Lorenzo Serra Ferrer no pudo contener la alegría cuando Undiano Mallenco señaló el final del partido y, puños en alto, se levantó de su asiento para celebrar la sufrida victoria del Real Betis en Getafe, que le permite afrontar las ocho últimas jornadas de Liga con un calendario benévolo (solo se mide a un equipo que le aventaje en la tabla y a otros siete que le suceden) y como uno de los principales favoritos para hacerse con una plaza para competición europea la próxima temporada.
El balear, como ya hiciera en 1994 y 2004, ha vuelto para darle un giro de timón radical al Real Betis, esta vez desde la dirección deportiva. En su primera etapa, nada más llegar, lo primero que hizo fue ascender al conjunto verdiblanco del tirón: lo cogió 8º a diez puntos del lider y lo dejó segundo, a uno. A la campaña siguiente clasificó al Betis tercero, con Jaro de Zamora y triunfo en los dos derbis.
En la 2004/05, siete añós después de su marcha, logró clasificar al Real Betis cuarto -primer equipo andaluz en participar en la Liga de Campeones bajo su nueva denominación- y lo hizo campeón de la Copa del Rey.
El pasado verano, llegó de la mano de Ángel Haro y José Miguel López Catalán para enderezar la parcela deportiva de un proyecto que no arrancaba -el Betis acabó 15º la pasada Liga, con 39 puntos- y de momento el Real Betis, excelentemente conducido por Quique Setién y su cuerpo técnico, al que Serra y toda la directiva respaldaron en los momentos de apuro, marcha sexto en la jornada 30ª, la que es su mejor clasificación a estas alturas de Liga desde 2005.
Lorenzo Serra levantó sus brazos en señal de júbilo al acabar el partido de anoche -como se aprecia en la foto subida a las redes sociales por @Grada1907-, tal y como hizo en el Ramón Sánchez-Pizjuán el pasado 6 de enero, cuando tampoco pudo contener la alegría tras el 3-5 de Tello y dio un respingo en el palco.