló Lopera, que sí estuvo representado en la sala con las cerca de 900 que aún tiene a su nombre. El presidente Àngel Haro acusó al ex presidente Hugo Galera de haber estado llamando durante todo el día a accionistas para que no acudieran y calificó su comportamiento de ruin. “Ha quedado usted retratado”, dijo.
La renuncia de Béticos por el Villamarín y Manuel Castaño a la asistencia a esta junta será difícilmente entendible por la mayoría de los béticos, pues es en este foro donde deben discutirse las diferencias existentes, aunque sabedores de que iban a perder como ya hicieron el pasado mes de junio optaron por no acudir. Sin embargo, la presencia del pequeño paquete de acciones que representaban los hijos de Castaño a la postre fue clave para conseguir el quórum necesario, aunque a los pocos minutos de iniciada la junta uno de ellos abandonó la sala, si bien su presencia ya estaba contabilizada.
La junta de accionistas transcurrió como una balsa de aceite y a media noche todos los puntos del orden del día votados fueron aprobados por aplastante mayoría, con más de un 24% de porcentaje de votos a favor (un 96% de los presentes) y menos un 1% de votos en contra en casi todas las votaciones. Solo la última, la ratificación del hijo de Luis Oliver como consejero, fue ajustada. Se impuso el sí por 12,74% a un 11,01% de noes y un 1,299% de abstenciones. Con apenas 500 acciones más que hubieran votado en contra, el hijo de Oliver no habría sido ratificado. Pero ni Béticos por el Villamarín ni Castaño consideraron oportuno acudir a esta junta. La que pone fin a 25 años de loperismo y abre una nueva era en el Real Betis.