MÁS MADERA
El derbi dejó muchas reflexiones. Ganó el Betis y su afición lo celebró por todo alto pese a que su equipo no completó un buen partido. Eran ya doce años sin ganar uno en el Villamarín y fue lógica la explosión de júbilo tras el gol de Joaquín y cuando empezó a atronar el ‘Satisfaction’ de los Rolling en el coliseo verdiblanco, donde se dieron cita más de 53.000 epectadores en una tarde calurosísima.
Vaya por delante que el Betis no hizo un buen partido, y que el del Sevilla fue bastante peor. Afrontó el choque como un equipo menor y temeroso, no dio tres pases seguidos hasta bien entrado el minuto 4 y, pese a que fue nivelando poco a poco el bochornoso porcentaje de posesión del inicio (llegó a ser solo del 13% a los 13′) echó por tierra sus opciones con la absurda expulsión que se buscó Roque Mesa. Futbolísticamente el partido dejó bastante que desear, aunque la trascendencia de estos partidos va mucho más allá que eso y a este derbi le acompañará ‘in aeternum’ la polémica por dicha acción.
La jugada ha generado mucha polémica, pero en mi opinión es bastante clara. Roque Mesa, que ya tenía tarjeta amarilla, se cruzó intencionadamente en el camino de Pau López para obstruirle y no dejarle sacar rápido, y el meta bético -que estuvo muy astuto- provocó un posterior choque que obligó al árbitro actuar. Machín, que debía haber sustituido mucho antes a Mesa, evitó hacer autocrítica por el mal partido de los suyos y optó por reclamar reiteradamente en rueda de prensa “penalti y expulsión” del meta bético, obviando que hay una obstrucción previa de su jugador, tal y como apreció el ex portero sevillista Andrés Palop, o la inmensa mayoría de los especialistas arbitrales del país. Si hay falta previa de Roque Mesa, que la hubo, por “interponerse en el avance de un adversario” -tal y como reflejó Gil Manzano en el acta y ningún recurso va a desmentir-, no puede haber penalti posterior en ningún caso. Su segunda tarjeta amarilla está bien mostrada y seguramente también debería haberla visto Pau López por su reacción, al aprovechar la imprudencia del sevillista para meterle el brazo en la cara de forma desproporcionada.
Las palabras de Machín en la rueda de prensa posterior al partido, excusando la derrota de su equipo por esa jugada, le hace perder muchos puntos a su imagen pública, tan loada recientemente, pues el soriano se mostró exactamente igual que hizo Poyet en el primer derbi de la temporada 2016/17, cuando denunció el clamoroso error de Estrada Fernández por anular un gol a Álex Alegría por un fuera de juego inexistente. A Poyet le dieron lo que no hay escrito por sus ácidas críticas los mismos que hoy pasan de puntillas por las de Machín, que además no tiene razón porque Roque Mesa está bien expulsado, al contrario que el uruguayo, al que acompañaba la razón aunque pudieran perderle las formas, que tampoco tuvo Joaquín Caparrós en su análisis postpartido, agarrándose a que el Betis no hizo nada y ganó gracias el árbitro. Autocrítica cero tras la millonada que ha gastado este verano en fichajes para que se viera en un partido tan importante a un equipo tan poco ambicioso como fue el domingo el sevillista.
La jugada que arroja más dudas del partido de ayer es el gol anulado a Canales en el minuto 38, concedido en principio por Gil Manzano y anulado al instante por su linier, al que el VAR dio la razón. En esta ocasión, sin embargo, los realizadores de la sala de videoarbitraje no trazaron la línea ni mostraron la imagen sombreada en la que se aprecie claramente la existencia de fuera de juego de Canales en el momento del primer impacto de la bota de Guardado con el balón, no en un frame posterior, que es la imagen que se mostró. Inexplicable que en esa jugada clave no se trace la línea y se muestre al espectador, pues no se disipan las dudas.
En la toma de televisión del gola anulado a Canales el balón ya ha salido de la bota de Guardado cuando se para la imagen, habría que verla en un frame anterior.